La quinta temporada de “El marginal” ya está disponible en Netflix y con esto el cierre de la historia de Pastor (Juan Minujín) Diosito (Nicolás Furtado) y Mario Borges (Claudio Rissi) los presos de Puente Viejo, se concreta. La sensación, al ver los seis capítulos que conforman este desenlace es variopinta. Hay emoción, nostalgia, pero también algo de decepción.
Comencemos por hablar de lo bueno. La quinta temporada, a diferencia de su antecesora, desde nuestro punto de vista la menos lograda por haber sido más que nada un puente para el desenlace, sí que transmite y nos remonta a la esencia de los tiempos en San Onofre. Aquella en la que la patota original hacía malos tratos con Antín (Gerardo Romano) y le hacía la vida imposible a la Sub 21 y a un Pastor que nunca se dejaba ‘pisar el poncho’.
Han pasado tres años desde la fuga de Pastor y Diosito. El primero volvió a la cárcel, perdió a Emma, escribió un libro en el que relata la realidad carcelaria desde su propia experiencia y el segundo, supo vivir en libertad amparándose en otra identidad y en sus mañas “tumberas”.
La trama actual nos presenta a un Pastor resignado a vivir en prisión, pero que pelea con el sistema para que este le permita cuidar a su hijo, quien tras la muerte de Emma y de su madre biológica, está a punto de ser trasladado a un instituto de menores. Sin embargo, nada que venga de la “justicia” parece sonreírle al expolicía por una razón que él la describe así en su libro: “Somos monstruos irrecuperables”.
Otro punto positivo de “El marginal 5″ es el regreso de Luna Lunatti (Maite Lanata) quien atrás dejó su comportamiento de niña engreída para, desde su papel de abogada, luchar por las buenas causas. Es bueno verla ofreciéndole la ayuda que nadie le da, a Pastor; y es correcto también estar ante una adulta descubriendo el corrupto juego que tenía el juez Lunatti con Antín y los hermanos Borges.
“La prisión está en la mente”
Si hay que destacar también en esta última etapa de “El marginal” es la evolución que han tenido los personajes originales. Así como hablamos del crecimiento de Luna, Pastor y los hermanos Borges ya no son los mismos de los primeros episodios de la ficción argentina.
El expolicía, como dijimos líneas arriba, trata de hacer las cosas bien pero ya escapa de él, que el sistema le de una nueva oportunidad. En cuanto a Mario Borges, a estas alturas de la historia, se hace tan evidente que el hombre está viejo y cansado, lo que nos hace intuir con seguridad que su muerte está cerca.
El crecimiento de Diosito, por otro lado, ya se había visto reflejado en la cuarta temporada. Este no es más el chico tonto que le hacía caso ciegamente a su idolatrado hermano sino alguien que busca una oportunidad de vida en una libertad aunque sea temporal.
No podemos dejar de mencionar a César, el líder de la corajuda ‘Sub-21′. Este personaje también ha sufrido una transformación desde sus inicios. “Pasa que estoy cansado, cansado que me forreen”, le dice el personaje interpretado por Abel Ayala a Pastor durante una charla en la que el ex policía le pide que deje de poner el pecho por el resto y que piense en su futuro.
Ahora pasemos a los puntos flojos de la quinta temporada de “El marginal”. Creemos que se ha perdido la sorpresa y los giros de tuerca que sí te hacían emocionar en las primeras tres entregas. Y en varios puntos de la historia actual, lo predecible se hace evidente. Un ejemplo de ello, lo es el anunciado final de Borges, el brutal final de Bryan desde que se habla tanto del futuro que le espera al joven fuera de prisión o del justo reconocimiento que seguramente tendrá Pastor tras rescatar a la jueza María Virginia Piñeyro (María Leal) en el motín del capítulo final.
No podemos dejar de mencionar a Diosito en libertad. Por un lado, la serie trata, a través de Pastor, de explicar la problemática del sistema penitenciario, justificando muchas de las conductas de algunos internos y por otro lado, vemos al personaje interpretado por Nicolás Furtado, trabajando en base a estafas, vivezas y engaños. El único punto de quiebre de este siendo libre fue el haber descubierto que tenía un hijo de tres años pero el resultado positivo que pudo haberle provocado este hallazgo se trunca cuando este es nuevamente apresado. Hubiera sido interesante verlo madurar realmente desde antes.
Y si líneas arriba hablamos del crecimiento de algunos personajes, es preciso hablar de ‘Colombia’ (Daniel Pacheco Bautista). Quizás este es el único personaje de la banda de Borges que no ha mostrado un real crecimiento. En la cuarta temporada, apenas pudimos conocer algo de su familia colombiana y si nos dejó algo claro es su fidelidad a Mario. Más que eso, nada.
Por otro lado, ver nuevamente en jaque a Antín por una mujer que no es es de su misma calaña no es lo mismo pero se parece a la relación de tensión que ya tuvo en anteriores temporadas el corrupto director. Y usar un motín que desemboque en el gran final, es también un recurso que funcionó en su momento pero que ya no provoca la misma reacción. Además, esa trama de Bardo (Ariel Staltari) liderando el mencionado último motín, venía siendo cantada desde el principio. Nuevamente, lo predecible.
Un tema que no podemos dejar de comentar en este apartado es la historia del cura de Puente Viejo. En la cuarta temporada, una escena entre el religioso y el ex director Benito Galván (Rodolfo Ranni) daba a entender que el pasado del sacerdote podía ser tan sucio como lo fue el del fallecido funcionario. Sin embargo, en esta quinta temporada, apenas se le ve.
Finalmente, la última escena. Esa que se lleva a Mario Borges y nos muestra a Diosito destrozado por dentro.
“El destino es un espacio abierto y para llenarlo como se debe, hay que pelear a brazo partido contra el quieto mundo de la muerte, contra la obediencia y contra las putas prohibiciones. Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo contra toda evidencia que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos pero no estamos terminados”, se le escucha decir a Pastor en off, mientras Diosito asienta ante César, ahora líder de Puente Viejo, para que este acabe con su vida.
Los Borges se han ido y César se ha cobrado la venganza que tanto quería.
PD. De el fantasma de Diosito y el baile de los queridos hermanos no diremos nada. Te invitamos a que veas con tus propios ojos este ‘fanservice’ en Netflix.
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