El jefe del Estado, Francisco Sagasti, está pronto a oficializar su salida este 28 de julio. En entrevista con El Comercio, descartó un eventual nuevo acercamiento activo en el Estado y admitió haber tenido los ocho meses “más intensos” de su vida laboral con el gobierno de transición. Sagasti también explicó algunos puntos sobre el trabajo que deja su gestión con respecto a la inmunización de la población frente al COVID-19.
—Si le plantearan que ocupe un cargo con una función simbólica como encargarse del proceso de vacunación o de planificación, ¿aceptaría?
Yo estoy próximo a cumplir 77 años. He entrado a la vida política activa durante 5 años desde el 2016. Tengo muchos otros proyectos de carácter intelectual, cosas que terminar y creo que es importante que otras personas tomen la posta. Yo, encantado de ayudar, estaré disponible para conversar, sugerir algunas cosas; pero asumir un cargo activo, lo veo difícil.
—Se dice que la presidencia a uno lo lleva a cumplir más años de los que realmente tiene.
Este ha sido un trabajo extremadamente intenso. He tenido en mi vida profesional momentos de mucha intensidad. En los años 70, dirigiendo un proyecto mundial con 150 investigadores, cuando ni siquiera existía Internet, en diez países del mundo y tres años para pensar la relación entre tecnología y desarrollo. Cuando me hice cargo de crear la división de planeamiento estratégico en el Banco Mundial, en esa época también fue un trabajo muy intenso. Estos meses han sido probablemente más intensos que los dos encargos anteriores que tuve y lo único que espero es, por lo menos, haber cumplido el mínimo que requería la ciudadanía que un gobierno de transición y emergencia haga en momentos tan difíciles como los que estamos viviendo.
—¿Le parece que tenga que ser una condición para retornar a las clases presenciales que todos los maestros estén vacunados?
Tenemos que tener dos cosas. Que se cumplan los protocolos establecidos, con o sin vacuna; eso es lo primero. Muy pronto vamos a tener el número suficiente de vacunas para todos los maestros; ya lo hemos anunciado. Ayer estuve en Huánuco, en una comunidad nativa y estuvimos vacunando maestros. Esto va a ser una responsabilidad del gobierno que siga. Si continúa este ritmo, quizá se pueda vacunar a toda la población mayor de 18 antes de fin de año, que fue nuestro propósito inicial.
—¿Los escándalos en torno a Sinopharm favorecieron a que ustedes se concentraran en firmar el contrato con Pfizer?
No, creo que hay un error. Estamos negociando con varios laboratorios, Pfizer, AstraZeneca, Moderna, Johnson & Johnson, Gammaleya, Sinopharm. La decisión que tomamos desde el primer momento fue negociar con todos, resguardando los intereses nacionales y viendo la manera de conseguir la mayor cantidad de vacunas lo antes posible. En algunos casos demora muchísimo. Con un laboratorio se inició a finales de noviembre y llegó un momento en que algunos funcionarios dijeron ‘hay que tirar la toalla porque no vamos a lograr nada’, y dijimos, ‘no, sigamos negociando’. Lo que nos ha permitido contar con vacunas provenientes de cinco laboratorios ha sido esa voluntad férrea de negociar con todos.
—Si bien sigue siendo cierto que la mejor vacuna es la que uno tiene en el hombro, la estrella sigue siendo Pfizer.
Mire, para nosotros una vacuna que está aprobada por la OMS y nosotros le damos un registro excepcional es una vacuna buena. Todas las vacunas son buenas. ‘Mejor o peor’ son porcentajes, opiniones de un médico u otro que no debieran tener ningún impacto en la decisión de un peruano de vacunarse.
—Una pregunta personal: ¿Se ha puesto una dosis de refuerzo de Pfizer?
No. Yo recibí las dos dosis de Sinopharm y se espera que la mayoría de vacunas tengan al menos unos nueve meses de protección, que varía de acuerdo a la constitución física. Lo que se hace normalmente a los seis o nueve meses es una prueba de anticuerpos para ver si todavía se mantiene el nivel de anticuerpos. Por eso, Pfizer y Moderna están desarrollando vacunas de refuerzo, como se hace con la gripe. Lo que se tiene que hacer en estos casos, y haré en unos meses, es una prueba de anticuerpos a ver si mi sistema inmunológico sigue trabajando bien contra el COVID-19. Si sigue funcionando, no tendré que preocuparme; si no está funcionando bien, buscaré una dosis de refuerzo.