El especialista en derecho de la competencia, Alfredo Bullard, manifestó que la asociación entre el Grupo El Comercio y Epensa no afectará a la democracia y a la libertad de prensa, como sostiene el Grupo La República. Este grupo empresarial intentó en julio de este año comprar el 54% del grupo Epensa. Con esta postura crítica se intenta trasladar controversias privadas, contractuales o societarias al campo del interés público, indicó.
“Es un recurso del mal perdedor o del que quiere ganar sin recurrir al mercado”, refirió Bullard sobre las críticas de ese grupo empresarial. Asimismo, al referirse al supuesto “acaparamiento”, manifestó que ese término debe ser eliminado de la Constitución porque se usó para intentar echarle la culpa a alguien de por qué había escasez en el mercado. La palabra acaparamiento se usó mucho durante el velascato, igual como ocurre ahora en Venezuela, y es que el acaparamiento es una reacción común a una situación totalmente distinta, agregó.
Eso resulta claro en la televisión abierta y la radio, en los que acaparar el 100% del espectro impediría a terceros entrar a esos mercados. En el caso de la prensa escrita, ese tema no está para nada claro, indicó en entrevista con Correo. Más aún, con la migración de los medios al universo digital, no hay justificación para ello. En prensa escrita la entrada es libre.
“Es relativamente sencillo y barato fundar un periódico. De hecho se ve todo el tiempo; otra cosa es que no tengan éxito. Hoy día la única barrera significativa es la preferencia de los usuarios. Si la preocupación es la libertad de expresión, hay que tener en cuenta que la información es un bien con una característica particular: no tiene consumo rival”, sentenció.
También rechazó que se limite la distribución de diarios o se condicione la publicación de avisaje. Si eso se diera, los mecanismos legales para sancionarlo ya existen. Las prácticas verticales están reguladas, comentó al respecto.
Consultado sobre si un grupo de medios grandes se puede convertir en el gran elector, Bullard afirmó que no encuentro una relación entre el apoyo de la prensa a un candidato y su elección. Humala es un buen ejemplo. Eso solo ocurre cuando el Estado toma la prensa. Ese es el verdadero peligro, indicó.
El gran enemigo de la libertad de prensa nunca han sido los diarios, las radios o las televisoras privadas, siempre ha sido el Estado. Por eso es preocupante que ahora se le pida al Estado que se convierta en su defensor. Es colocar al gato de despensero, concluyó.