Si ya era difícil sumarse al elenco de la segunda temporada en una serie que fue un éxito en su estreno (“The White Lotus”), imagínense cómo se complican las cosas si tu rol era acompañar a la gran protagonista de esa continuación (Jennifer Coolidge como Tanya McQuoid-Hunt). Sin embargo, Haley Lu Richardson no le huyó al reto y se puso en la piel de Portia, la asistente de esa millonaria despistada con ganas de vivir la vida en plenitud bajo el intenso sol de Sicilia, en Italia.
El guion escrito por Mike White no era precisamente lo más generoso con Haley, porque Portia era una asistente de perfil bajo, preocupada por mantener su empleo y temerosa de la mirada de Greg Hunt (Jon Gries), el aprovechado esposo de su jefa. Aunque nada de esto evitó que, en las muchas veces que Tanya quiso estar a solas con sus ‘nuevos amigos’ europeos, la joven trabajadora también pueda –a su manera—vivir a plenitud, bajo el sol, frente al mar, y bien acompañada.
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Tal vez el trabajo de Haley no quedó impregnado en la memoria de la gran mayoría de los seguidores de “The White Lotus”, pero sirve como referencia para aquellos que se han topado con el flamante estreno mundial de Netflix: “La probabilidad estadística del amor a primera vista”. Se trata de una comedia romántica que adapta el bestseller del mismo nombre escrito por la estadounidense Jennifer E. Smith en 2011.
Dirigida por Vanessa Caswill, esta cinta de hora y media de duración cuenta la historia de Hadley Sullivan (Haley Lu Richardson) y Oliver Jones (Ben Hardy), ambos estudiantes universitarios, la primera estadounidense y el segundo británico, que, tras coincidir en un viaje rumbo de Nueva York a Londres, terminan enamorándose dejando atrás cualquier diferencia que la vida les haya impuesto.
“La probabilidad estadística del amor a primera vista” es narrada por una especie de ‘hada madrina’ o ‘cupido del siglo XXI’ quien, además, mediante señales y acciones, busca dejar en claro que “el destino sólo puede serlo si nosotros decidimos que así lo queremos”. En esa línea, Si bien hay un golpe de suerte cuando en un inicio Hadley pierde su vuelo y debe tomar otro, donde terminaría conociendo al veinteañero estudiante de Yale, todo lo demás dependerá única y exclusivamente de la decisión que cada uno tome siguiendo lo que le dicte su corazón.
La película de Vanessa Caswill tiene, fundamentalmente, tres escenarios claros. El primero es el aeropuerto JFK y el avión, donde ambos se conocen, congenian y sostienen un flirteo que no destaca precisamente por su originalidad. Ella, temerosa de los viajes, toma la mano de él al momento del despegue. Él, quiere acercarse a besarla afuera de los baños, pero al final alguien los interrumpe. Ese ida y vuelta, aunque cursi, permite mantener la expectativa sobre lo que vendrá.
Cuando el viaje ha terminado (no diremos aquí el motivo por el que ella y él han ido a Reino Unido), pasamos a un segundo y tercer escenario, en el que Hadley y Oliver tendrán a sus seres queridos siempre cerca. Antes de arribar cada uno a su respectivo destino, por supuesto, tendremos una especie de city tour involuntario, en el que las tomas aéreas, los sitios turísticos, los automóviles con timón a la derecha, y las luces a todo color, serán el denominador común. Un recurso que sirve como un respiro para una historia presentada casi siempre de forma lineal.
Hay un elemento que resulta indesligable a la cinta de Caswill. Más allá del título, la voz que narra la historia (perteneciente a Jameela Jamil) se ha tomado en serio lo de los cálculos. En noventa minutos de argumento, tendremos más de una docena de estimaciones que vaya uno a saber qué estudio las fundamenta. Si usted desea comprobar qué porcentaje de parejas (que terminan casadas) se conoce en un aeropuerto antes de un viaje, es libre de acudir a Google. Pero la historia irá tan rápido que seguramente le será difícil hacer ambas cosas sin tropezar en el intento.
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Enumerar comedias románticas con esencia juvenil puede resultar un ejercicio fácil, pero cuando se exige ejemplos que hayan trascendido la barrera del tiempo, el número rápidamente desciende. Flotando sobre la superficie bien podrían quedar casos como “A todos los chicos con los que me enamoré” o, sin lugar a dudas, “Bajo la misma estrella”, una historia en la que los protagonistas atraviesan con la misma pasión el amor, pero también el dolor de vivir en carne propia una dura enfermedad.
Aunque Haley Lu Richardson es convincente siendo una estudiante despistada que se ilusiona rápidamente con el amor de su vida, y Ben Hardy calza correctamente en el rol de matemático que siempre recurre a las probabilidades, da la impresión de que todo alrededor suyo es poco ambicioso, a diferencia de la adaptación cinematográfica del también bestseller escrito por John Green. Y no es que la historia de reciente estreno en Netflix no cuente con las herramientas para pretender más.
Basta con mirar a los seres queridos de Hadley y Oliver para encontrar posibilidades. En algún momento de la historia, decepcionada porque pareciera que su ilusión romántica se apaga, la joven estudiante es rescatada por su padre (Andrew Sullivan/Rob Delaney). Allí ambos conversan y ella le confiesa que nunca estuvo de acuerdo con que este se haya divorciado de su mamá. Al preguntarle por qué se separó, él responde: “En algún momento del camino ambos dejamos de trabajar en la relación (…) el amor es mucho trabajo”.
En el mismo sentido, cuando Oliver parece tirar la toalla, abrumado por los múltiples pensamientos que ocupan su cabeza, es también su padre (Val Jones/Dexter Fletcher) quien lo salva y, en una conversación que parece una isla, Val le dice: “¿Hubiera hecho algo diferente si hubiera sabido al conocer a tu madre que le iba a dar cáncer y que iba a morirse? ¡No!”.
BALANCE DE “LA PROBABILIDAD ESTADÍSTICA DEL AMOR A PRIMERA VISTA”
Valiéndonos de solo estos instantes en 90 minutos de historia queda claro que en “La probabilidad estadística del amor a primera vista” sí hay materia, pero lamentablemente es poca. Porque si una película no es solo el qué sino también el cómo se cuenta, Hadley y Oliver daban para mucho más que un ‘hada madrina’ apareciendo y desapareciendo mientras repite estadísticas sin cesar.
LA PROBABILIDAD ESTADÍSTICA DEL AMOR A PRIMERA VISTA/NETFLIX
Sinopsis: En un vuelo a Londres, dos desconocidos forman un vínculo, pero la mala suerte termina separándolos. Una reunión parece imposible..., pero el amor no conoce de barreras.
Directora: Vanessa Caswill
Elenco: Haley Lu Richardson, Ben Hardy, Rob Delaney, Sally Phillips, Katrina Nare
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