En por lo menos uno de los comentarios correspondientes a las dos temporadas previas de “Only Murders in the Building” mencionamos un detalle que resulta inocultable, pero que a la vez todos dejamos pasar por ese acuerdo tácito en pro de la verosimilitud de una historia: dentro del Arconia, aquel lujoso condominio ubicado en Nueva York donde viven nuestros protagonistas Mabel (Selena Gómez), Charles (Steve Martin) y Oliver (Martin Short), y donde a su vez ocurrieron los crímenes de las temporadas previas, no hay cámaras de seguridad. Y si las hay, están dañadas, en una zona indebida, o a nadie le interesa recurrir a ellas para descifrar qué podría haber detrás de tan misteriosas desapariciones.
Superado este pequeño gran detalle, la serie sobre tres vecinos que, en medio de sus grandes diferencias de personalidad e intereses, se convierten en una especie de amigos detectives (artesanales, aunque efectivos) para liderar un Podcast sobre crímenes reales (tan de moda seguramente en Estados Unidos, pero aún no en Perú), tuvo un gran estreno y una divertida segunda temporada. La magia de esos inicios radicaba, principalmente, en la torpeza e inocencia con la que una chica de veintitantos y dos adultos que podrían incluso ser sus abuelos, descifraban pistas, sospechaban de todos y, por supuesto, se equivocaban lanzando teorías criminales.
MIRA: Hasta 57% de dscto. en lo mejor del entretenimiento. Conoce todas las promociones aquí
Ser testigos de esa especie de curso intensivo que transformaría a nuestros protagonistas de simples curiosos en especialistas en resolver crímenes fue muy bien adornado por una serie de factores que hicieron de “Only Murders in the Building”, una de las grandes sorpresas televisivas surgidas en el último tiempo. La lista de añadidos que brindaban algo más de peso a la historia en sí, tiene que ver con, por ejemplo, el propio drama personal que Mabel, Charles y Oliver enfrentaban en su día a día. La primera, una joven que vive sola en la Gran Manzana. El segundo, un veterano de las sitcoms que nunca pudo lograr ‘reengancharse’ con la pantalla chica. Y el tercero, un casi retirado director de teatro que, además, en el camino descubre que su único hijo –un veterinario de pocas palabras-- en realidad no era suyo.
Al misterio de resolver crímenes y el drama personal de los protagonistas, “Only Murders in the Building” le sumaba una conjunción de elementos técnicos y artísticos indudablemente solventes. La música de fondo nos transportaba con la misma facilidad a momentos tensos que a felices. La escenografía era convincente al interior del Arconia en la primera temporada, aunque tampoco falló cuando –ya en la segunda—tocó abrirse a exteriores. El elenco de personajes secundarios parecía siempre un conjunto de piezas de un gran rompecabezas: viejas chismosas, fans inesperados, porteros temerosos, y hasta policías cascarrabias. Hasta aquí, todo parecía lo más cercano a una armonía.
Estas fortalezas, sumadas al innegable talento de Steve Martin y Martin Short, y al empuje que le ponía Selena Gómez, desató críticas positivas en la prensa, reseñas elogiosas en revistas, nominaciones y también premios. Aunque nada de esto quitase que, al final de la segunda temporada, una duda razonable empezó a proyectarse sobre la pantalla del televisor: ¿hasta dónde podrá ir esta historia? ¿De qué manera continuar algo sin tornarlo repetitivo?
Tal vez la gran chance de responder estas interrogantes era la tercera temporada. Estrenada el ocho de agosto pasado, esta nueva entrega de “Only Murders in the Building” levantó expectativa porque semanas antes del estreno ya sabíamos que dos grandes actores aparecerían en pantalla: la ganadora del Oscar, Meryl Streep, y el cotizado protagonista de “Ant Man”, Paul Rudd. Aunque ya habíamos visto en las temporadas previas a personajes famosos (Tina Fey como la Podcaster Cinda Canning o el cantante Sting interpretándose así mismo), es la primera vez que las figuras se sumaban para ser personajes de vital importancia.
MIRA: Conciertos, obras de teatro, circos, cine y más con hasta 50% de dscto. Descubre tus promos
La nueva temporada de la serie de Star Plus comienza con la consecución del gran sueño de Oliver Putnam: volver dirigir a lo grande, en Broadway. En dicho propósito, el personaje interpretado por Martin Short tuvo que seleccionar un elenco después de mucho tiempo. Y más allá de convocar a conocidos como el propio Charles Haden Savage, el director tiene como sus dos grandes apuestas, en primer lugar, a Ben Glenroy (Paul Rudd), un veterano actor de series policiacas que, ni siquiera en el ocaso de su carrera, ha dejado de ser el cretino de siempre. Y, en segundo lugar, a Loretta Durkin (Meryl Streep), una talentosa, aunque complicada actriz que protagonizará no solo una fuerte rivalidad con Ben, sino además un sinuoso romance con el mismo Oliver.
Rápidamente en el primer episodio, Ben muere “dos veces”. A unos segundos de levantarse el telón de la obra donde él tiene el protagónico, cae desplomado y sangrante sobre el escenario. Y aunque –un par de horas después—aparece en la fiesta del estreno diciendo “que en realidad estuvo muerto solo una hora”, pasaron apenas unos minutos para que caiga desplomado sobre el techo de un ascensor, ante la atenta mirada de nuestros protagonistas, y de la vecina renegona Uma Heller (Jackie Hoffman). La pregunta clave, entonces, queda rápidamente a la vista de los televidentes. Si todos detestan a Ben Glenroy, ¿quién pudo haberlo asesinado?
