Un proyecto llamado PPK
Cada vez se vuelve más importante marcar diferencias con el resto de candidatos, ¿por qué elegir a PPK?Uno, honestidad total. Dos, experiencia. Tres, ideas muy claras sobre qué tenemos que hacer en economía y seguridad.
Usted tiene reconocimiento, dinero, ha tenido mucho poder siendo primer ministro, ¿por qué complicarse la vida como presidente?El Perú estaba a punto de dar el gran salto a la modernidad, pero nos hemos atracado, básicamente por razones económicas, lo que es mi fuerte. Yo podría decir “me voy a vivir a Máncora”. Pero ¿eso es lo que yo quiero hacer? ¿Eso es lo que el Perú quiere? Yo pienso que no. Y por eso me he sacrificado, en el sentido de meterme a esto, renunciar al pasaporte, pagar ahora un impuestazo por eso en EE.UU. Bueno, así es la vida pues. Uno no puede decir simplemente “me retiro y me voy a una playa”. ¿No?
¿No será, como dijo César Acuña refiriéndose a él mismo, que ser presidente es lo único que le falta?¡No, no, no, no! A mí me encantaría encontrar a alguien que siga nuestras ideas, que las pueda implementar y que yo no tenga que estar yendo a Palacio. Eso sería para mí la felicidad total. Pero no veo eso. Veo propuestas populistas y que nos podemos atracar nuevamente.
Parece un proyecto muy personalista. Tanto así que le puso PPK a su partido. ¿Ese es un proyecto político serio?El nombre del partido no es el que yo quería. Perú+, el nombre original, no era identificado por la gente en los focus group. Por eso se llegó a un nombre más identificable, que son mis iniciales.
¿Quiénes son las personas a las que más escucha en la campaña?Hay un grupo. Gilbert Violeta, Rospigliosi que ayuda en la estrategia de comunicación, Carlos Bruce, y escuchamos mucho a la gente de cada localidad en provincias.
¿Usted mismo diseña la estrategia?No. En la estrategia nos ayuda Mario Elgarresta [un consultor político estadounidense] y la vemos también con los dos candidatos a vicepresidentes.
¿Escoge a todos los candidatos al Congreso?No, pero yo tengo que ver la lista.
Y tiene la última palabra.Yo tengo, digamos, la última palabra sobre casi todos los candidatos porque hay unos pocos que no conozco.
Una ilusión: la segunda vuelta
¿Por qué cree que no sigue escalando en las encuestas?Es simple. Hay varios jugadores nuevos y, especialmente al principio, ellos llaman la atención por la novedad.
¿Le preocupa el crecimiento de Julio Guzmán?A mí no me preocupa el crecimiento de nadie.
Escuchamos que él lo buscó para ir juntos.No, eso no es cierto. Pero el nombre de su partido, Todos por el Perú, lo puse yo. Hace varios años ellos se llamaban Coordinadora de Independientes y les dije que con ese nombre no llegaban a ningún lado. Incluso los ayudamos a rediseñar el símbolo de la antorcha. Se parecía a un helado de D’onofrio. Ahora es un buen símbolo, pero yo prefiero el cuy.
Imagine que Keiko y Acuña pasan a segunda vuelta. ¿A quién apoyaría?Esta vez no voy a apoyar a nadie, pero yo voy a pasar a segunda vuelta.
Digamos que pasa a segunda vuelta con Keiko. ¿Por qué votar por usted?La señora Fujimori fue la primera dama de un gobierno bastante autocrático y muy cuestionado. Nosotros no cargamos con eso y tenemos, además, mucha experiencia de gobierno y experiencia internacional.
Pero si el problema de Keiko es que perteneció a un gobierno autocrático, ¿por qué la apoyó entusiastamente en la elección pasada?Bueno, yo dije que me arrepentí, pero también hay que pensar cuál era el contexto en ese momento. Se venía el chavismo al Perú y eso no era una opción. Por eso la apoyé. Hoy sería distinto.
Hablando del régimen de Fujimori, ¿lo indultaría si llegara a la presidencia?Si el Congreso lo aprueba, yo firmaría una ley que permita que personas de edad y enfermas puedan cumplir su sentencia en su casa. No vamos a indultarlo.
PPK y sus empresas
Usted contó a El Comercio que tiene acciones en una compañía en Europa, pero no las declaró ante el JNE como manda la ley.He revisado eso y en realidad no tengo acciones. Se trata de una liquidación de mis 8 años como presidente del directorio de esa compañía, la cual me van a dar en mayo, cuando se cumpla el año de mi renuncia.
