La idea de juntarlos para que se entiendan nació el mismísimo 5 de junio del 2016, día de las elecciones. Se esperaba que Keiko cumpliera con la tradición de visitar al ganador. Todo se resumió en este lacónico tuit del 28 de junio: “Saludo la proclamación del Sr. Pedro Pablo Kuczynski como Presidente de la República”.
Pasó el tiempo, se volteó esa página, y surgió, en voces aisladas, la idea de un encuentro que en otros tiempos y latitudes sería opcional, pero, con una mayoría aplastante de opositores, cobraba sentido. Sin embargo, ningún líder dio señales de querer hacerlo.
Entonces, la interpelación de Jaime Saavedra creó una tensión insostenible. Varias voces sugerían un diálogo con Keiko Fujimori para propiciar un entendimiento sin obstrucción extrema. La reacción presidencial fue desganada (tanto PPK como el primer ministro Zavala y sus voceros hablaron de diálogo con todas las fuerzas, evadiendo destacar a FP).
En medio de esa indecisión, personajes del entorno del cardenal Cipriani y a la vez simpatizantes de Keiko le propusieron al primero plantear el diálogo. Cipriani, ya contando con el sí de Keiko, llamó al presidente el 18 de diciembre, tres días después de la censura de Saavedra, y fue a buscarlo. En seguida, hizo público que ambos habían aceptado la cita y que esta se daría al día siguiente en su casa en la calle Los Nogales, en San Isidro.
—La primera cita—Keiko llegó primera el lunes 19. El presidente demoró unos minutos y, al llegar, ambos fueron invitados a rezar en la capilla. Esa imagen persiste en el recuerdo más que los breves discursos de buena voluntad que los dialogantes dieron al final.
Una fuente oficialista y otra ligada a FP confirmaron que el cardenal estuvo presente durante todo el encuentro. Al presidente se le veía un ‘file’ en la mano, pero no tomó notas. El diálogo lo empezó Keiko y el presidente tardó unos minutos en entrar en confianza. Es muy probable que la experiencia del primer diálogo, con anfitrión perenne, haya sido la principal razón del presidente de responder a Keiko Fujimori que prefería prescindir de la presencia de Luis Bedoya Reyes. Pero, ¿cómo así y por qué ha surgido este diálogo convocado por quien se esperaba fuese la convocada?
—Kenji y Alberto—El primer diálogo no creó una agenda práctica, pero sí sirvió para una distensión que conjuró censuras por unos meses y favoreció el proceso de delegación de facultades. Los apuros de Chinchero y las declaraciones inoportunas sobre el indulto a Fujimori causaron nuevas tensiones.
La distensión no la trajo un diálogo, sino conversaciones a través de intermediarios. Empresarios y ex ministros, como Martín Pérez o Roque Benavides, hicieron intentos más o menos frustrados. El entorno que impulsó el primer diálogo propuso a Ántero Flores-Aráoz como una figura que podría ser enlace de ambos bandos en el Gabinete. La idea no prosperó porque sobrevino el desastre de El Niño costero que cambió el foco de atención y provocó una recuperación de la popularidad presidencial.
Las aguas volvieron a su nivel, pero la política se agitó. La renuncia de Vizcarra conjuró su censura, pero abrió el camino para la salida, más tensa aun, de Thorne y la interpelación a Basombrío. Reapareció con fuerza el reclamo de un diálogo como iniciativa presidencial. Incluso, Mercedes Aráoz dijo que el presidente debiera conversar con Keiko. Fuentes oficialistas dicen que la vicepresidenta habló a título estrictamente personal, pues, por lo demás, ya no es parte del entorno íntimo del presidente.
Keiko ya estaba decidida a responder que sí a una invitación presidencial, pero no respondió a Aráoz y dejó que lo hicieran, en buen tono, otros fujimoristas. Al ver que la llamada de PPK tardaba y que su hermano Kenji le robaba cámaras, evaluó la audacia de tomar una iniciativa inesperada y que nadie osaría criticar.
¿Por qué le pidió a Luis Bedoya que la acompañara? Javier, su hijo, ha contado que ella lo llamó una hora antes de enviar la carta el lunes pasado. Pero no contó que, según dice una fuente fujimorista, ya lo había llamado dos días antes para agradecerle sus palabras en una entrevista de “Somos”. Es probable que en esa conversación, Bedoya también haya alentado la idea del diálogo.
Quienes sugirieron a Keiko ir acompañada por Bedoya, quizás no imaginaron que el presidente rechazaría la propuesta y preferiría un diálogo a solas. Sin embargo, ayer, a pocas horas de la reunión, ambos participantes acordaron finalmente acudir al encuentro con un acompañante por cabeza.
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