GERARDO CABALLERO (@gcaballeror)
Este tal vez no sea un caso de amnesia. Solo de calculada negación. El ex mandatario Alan García dijo ayer que siente tentación de volver a ceñirse la banda presidencial, que ya tuvo oportunidad de colocarse dos veces (1985-1990 y 2006-2011).
Lo de ayer fue muy parecido a sus mítines electorales de la campaña del 2006. Los recuerdo bien: El estrado alto de blanco y rojo, la pasarela, el papel picado, el vaso de cerveza en la mano y “La vida es un carnaval” de Celia Cruz a todo volumen.
“Cuando veo lo que el pueblo necesita –dijo García con la misma cadencia, con el mismo tono de voz con el que solía dar sus ‘balconazos’–, lo que el pueblo pide, no saben qué tentación tan grande tengo de volver a la lucha. No saben qué tentación tan grande tengo de subir a Rocinante y comenzar a trabajar nuevamente por los pobres del Perú”.
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Pues este Quijote de la política no siempre hizo tan evidentes sus ambiciones electorales.
En una entrevista publicada el 2 de setiembre del 2012 (es decir, hace 16 meses y medio), el líder aprista le dijo nuestra periodista Diana Seminario (@Dianasemi) que él no se encontraba preparando una nueva candidatura, sino que sus adversarios lo mantenían en la política.
“No hay que confundir política con candidatura –aseguró García–. He sido presidente dos veces, no tengo la angurria del que corre desesperadamente detrás de su primera candidatura”.
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Ciertamente García no persigue una nueva postulación con la angurria de un político novato, pero vaya que está corriendo detrás de una nueva candidatura presidencial. A su ritmo, pero está corriendo.
INHABILITACIÓNSin embargo, en este juego las ganas no son suficientes. Antes de incursionar en una nueva carrera electoral, García debe asegurarse de que, para entonces, no tenga ningún impedimento legal. Lamentablemente para él, la Megacomisión, que investiga en el Congreso los narcoindultos y otros casos de corrupción de su segundo gobierno, juega en contra de ese propósito.
En una entrevista publicada el 8 de diciembre del 2013, la periodista Mariella Balbi le preguntó si le preocupaba que lo inhabilitaran para ejercer la función pública. En su respuesta, García parecía mostrarse tranquilo y confiado:
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¿No le preocupa? Pues entonces, no se entiende cómo es que el 9 de enero último, al día siguiente de que el Poder Judicial resolviera en segunda instancia la demanda de amparo que presentó contra la megacomisión, emitió un comunicado que, bajo una interpretación legal ciertamente antojadiza, señala que el Congreso de la República no puede inhabilitar a ninguna persona, pues en el Reglamento del Congreso no se han tipificado las causales de inhabilitación:
“Finalmente, la Sala, en sus considerandos 43° y 44° de su Sentencia, recoge las resoluciones del Tribunal Constitucional y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, estableciendo que el Congreso de la República no puede inhabilitar políticamente a ninguna persona en tanto no haya tipificado previamente en su Reglamento las causales de la infracción constitucional”.
¿Y a favor de cuántas inhabilitaciones votó la bancada aprista en los últimos 14 años?
Sin duda, a este Quijote, que dice no temerle a la inhabilitación, no le faltan las ganas para cabalgar hacia Palacio de Gobierno en nombre de los más pobres. Que le traigan un Rocinante a la medida de sus pretensiones ya.