La noche del último miércoles, Ludith Orellana Rengifo eligió un hotel en la provincia de Huaral para encontrarse con sus dos hijos, a quienes no veía desde que pasó a la clandestinidad. La policía la tenía cercada hace 20 días.
Ludith o ‘Cruella de Vil’, como la llamaban los integrantes de la mafia que lideró con su hermano Rodolfo Orellana, llegó a las 8:15 p.m. al Center Hotel, en la Av. Chancay 184, en un carro de lunas polarizadas.
Junto a ella estaban el coronel (r) Luis Reyes Matos, Víctor Zavaleta Rengifo, Óscar Castillo Yáñez, y sus dos hijos, de 10 y 2 años. Todos se alojaron en las habitaciones 401, 402 y 403 del cuarto piso.
“Nunca dejó de comunicarse con su hermano. Lo hacía a través de un abogado y por correos electrónicos a Colombia”, contó a El Comercio un agente de la Dirección General de Inteligencia (Digimin). Las interceptaciones a los números telefónicos que usaba fueron decisivas para dar con su paradero.
A las 8:00 a.m. de ayer, los policías, con una orden judicial, allanaron el hotel y encontraron a Orellana en un pasadizo del mismo cuando hablaba por teléfono. No opuso resistencia y pidió que no le hicieran daño. Fue esposada y llegó a Lima en menos de tres horas. La presentaron a la prensa, pero no se defendió.
La abogada, de 44 años, fue conducida a la División de Requisitorias, en La Victoria. Luego fue auscultada en el Instituto de Medicina Legal. Comentó que estaba sufriendo de una severa bronquitis. Les dijo a los policías que estaba deprimida por sus hijos. “Quería estar con ellos en Huaral”, comentó. No tenía ni un sol en el bolsillo y ningún familiar se acercó a verla. La policía le invitó el almuerzo antes de que fuera llevada a la Sala Penal Nacional, en el Cercado de Lima.
“ELLA ES LA CLAVE”
En conferencia de prensa, el ministro del Interior, Daniel Urresti, puntualizó que la captura de Ludith Orellana era vital para que se desbarate la red criminal dedicada al lavado de activos.
“Orellana puede caer pero sin Ludith prácticamente esta mafia todavía se puede estar riendo. En este momento ellos [los miembros de la red] pueden estar preocupados por la caída de Orellana, pero ahora que saben que ha caído Ludith deben estar en pánico total. No podíamos permitir que Ludith caiga antes de [Rodolfo] Orellana sino al revés”, enfatizó Urresti.
El ministro recalcó que ella era “el brazo derecho, la parte ejecutora de esta mafia, la persona que tenía toda la red de abogados y notarios y que finalmente lograba darle legalidad a los terrenos y hacer todas las operaciones”.
Según la Fiscalía Especializada en Lavado de Activos, Ludith era la número dos de la presunta red criminal liderada por su hermano, que a través de la estafa en la compraventa de terrenos y la entrega de cartas-fianza sin el aval de la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) amasó al menos US$100 millones.
Según fuentes de El Comercio, ella ejecutaba y elaboraba, con ayuda de varios testaferros y notarios, las transferencias, la compraventa de terrenos y los laudos arbitrales con el propósito de apropiarse de los inmuebles de decenas de personas.
Las investigaciones fiscales han demostrado que está vinculada a más de 15 empresas que en su mayoría no registran trabajadores ni deudas. Sin embargo, fueron usadas para concretar transferencias bancarias por más de US$3 millones.
Al cierre de esta edición, Ludith seguía en la carceleta del Poder Judicial. Sobre ella pesa una orden de prisión preventiva de 18 meses.