Fue jugador de capitanía. Lo hizo en Alianza Lima, lo hizo en la selección y lo hizo en el Cruz Azul, donde incluso levantó la copa de la liga mexicana por última vez para los cementeros. Juan Máximo Reynoso asume la dirección del Cruz Azul, para tratar de lograr ahora como entrenador lo que ya logró como zaguero central en aquellos años 90.
La Máquina -así les llaman- tiene ocho títulos de Liga, el último de ellos en el Invierno 97, con el ‘Cabezón’ llevando el brazalete. También se llevaron el primer lugar de la liga en 1968-69, México 1970, 1971-72, 1972-73, 1973-74, 1978-79 y 1979-80.
PARA SUSCRIPTORES: Juan Reynoso: el sueño del Cruz Azul y el “tema pendiente” con un grande del Perú
Si es destacable la llegada de Pedro Aquino al América tras su exitoso paso por León, en el caso de Reynoso es más o menos igual, porque Cruz Azul es otro de los grandes de México. De hecho, es el cuadro de ese país que más cerca estuvo de ganar la Copa Libertadores, al perder por penales con Boca Juniors en el 2001. Que no sea campeón de liga desde hace tantos años es una deuda pendiente y muy recordado en el comentario de sus hinchas.
Al Cabezón esta medalla no llega de la nada. Lo cierto es que -ya de terno y sin cortos- Reynoso construyó una carrera lenta pero meritoria en México. Entre el 2005 y 2006 fue asistente de Raúl Arias en Necaxa. Luego de su etapa peruana en Bolo, ‘U’, Aurich, Cristal y Melgar, donde acumuló cinco títulos (uno con los tacneños, tres con los characatos y uno con los cremas) volvió a México para ser asistente de “Ojitos” Enrique Meza en Puebla, y posteriormente tomó la ropa de técnico en solitario. En ese sentido, fue como técnico de Puebla que alcanzó a puntear la liga en algún pasaje y proyectó al delantero Santiago Ormeño, nieto de Walter, como opción para la selección peruana.
Con la fama de buen técnico ganada y sonando bastante como posible reemplazo de Ricardo Gareca si este deja la selección peruana, toma este gran paso en Cruz Azul. Los cementeros no salen campeones hace mucho tiempo y apelan a “un hombre de la casa” para volver a ser. Trabajador y metódico, Reynoso se ganó la chance con creces.