Queda claro que ni Streep ni el propio Rudd necesitan presentación. Su suma en la presente temporada de “Only Murders in the Building” se entiende desde el intento por “sacar” la trama del Arconia. En esa línea, aunque seguiremos viendo a Oliver, Charles y Mabel tachando posibles responsables en la pizarrita ubicada al interior de sus casas, gran parte de la historia tendrá otra locación: el teatro, con todo lo que esto conlleva (camerinos, butacas, escaleras, boleterías, etc.). No estamos, sin embargo, ante el único cambio de la serie que produce John Hoffman. Varias de las fortalezas que identificamos en las temporadas uno y dos han desaparecido o se han atenuado al máximo. Por ejemplo, la torpeza de nuestros protagonistas en su camino hacia la verdad se ha transformado en un nivel de experiencia atribuible a un conspicuo detective privado. Y aunque Mabel es la más joven y veloz de los tres, hoy no es más una adolescente que se maravilla descubriendo pistas, sino algo muy parecido a una experta en Podcasts criminales. Ha mutado.
Incluso si la confección del mismo Podcast –episodio tras episodio—nos capturaba en las etapas iniciales, hoy apenas podemos ver un par de micrófonos a lo largo de los 10 episodios de la tercera temporada. No hay más ensayos ni errores. Tampoco alusiones a los seguidores que se van ganando si las cosas van bien, o a la popularidad perdida si dejas de subir contenido. Entonces, el Podcast parece haber quedado como un elemento ‘accesorio’ que más bien acompaña una historia de misterio: el crimen de Ben Glenroy a manos de cualquiera de sus compañeros.
Nada de lo dicho líneas arriba tiene que ver con la intención de desaparecer el elemento que significa el Podcast en esta historia. Si quisieran hacerlo, Tina Fey no hubiera reaparecido como Cinda Canning en esta temporada. Pero dejando de lado esta herramienta, la presente temporada de “Only Murders in the Building” también tiene una serie de elementos dispersos que vistos en conjunto generan cierta confusión. Basta con pensar, por ejemplo, en Joy (Andrea Martin), la vieja maquilladora que enamoró y se enamoró de Charles en sus épocas de “Brazzos”. Si al final de la temporada pasada parecía que nuestro protagonista lograba encajar una relación estable, a lo largo de estos nuevos episodios, el vínculo con Joy es tan sinuoso como inexplicable: se necesitan, no se soportan, se quieren casar, terminan, ¿vuelven? Se separan, ¿regresan? Aunque quizás todo esto pueda atribuirse a la incapacidad que tienen nuestros protagonistas para establecer relaciones duraderas y estables. Pasó con Mabel en las temporadas 1 y 2, y ha pasado en esta tercera con Oliver junto a Loretta Durkin.
Finalmente, y aunque ni Streep ni Rudd requieren presentación, toca desarrollar qué y cómo lo hacen dentro de una serie ya consolidada como esta. La primera interpreta a una experimentada actriz que, sin mayores éxitos en agenda, direcciona sus energías a quizás el mayor propósito de etapa madura: develarle a un hombre (Dickie Glenroy /Jeremy Shamos) que ella es su verdadera madre. En lo interpretativo, Streep denota solvencia al reflejar el dolor de una madre que esconde una gran tristeza. La misma capacidad queda meridianamente clara cuando debe ponerse al frente del escenario e interpretar conmovedoras melodías sobre maternidad y amor filial.
El mismo camino podríamos decir que sigue Rudd, quien ostenta una larga carrera artística, aunque muchos en el último tiempo tal vez lo vinculen más con el humor de su faceta en el Universo Marvel. El nacido en New Jersey encarna con acierto a un artista con dos dimensiones: la de un cretino que, víctima de su ego, maltrata al que se le ponga al frente, y la de un hombre que, ahogado en su soledad, es superado plenamente por la depresión. En ambas caras de la moneda, Rudd es convincente, generando tirria primero y empatía después. Siempre con igual intensidad.
Aunque las interpretaciones de Streep y Rudd no dejan dudas, tal vez la sensación de deuda viene en su inserción a una trama que, a diferencia de las presentadas en las temporadas previas, parece algo desordenada y, a ratos, carente de la frescura y naturalidad de los inicios. Tal vez sea solo cuestión de esperar a que los guionistas lo hagan mejor en la ya confirmada cuarta temporada.
ONLY MURDERS IN THE BUILDING/STAR PLUS
Elenco: Martin Short, Meryl Streep, Steve Martin, Selena Gomez, Paul Rudd
Sinopsis: Mabel, Oliver y Charles intentarán descubrir al responsable de la muerte de Ben (Paul Rudd), el protagonista de la nueva obra de teatro de Oliver Putnam.
Calificación: 3 estrellas de 5
TE PUEDE INTERESAR
- “A quien solía conocer”: una comedia romántica que rompe el molde y sacude tu idea del amor | RESEÑA
- “Casando a mi ex”: una floja comedia romántica que podría contarse en un tuit | RESEÑA
- “Gunther, el perro millonario”: un pastor alemán que expone lo más extravagante de los humanos | RESEÑA
- “Una cita casi perfecta”: Kaley Cuoco avasalla a Pete Davidson en una confusa comedia romántica | RESEÑA
- “La plataforma” en Prime Video: una serie de ciencia ficción tan ambiciosa como confusa | RESEÑA