“Descansar en paz”: el talento de un elenco salvando un guion con final predecible

Minutos antes de las ocho de la mañana del 18 de julio de 1994, un atentado terrorista estremeció el local de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) ubicado en la ciudad de Buenos Aires. Ochenta y cinco personas perdieron la vida a consecuencia del ataque y hasta hoy, casi tres décadas después, la sola mención de lo ocurrido sigue generando un intenso debate en dicho país. El mencionado suceso funciona como una especie de catalizador en la trama de “Descansar en paz”, el nuevo thriller del director Sebastián Borensztein que acaba de estrenarse en Netflix.

Basada en la novela del mismo título que el escritor Martín Baintrub publicara en 2018, “Descansar en paz” cuenta la historia de Sergio Dayán (Joaquín Furriel), un empresario y padre de familia que no encuentra la forma de sacarse la soga de deudas que parece a punto de ahorcarlo. En la Argentina de 1994 muchas cosas eran distintas a las de hoy salvo, al parecer, la crisis.

La sensación de asfixia no se da únicamente en su empresa. Pasa lo mismo en la calle, cuando intenta pagar con su tarjeta y se la rechazan, también cuando –en pleno almuerzo familiar—su cuñado le exige pagarle “el dinero que le dio” para un negocio. Es más, ni siquiera en su casa Sergio tiene paz: a su hija le han llamado la atención en la escuela porque golpeó a una compañera que le dijo “que su papá es un estafador”.

Uno de los primeros aciertos del thriller de Borensztein es precisamente ese, dejar clara la sensación de ‘atrapado sin salida’ que enfrenta nuestro protagonista. La actuación de Furriel –de quien ya hay buenas referencias por su trabajo en películas como “El Patrón” o “El hijo”—transmite la ansiedad ante un problema sin ningún tipo de solución aparente. Pero Furriel no está solo. Porque lo mejor de esta película de Netflix es el tridente que junto a él conforman Griselda Siciliani y Gabriel Goity.

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La primera hace el papel de Estela, dentista, esposa de Sergio y madre de familia que va evolucionando interpretativamente conforme el guion se trastoca. Primero es una mujer algo materialista, preocupada por darle gustos a sus hijos. Luego se convierte en una esposa indignada ante la revelación de la crisis económica que afronta su hogar. Finalmente, se adapta a una nueva relación con el personaje menos esperado, pues su prioridad parece ser darle calma a su hogar.

Junto a Furriel y Siciliani está ese ícono del cine y la TV argentina llamado Gabriel ‘Puma’ Goity (en el rol del financista Hugo Brenner). De este actor podríamos enumerar una larga lista de apariciones, pero tal vez la que más llamó la atención en el último tiempo –si de streaming hablamos—sea su rol de ‘villano’ en “El encargado”, la exitosa serie de Star Plus donde el viejo portero de un edificio bonaerense (Guillermo Francella) hace todo lo inimaginable para mantener su empleo ante la arremetida de la “modernidad”, representada por el ya mencionado Goity.

Furriel transmite ansiedad ante la crisis, Siciliani se transforma conforme avanza el guion y Goity no necesita más que algunos momentos para impregnarlo todo de realismo. Como dueño de una financiera, tiene contra la pared al protagonista de la película, hasta que de pronto ocurre el atentado con el que empezamos esta nota. Aquí comienza otra película.

“Descansar en paz” propone un pacto con la verosimilitud que tal vez solo podría funcionar en su tiempo histórico: 1994. A consecuencia del atentado en la AMIA, Sergio decide “desaparecer”. Tal vez así los problemas podrían dejar de rondar a su hogar. Entonces, mientras él huye –en la época donde los smartphones no existían, y menos los GPS—la incidencia de su rol va menguando. El camino inversamente proporcional ocurre con Estela, quien ahora tomará las riendas del hogar.

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Aquí los atributos de Siciliani salen a la luz poco a poco. Hasta que llega el momento de conocer a Brenner. El vínculo que inicialmente luce frío, se refuerza poco a poco mientras, a miles de kilómetros de distancia, Sergio trabaja en algo inimaginable y se rodea de gente que jamás pensó conocer. Los detalles aquí tal vez resulten menores porque, ciertamente, estamos en una película de a tres. Ningún secundario o extra (hijos, amigas, familiares o amantes) tiene el peso suficiente para arrebatarle algo de protagonismo al tridente ya mencionado.

La capacidad interpretativa de Siciliani, Goity y ahora en menor medida Furriel es acompañada por otros elementos que destacan en la cinta, como su ambientación muy de los noventas, con vestimentas muy formales, automóviles más ‘aparatosos’ y locaciones de diseño bastante sobrio.

Llegado el momento de hablar sobre las flaquezas de este thriller, lo que salta a la vista aquí es su guion, en donde muchas cosas parecen siempre sumar 2+2. Porque si alguien que no ha perdido la memoria se aleja de sus seres queridos, lo más lógico es que con el paso del tiempo los recuerde. Tampoco es nada sorprendente que en algún momento busque contactarlos, tentado de la posibilidad de un reencuentro o tal vez para advertirles algo.

“Descansar en paz” juega con esa posibilidad y entonces hemos vuelto al inicio. Todos juntos, pero con Brenner en el medio. Totalmente olvidadas quedaron las deudas y las preocupaciones. Si en los primeros dos tercios del filme tuvimos un thriller ambicioso, ahora presenciamos algo parecido a un drama sentimental/afectivo, más jalado por los celos de un marido que extraña a su exmujer.

Como género, el thriller no es nada nuevo en el cine argentino. Ni siquiera lo es en el streaming. Solo el año pasado se estrenó “La extorsión”, una cinta en la que Guillermo Francella interpreta a un experimentado piloto de avión que, para ocultar que viaja alterando sus permisos médicos, se sumerge en una sinuosa ‘colaboración’ con una mafia internacional, la cual lo extorsiona vuelo tras vuelo, sin que su mujer (Carolina/Andrea Frigerio) llegue a darse cuenta de lo que ocurre.

“Descansar en paz” comparte ciertas fortalezas con “La extorsión”. Por lo menos en su primera parte, la nueva película de Netflix destila esa ansiedad propia de los momentos límite. No obstante, el filme protagonizado por Francella en 2023 está respaldado por un guion ciertamente más solvente que el de Borensztein que, aunque muy marcado por el tridente virtuoso de protagonistas que posee, parece conformarse con seguir un trayecto sin grandes sorpresas ni sobresaltos.