El viernes 7 de octubre del 2016 es una fecha que Pedro Pablo Kuczynski (PPK) difícilmente recordará con alegría. Ese día, su gobierno se puso a prueba en una de sus primeras crisis. Mientras el mandatario y sus ministros se reunían en Macas con Rafael Correa en el Gabinete Binacional, en Lima su ex asesor Carlos Moreno denunciaba a los cuatro vientos que renunció por haber sido grabado en Palacio de Gobierno. Días antes, PPK había afirmado que la salida de Moreno respondía a sus apremiantes obligaciones laborales.
Esa noche, Fernando Zavala anunció que Moreno había sido denunciado por un presunto ‘negociado’ en perjuicio del Seguro Integral de Salud (SIS). PPK diría luego que fue víctima “de la corrupción de alguien que se metió en Palacio y que decía estar limpio”. Ante las críticas por la demora en hacer la denuncia, el primer ministro argumentó exigencias administrativas y legales. Pero en el mismo gobierno hubo también quienes consideraron que se tardó en reaccionar.
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Da clic a la imagen para ver la ilustración completa. (Ilustración: Víctor Aguilar)
Hasta ahora no se entiende cómo Moreno, conocido como ‘Tajadita’ en los círculos médicos, pudo llegar a ser asesor presidencial.
Un remezón previo, de menor intensidad, para el gobierno se produjo cuando Zavala tuvo que ofrecer disculpas a la presidenta del Congreso, Luz Salgado, por los dichos de PPK en una primera entrevista a un medio extranjero, respecto a que una alternativa para poder gobernar era “jalarse” a algunos legisladores de Fuerza Popular (FP). “Cuando yo digo ‘jalar’, es jalar las convicciones, no promover el transfuguismo para nada”, se retractó después el presidente.
—En jaque por el Congreso —Fuentes de la bancada oficialista comentaron a este Diario que las horas previas al voto de confianza también fueron de mucha incertidumbre. Tras la intervención del primer ministro en el hemiciclo, no hubo aplausos opositores, sino un debate con artillería pesada. Luis Galarreta, vocero de FP, insistía en que no estaban obligados a dar la investidura.
Con el transcurrir de la sesión, los naranjas condicionaron el voto a que el Ejecutivo revele en qué situación recibió la caja fiscal del humalismo, lo que terminó sucediendo. Por ello, el oficialismo anticipaba que FP les daría facultades legislativas. Eso también pasó, pero el fujimorismo convirtió el trance en un ‘flagelo’. Hizo pasar el pedido por 10 comisiones congresales, rechazó que la Unidad de Inteligencia Financiera pueda colaborar con la ONPE y el JNE y criticó el plazo de 120 días solicitado. PPK intervino diciendo que el Congreso se estaba “equivocando de enemigo”. Las facultades se dieron por 90 días.
Otra prueba de fuego para esta gestión es el conflicto en Apurímac, donde opera la mina Las Bambas, y que cobró una víctima. Aún no concluye la tregua de 45 días que se ha pedido para hallar soluciones.
—El frente interno—Al interior de su partido y bancada también ha habido problemas, y no pocos. Tras el Caso Moreno, una denuncia periodística causó la renuncia de otros dos asesores presidenciales: José Labán y Jorge Villacorta, quien –junto a Gilbert Violeta, legislador y presidente encargado de Peruanos por el Kambio– fue señalado por cobrar presuntos cupos para la lista parlamentaria.
Este hecho motivó roces entre la ministra de Justicia, Marisol Pérez Tello, y el dirigente y saliente asesor Villacorta. Ella expresó que los funcionarios involucrados en casos de corrupción se asemejan a los gorgojos del arroz y precisó que en el gobierno no se ha convocado a nadie que pudiera ser considerado como tal.
“[…] Yo le diría a la ministra del PPC que el único gorgojo que hemos encontrado pertenece a su partido, porque el señor [Carlos] Moreno es del PPC”, replicó Villacorta.
Violeta afirmaría luego de manera pública que el presidente Kuczynski había sido secuestrado por un grupo de poder, e incluso aseguró lo que hasta ahora es una versión de parte: que el mandatario le dio su respaldo. La bancada puso paños fríos a esta situación al decidir que no se investigue a su colega argumentando que su acusador se había retractado.
Las ásperas relaciones no solo existen entre los miembros del partido de gobierno y el Ejecutivo. En la propia bancada hay malestar básicamente por dos temas. El primero tiene que ver con el divorcio evidente de agendas. El presidente ha dicho que la situación con su bancada es buena, pero pueden ir mejor y que las reuniones son frecuentes. Pero desde el otro lado aseguran que “no hay coordinación ni una agenda mínima con la bancada”.
A esto se suma lo que se percibe como falta de muñeca política de algunos ministros para manejar los temas espinosos de su sector. No ha caído bien en la bancada, por ejemplo, que la titular de Salud, Patricia García, “salga a defender” a funcionarios de menor rango o que el ex viceministro fujimorista Alfredo Jalilie, sentenciado por el desvío de fondos para pagar la millonaria CTS a Vladimiro Montesinos, haya colaborado en la reestructuración del SIS.
Las idas y venidas del presidente en el tema del BCR también han mortificado. La consigna inicial era que no había problema con las candidaturas de Rafael Rey y Elmer Cuba, pero sobre la de José Chlimper “de ninguna manera”. No obstante, luego de que Carlos Bruce se manifestara en esa línea, el mandatario respondió que el dirigente de FP estaba “muy calificado” para el cargo, y después cuestionó la elección diciendo que no estaba “en la línea del Ejecutivo”.
El último miércoles, tras el Consejo de Ministros, Zavala mostró su incomodidad porque la prensa insistía en preguntar a PPK sobre el BCR. Dejó entrever que él sería el encargado de responder sobre estos temas, incluidos los entredichos con ex ministros de Humala. Veremos si ese es el rumbo en los siguientes cien días.
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