Primera foto. A casi un mes de asumir el cargo, la aprobación al presidente Francisco Sagasti es de 44%. El 35% lo desaprueba y un 21% no precisa su respuesta. El respaldo es solo nueve puntos porcentuales mayor al rechazo.
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Estas cifras distan bastante del punto de partida que tuvo Martín Vizcarra cuando reemplazó a Pedro Pablo Kuczynski: el 57% lo aprobó y apenas el 13% lo rechazó.
“Me preocupa para la estabilidad política del país que el presidente no supere el 50% de aprobación”, señala el politólogo Mauricio Zavaleta.
También le llama la atención la cantidad de personas que se mantienen cautas, pues es mucho más probable que ellas se desencanten por los problemas externos que tiene el Gobierno.
Una razón de estos resultados podría ser, según la politóloga Gabriela Vega, que las varias crisis que atraviesa el país hacen difícil que el Ejecutivo tenga una narrativa clara sobre lo que se quiere hacer, a diferencia de la transición de Valentín Paniagua, en la que la lucha anticorrupción era clara. Otro motivo puede ser, añade, la poca familiaridad que tiene la población con Sagasti.
La aprobación de la primera ministra, Violeta Bermúdez, está por debajo de su desaprobación. “El mayor problema de este gobierno es su déficit de capacidad política”, dice Zavaleta.