Una noche de enero, un grupo vestido con túnicas, velos y sandalias se reunió en la capital de Perú para celebrar una victoria política que casi nadie anticipó.
La congregación religiosa a la que pertenecen había creado un partido político hace tres décadas sin mucho éxito. Pero ahora, súbitamente, se había convertido en una fuerza importante en el futuro Congreso nacional que juramentará en los próximos días.
Uno después del otro, doce candidatos se subieron a un estrado a agradecer al “maestro”, el presidente del partido Ezequiel Jonás Ataucusi Molina, a quien algunos veneran como un dios.
"¡En el 2021, nuestro maestro será presidente del Perú!", exclamó Esther Yovera, una candidata joven vestida con un velo oscuro, quien no alcanzó una curul.
El maestro, sin embargo, no estaba en la celebración. Ataucusi Molina ha comandado esta iglesia evangélica por dos décadas pero ha sido visto en público solo una vez. La mayoría de sus seguidores nunca ha puesto sus ojos sobre él y su rutina diaria es tan poco conocida que su hermana y algunos de sus fieles han ido a la policía a reportarlo como desaparecido.
El surgimiento de este partido teocrático, el Frente Popular Agrícola Fia del Perú (Frepap), es uno de los efectos de un nuevo colapso de los políticos tradicionales en Perú.
Mientras que grandes políticos de izquierda, centro y derecha han desfilado por la cárcel en los últimos años, ahora la tercera fuerza legislativa del país está en manos de un líder religioso que nunca ha hecho un pronunciamiento netamente político.
"Él como presidente del partido puede proponer leyes, y nosotros para eso estamos, para llevarlas a cabo", dijo a Reuters María Teresa Céspedes, vocera del Frepap y una de las 15 congresistas del partido.
Reuters buscó a Ataucusi pero no se le pudo contactar.
"Él tiene muchísimas ocupaciones, como ustedes saben", dijo Céspedes.
El Frepap hizo una campaña secular para las últimas elecciones, y promovió mejores protecciones laborales y el fin a la inmunidad de los congresistas frente a investigaciones judiciales.
Pero más de doce miembros de la iglesia contaron a Reuters que la misión del Frepap es en realidad religiosa, y recordaron que muchos de los reyes bíblicos eran políticos que mezclaban el acto de gobernar con la evangelización.
“Como políticos, nuestra misión es hacer el bien”, dijo Isaí Huanaco, quien postuló por el Frepap pero tampoco ganó una curul. “Estratégicamente, al mismo tiempo, es para mostrarle al mundo que nosotros somos un pueblo elegido”,
La congregación, llamada Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal, o Aeminpu, ha propuesto por 50 años una adherencia estricta a la Biblia con un sesgo peruano. Ellos señalan que los Incas fueron en realidad bendecidos por el dios judeocristiano.
Muchos de sus seguidores se han mudado a la selva peruana a colonizar una nueva tierra prometida - el Israel de occidente. Sus fieles son mayormente migrantes, o sus descendientes, que abandonaron el campo por la ciudad en el siglo XX.
La sorpresiva victoria del Frepap ha confundido a los académicos.
"Vamos a tener que explorarlo y estudiarlo", dijo Eduardo Dargent, profesor de Ciencia Política en la Pontificia Universidad Católica del Perú.
La religión y la política
En un cuarto turquesa envuelto por el humo del incienso, un hombre vestido en una túnica gris predica frente a un grupo de fieles en un distrito pobre de Lima.
Por fuera, la iglesia no tiene ninguna señal religiosa solo el trazo de dos pescados azules, el símbolo del Frepap.
Felipe Pumacayo, un fiel, predica mezclando la religión y la política, conjugando la Biblia con la constitución peruana.
En su diagnóstico, el Perú está lleno de corrupción e injusticia. Y para hacer justicia, dice Pumacayo, se necesita conocer la ley de dios.
“Justamente nuestros hermanos, los futuros congresistas: ¿ellos han sido llamados para qué?”, preguntó Pumacayo. “Para hacer conocer la justicia, para que haya transformación”.
Los servicios religiosos duran un día entero, desde el viernes al anochecer hasta el sábado. En el templo, los hombres se sientan a la derecha, las mujeres a la izquierda.
Todos llevan biblias para estudiar. Juntos, los fieles cantan salmos, pero al ritmo de la música "chicha" creada por migrantes andinos que se mudaron a la ciudad.
Juan Cáceres, un predicador de la Aeminpu, explicó que ellos entraron a la política para expandir la influencia de la congregación.
"La política es solo un medio masivo más, mediante la política vamos a evangelizar", dijo Cáceres.
La victoria del Frepap ha confirmado en la mente de sus fieles la idea de que son un pueblo elegido. "El maestro profetizó eso", dijo una fiel de la Aeminpu que trabaja en una tienda de túnicas.
"Dijo que el mundo vendría a buscarnos. Y mira, ahora están viniendo. ¿Y por qué fue? Por la política".
“No, por favor, no es Dios”
La Aeminpu fue creada en 1968 por Ezequiel Ataucusi Gamonal, un peruano indígena que trabajó como zapatero, y quien dijo que dios le habló en una serie de revelaciones.
Ataucusi Gamonal fue un orador nato y fundó el Frepap en 1989, a través del cual se lanzó tres veces a la presidencia. Cuando murió en el 2000, sus seguidores veneraron su cuerpo por tres días esperando su resurrección.
Fue en ese momento que el hijo, Ataucusi Molina, tomó la posta, con 28 años. En su ceremonia inaugural, habló por cuatro minutos y luego no se le volvió a ver.
El misterio alrededor del líder actual de la Aeminpu ha ayudado a imbuir su imagen con el aura de un dios, diferente al de su padre que se le reconocía como orador y profeta.
"Para ser sincero, para mí, él es dios", dijo Fredy Cabrera, un fiel que trabaja como taxista. "Yo cuando oro, oro por él".
La imagen de Ataucusi Molina como dios es polémica y rechazada especialmente por los fieles más antiguos.
“No, por favor, no es Dios”, dijo Céspedes, la vocera del Frepap. “Él es el presidente del partido”.
La congregación celebra el cumpleaños de Ataucusi Molina en la víspera de cada 22 de enero, pero él nunca ha hecho una aparición. Al final de la noche, algún líder de la iglesia siempre da una excusa para justificar su ausencia.
"La versión más común es que se está preparando, que está estudiando," dijo Carlos Ráez, un antropólogo que ha estudiado la Aeminpu.
Los que han conocido a Ataucusi Molina dicen que él es tímido y le gusta mantener un perfil bajo. Sus seguidores ven esto como una importante señal de humildad.
Raquel Ataucusi, hermana menor de Ataucusi Molina, dijo que a él le gusta manejar, especialmente camiones. Hace años que no se ven y ella lo reportó hace unas semanas como desaparecido, obligando al líder religioso a aparecer en una estación de policía.
Pero mientras la prensa lo esperaba, Ataucusi Molina salió por una puerta trasera.
Registros públicos dicen que Ataucusi Molina vive en la urbanización Las Delicias, en Chorrillos. Una tarde de febrero, una mujer respondió la puerta después de más de 10 intentos. Ataucusi Molina no se encontraba.
“No sé cuándo el señor estará de vuelta”, dijo.
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