Hizo un anticipo de herencia a su hija menor de edad de las acciones de su empresa Dorado Asset Management dos meses antes de iniciar la campaña. Se podría pensar que fue para poder declarar un patrimonio menor.No, no, no. Esto tiene que ver con la renuncia a mi pasaporte de Estados Unidos. El fisco norteamericano podría interpretar que hay una ganancia de capital en estas propiedades, lo cual acarrearía el pago de un impuesto muy grande. En vez de entrar a esa discusión, preferí dárselas a mi hija.
¡Despierta, economía!
¿Qué nota le pondría al gobierno de Humala?Hay cosas buenas, como el manejo económico al principio. No sé si ustedes ponen de 0 a 20 o de 0 a 10. Si es de 0 a 20, a la primera etapa le pondría 14 o 15. Pero los jalaría por hacer que se reduzca la inversión.
¿Había que incluir para crecer o crecer para incluir?¡Las dos cosas! Hay que crecer e incluir. La lucha contra la pobreza no funciona si los ingresos no crecen.
¿Cómo reactivaría la economía?El primer día de gobierno vamos a proponer al Congreso medidas que ayudarán a reactivarla. Primero, la ley de transparencia y responsabilidad fiscal limita el déficit a 1%. Tenemos reservas fiscales que son equivalentes al 18% del fisco. Hay un freno fiscal grande y el gasto de inversión pública está bajando. Vamos a promover gran inversión en infraestructura, una buena parte pública.
Segundo, vamos a eliminar trámites innecesarios. Por poner un ejemplo, hace 15 años un proyecto minero tenía 9 permisos básicos. Hoy tiene 220. El primer día vamos a presentar una lista de trabas que se deben eliminar.
¿Cómo sacaría adelante proyectos paralizados como Conga?No creo que sea fácil sacar adelante un proyecto como Conga con los precios actuales de los minerales. Más viables son proyectos como La Granja en Cajamarca, donde además hay menos tensiones sociales. Otro proyecto que puede salir es Quellaveco, donde Martín Vizcarra, mi candidato a la vicepresidencia, arregló la licencia social. Probablemente también Tía María, aunque depende de que se arregle el Valle del Tambo. Tenemos asimismo Las Bambas, que tiene una expansión al lado. Pero si no ponemos inversión social, agua potable, caminos, luz en esas zonas, los proyectos van a tener muchas dificultades.
Uno de los principales problemas de las empresas es la rigidez para contratar y despedir trabajadores. ¿Qué hacemos?El Consejo Nacional del Trabajo tiene ya opiniones consensuadas sobre este tema. Tenemos que lograr que se puedan reflejar en las decisiones del Tribunal Constitucional, que desde hace varios años hacen que las causales de reducción de fuerza de trabajo no se puedan implementar.
¿Cómo formalizamos nuestra economía?Los informales no ven qué ganan formalizándose. Ahí hay que reducir impuestos. Algunos economistas muy cotizados por aquí dicen que esto es irresponsable fiscalmente, pero yo les pregunto a ellos: ¿18% de IGV permite la formalización? La respuesta es no.
Pero paralelamente ha propuesto subir el sueldo mínimo, lo que hace más difícil formalizarse.No necesariamente, porque el sueldo mínimo se aplica a un número muy limitado de trabajadores, alrededor de un millón de una fuerza laboral de 18 millones. Según unos estudios que ha visto mi hermano, que es profesor de Economía de la Universidad de Cambridge, hay una correlación entre sueldo mínimo razonable y productividad. Si el sueldo mínimo es muy bajo, las empresas no tienen incentivos para invertir en equipos, pues tienen un bolsón de gente. Por ejemplo, en vez de darles aspiradoras, les dan escobas. Yo creo que un aumento razonable de 100 soles, que nos pone debajo del 50% del ingreso per cápita nacional, es perfectamente manejable.
Si fuese así, ¿por qué no elevarlo hasta 1.500 soles como propone Verónika Mendoza? ¿O más?Los estudios muestran que alrededor del 50% del PBI per cápita no tiene efectos nocivos. Si se acerca a la cifra del PBI, existe una literatura económica amplia que dice que sí se frena la contratación.
[Nota: El ingreso per cápita mensual es de 1.260 soles aproximadamente. Si fuese correcto lo que afirma PPK, se podría subir el salario mínimo solo hasta 630 soles sin consecuencias negativas para la formalidad y el empleo. En consecuencia, el actual salario mínimo de 750 soles habría que bajarlo, no subirlo.]
Lee la entrevista completa en la edición impresa de El Comercio.
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“El nuevo Frankenstein electoral”, la columna de Juan Paredes Castro ► https://t.co/AOaYyTzZTp pic.twitter.com/iFUiNcu6ws— Política El Comercio (@Politica_ECpe) enero 17, 2016