Después de su renuncia a Fuerza Popular, el presidente de la Mesa Directiva del Congreso, Daniel Salaverry, prepara la formación de una nueva bancada. Su objetivo es que esto se concrete antes de convocar a la próxima reunión de Consejo Directivo, órgano en el que Fuerza Popular aún tiene una mayoría que le permite aprobar o bloquear iniciativas.
De concretarse este proyecto, el Parlamento pasará a estar formado por 10 fuerzas políticas, con la reciente creación de dos grupos: Cambio 21 y la Bancada Liberal.
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En la agenda del Consejo Directivo hay varias cosas en juego: la opinión consultiva de la Comisión de Constitución sobre la formación de bancadas (aprobada con votos de Fuerza Popular) y la reestructuración de los distintos órganos legislativos (el propio consejo, la Comisión Permanente y los grupos ordinarios).
Salaverry sabe que mientras más bancadas haya menor peso tendrá Fuerza Popular en las decisiones del Congreso. Pero por ahora prefiere la cautela: aún espera más renuncias de la bancada fujimorista, puesto que entre los congresistas no agrupados no ha encontrado los perfiles que busca para crear una nueva bancada, y quiere que esta tenga más de cinco miembros (el mínimo requerido).
Cuando Salaverry renunció al bloque fujimorista lo siguieron Glider Ushñahua, Rolando Reátegui, Miguel Castro y Yesenia Ponce. Con ellos alcanza para formar una bancada, pero en el entorno del presidente del Congreso no ven propicio que esta se limite a una legisladora tan cuestionada como Ponce o a parlamentarios con procesos en la fiscalía, como Reátegui o Castro. No descartan sumarlos al proyecto –al menos a estos dos últimos–, pero como parte de un grupo mayor.
Salaverry no ha descartado iniciar conversaciones con Paloma Noceda (ex Fuerza Popular) y Salvador Heresi (ex Peruanos por el Kambio). Pero su apuesta mayor está en convocar a los legisladores descontentos en Fuerza Popular que están con un pie afuera de esa bancada. Entre estos figuran, por ejemplo, Elard Melgar (distanciado del CEN fujimorista), Dalmiro Palomino (quien evalúa su renuncia), Yeni Vilcatoma (vicepresidenta del Parlamento), Percy Alcalá (titular de la Comisión de Presupuesto que visitó Palacio de Gobierno junto a Salaverry) y un relegado Israel Lazo, quien acaba de renunciar.
“Considero que no he tenido el respaldo político para brindar el apoyo necesario que este sector cafetalero requiere, pues habiendo presentado varias propuestas de ley a su favor, no han sido tramitadas”, dice el legislador de Junín en una carta enviada al vocero de la bancada, Carlos Tubino.
Palomino aún evalúa su renuncia, pues estaba a la espera de visitar a Keiko Fujimori en prisión para conversar sobre su situación. “A estas alturas no hemos cumplido con las grandes reformas que prometió Keiko Fujimori en la campaña del 2016. Tiene que haber oxigenación con nuevos actores, todos los que están al frente de la conducción no tienen visión. Debe haber una reestructuración de todos, incluidos los voceros”, dijo a El Comercio.
— La pugna continúa —Palomino y Lazo son parte del grupo de legisladores del interior del país descontentos con el manejo de la bancada desde la cúpula que lideran Luis Galarreta y Rosa Bartra. Este grupo consideró que con Carlos Tubino –a quienes ellos propusieron en la vocería– cambiaría el tono de confrontación pero, según diversas fuentes, ahora creen que este se asimiló a la cúpula.
Además de estos dos grupos dentro de la bancada, en Fuerza Popular hay un tercer conjunto de representantes que se mueven según sus propios intereses. En el caso de Vilcatoma, su molestia viene por la permanencia de Letona en la bancada pese a que esta ya presentó su renuncia.
La cúpula fujimorista ha intentado que la vicepresidenta de la Mesa Directiva retire la denuncia que interpuso contra Letona en la bancada, pero ella no ha dado su brazo a torcer y ahora es ella quien piensa en renunciar.
Pero este grupo que toma decisiones tiene sus propios problemas: ha perdido peso y, por eso, considera clave mantener a Letona, pues –según fuentes de este Diario– la ex vocera encabeza un grupo de hasta cinco legisladores.
La última derrota de la cúpula fue en la votación donde se impuso la postura de los congresistas del interior del país para retirar la moción de censura contra Salaverry.
En aquella votación, Alejandra Aramayo, Cecilia Chacón y Rosa Bartra –todas del segmento que lidera la bancada– votaron en contra de retirar la censura. Bartra es su carta para buscar, en julio, la presidencia del Congreso por cuarto año consecutivo en este período.
—Sumas y restas —La cúpula de Fuerza Popular tiene 10 integrantes, los representantes de provincias descontentos llegan a 15, mientras que los 30 restantes son una incógnita. Aunque dentro de este último grupo la cúpula considera que ya tiene asegurado el apoyo de unos 20, a quienes les han pedido defender mediáticamente la posición del partido.
En los próximos días deberá definirse si hay más renuncias y si se crea la nueva bancada impulsada por Salaverry. A estas alturas, no puede perder más escaños: sufrió 23 renuncias, aunque la cifra se ha reducido a 18 debido a que Vilcatoma regresó, recuperó tres curules con la suspensión de Kenji Fujimori, Bienvenido Ramírez y Guillermo Bocángel, y aún no se concreta la salida de Úrsula Letona.
En 12 regiones del país, Fuerza Popular perdió a su congresista con mayor votación en el 2016 [ver infografía]. En Amazonas quedó sin representantes y en otras siete regiones perdió la mitad de sus representantes. A esto se suma que las zonas donde ha cedido representación congresal fueron los bastiones de Keiko Fujimori en el 2016. Y ahí está la clave: esto puede jugar contra sus aspiraciones al 2021.