Probamos a la renovada Ford Escape, una SUV que nos dio una gran sorpresa por su buena factura mecánica, agradable conducción y notable orientación al confort. La parte frontal luce un parachoques con grandes entradas de aire que aunque no tengan características funcionales, le dan una apariencia muy agresiva y hasta deportiva. Los faros delanteros ahora son estilizados y alargados, tipo ojos de águila, que están muy de moda en la industria. Una de las mayores sorpresas de la Ford Escape está bajo el capot. La versión que probamos –junto con otras tres disponibles en nuestro mercado- está equipada con un motor de 1,6 litros, turbocargado, con inyección directa, que desarrolla nada despreciables 178 HP de potencia y 25,3 kg.m de torque. El modelo que probamos (SE 4WD, el segundo en nivel de equipamiento) lleva caja de cambios automática de seis velocidades con tracción integral permanente. La suspensión delantera es independiente tipo McPherson, mientras que la posterior es multilink, de paralelogramos deformables. El sistema de frenos es de discos en las cuatro ruedas y está equipada con asistencias electrónicas tipo ABS y distribución de frenado, además de control de tracción y estabilidad. También con relación a la seguridad, lleva un paquete completo de airbags, que incluyen frontales, laterales y tipo cortina. El test completo de la Ford Escape lo puede encontrar en la edición N° 550.