En el documental “Transhood”, la identidad de género no es un tema para discutir solo con los adultos, sino también con niños. Son cuatro historias de menores que enfrentan a la sociedad cuando emprenden el viaje más importante de su vida al revelar que son personas transgénero, mientras sus familias luchan por comprenderlos y protegerlos del juicio social y político. Sumado a eso, en esta película (ya disponible en HBO Max), el talento en el montaje y la dedicación de Sharon Liese como directora encaminaron la duda sobre la apariencia del ser: ¿cuánto se puede estar seguro (o segura) del género que les asignaron al nacer?
Las cuatro historias de niños y niñas transgénero en Estados Unidos en este documental estrenado el 12 de noviembre en la plataforma de streaming HBO Max (antes HBO Go) enseñan desde el estilo verité —las imágenes por sí solas muestran en acciones naturales más de lo que cuenta la voz en off— el talante de las familias para apoyar a unos niños que quieren vivir plenamente sus identidades en una sociedad que no se los permite.
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El primer personaje en escena es Every, una niña trans que fue la portada de National Geographic en enero del 2017 y decidió ser activista por los derechos de las personas transgénero a los siete años. Sigue Phoenix, un pequeño que decide expresar socialmente su deseo por encontrarse con su género femenino a los cuatro años. Y Jay y Leena, dos adolescentes de 12 y 15 años que anhelan llevar una vida sin sentirse rechazados por sus decisiones.
Algunas personas podrían creer que estos casos de niños y adolescentes transgénero son aislados, que son solo unos dos o tres, pero en realidad hay decenas de grupos que los acompañan, buscando crear un espacio seguro para lo que Liese llama gender journey o viaje de encuentro con el género, algo que puede suceder en la edad más temprana. La Red de Educación de Gays, Lesbianas y Heterosexuales (GLSEN, por sus siglas en inglés) es una de las organizaciones en las que Jay y Leena mostraron su apoyo al terminar la filmación y entender el valor del activismo en la comunidad LGBTQ.
Sharon Liese, que vive en el estado de Kansas muy cerca de la casa de los jóvenes a quienes acompañó en su crecimiento filmándolos durante 6 años (2014-2019), redescubre cosas que creía arraigadas a su manera de vivir en cada uno de los proyectos documentales que realiza, tal como sucedió en esta película estrenada en el Festival AFI Docs en junio de 2020, y sus otras producciones The Gnomist (CNN Films) y Pink Collar Crimes (CBS).
Hoy ella no deja de agradecer a las cuatro familias que participaron en “Transhood” por permitirle abrir las puertas de sus hogares, y aunque satisfactoria, también reconoce lo difícil que puede ser su tarea como documentalista.
- ¿Cuán duro fue rodar “Transhood”, un documental relacionado con un tipo de discriminación social?
Fue un verdadero reto filmar algo tan íntimo. Tuvimos que trabajar en ganarnos la confianza de las familias y de los niños. Ellos estaban seguros de que sus historias serían contadas con precisión, honestidad y autenticidad. Eso es muy difícil. Y lo es, porque, debido a la empatía del cineasta, sientes cómo ellos pasan por cosas y cómo se vuelven realidad. Porque mostramos mucha alegría en su vida, pero también la innecesaria tristeza y lucha al no ser aceptados. La película solo es una fracción de la experiencia que yo atestigüé. ¡Oh, fueron tantas experiencias! Literalmente tuve que cortar una película completa de cada uno de los personajes. Sí, había una gran línea narrativa con Jay, sus deportes y la escuela. Tuve que cortar toda esa parte, porque no grabamos en la escuela, pero él llegaba y hablaba con su madre sobre el equipo de natación y de fútbol americano. Me acerqué mucho, los conocí. Conocí sus desafíos y sueños. Y hasta ahora soy muy cercana a ellos. No es solo una relación en donde entras y luego sales. Se vuelve de larga vida. ¡Ellos hoy lo están haciendo muy bien! Jay está yendo a la escuela y quiere ser un enfermero. Desde el documental ha tenido dos diferentes enamoradas, y con una de ellas está teniendo una feliz relación ahora. Siempre postea fotos con ella. Leena está trabajando con cosméticos y realmente disfruta de lo que vive, se ve genial y todo parece irle genial. Me encontré con ella hace aproximadamente un mes. Phoenix sigue viviendo como un niño con sus padres. Y Every ha crecido muchísimo y está entrando en la adolescencia, es muy enérgica.
- Es una probabilidad que el documentalista comience a rodar sin saber nada sobre los sentimientos de los protagonistas, ¿cómo llevaste este proceso?
Fue definitivamente una evolución para mí. Creo que hay muchas cosas que yo creía saber y otras que no sabía, pero también aprendí la importancia de ser una aliada (de la comunidad LGBTQ). Eso es interesante, porque, en realidad, mis hijos son cisgénero (identificados con el sexo con el que fuimos asignados al nacer), al igual que yo. Así que fui con la perspectiva de una persona aliada que no ha vivido la experiencia del encuentro de una persona trans. Y lo reconozco. Y también reconozco que hay un gran poder al ser una aliada. Entonces, mi esperanza para la película siempre ha sido crear empatía para que la gente, tanto como yo, pueda entender que, en primer lugar, no deben temer; en segundo, ver que, como Every dice, “solo son personas”. Hay muchos conceptos erróneos sobre el tema. Llegar a comprender en un nivel tan profundo… hay muchos matices entre la aceptación y la compresión y va más allá de ser tolerante y curioso. Hay una gran diferencia. Cuando miras, sabes que no quieres ser simplemente curioso. Realmente tuve que preguntarme a mí misma en el camino si tenía curiosidad o si estaba siendo un narrador a conciencia. Con suerte, la película hablará por estas personas.
- Una reseña de Variety sobre el documental dice: “Todo parece bien intencionado, pero ‘Transhood’ cuestiona tácitamente la línea entre el activismo y la explotación, especialmente cuando la portada de la revista (de National Geographic) de Avery desencadena una siniestra cascada de abusos en línea”. ¿Qué no vimos en la película sobre el caso Every?
Lo que el storyline de Every nos permite explorar es un arrepentimiento mediático. Y nosotros tuvimos muchísimas conversaciones con Debie (su mamá) y Every sobre su decisión temprana de ser activista. Cuando ella tenía siete, realmente quería cambiar el mundo. Sentía que era su misión: salir y cambiar el mundo. Que ella era transgénero y estaba orgullosa, y la gente lo iba a entender. Y sus padres siguieron su deseo. Pensaron que era importante que ella mostrara libremente su aceptación, dejándola hacer lo que ella deseaba, como una respuesta de amor de ellos. En el camino, los padres aprendieron que Every iba cambiando su forma de pensar y que ya no quería más ser activista.
Debie y Tom, sus padres, ya estaban afuera, en el ojo público, tratando de ser defensores y de hacer del mundo un lugar más seguro para su hija. Entonces, eso se volvió una fuente de tensión real en la parte más interna de ellos. Pero en un inicio nadie pensó que Every iba a explotar con la atención de los medios, solamente seguían su mayor deseo. Entonces dijeron: “¡Ok, Every ya no quiere hacer esto más, tenemos que dar un giro!” Y lo hicieron. Retrocedieron totalmente, la escucharon y la respetaron.
- El documental empieza mostrando actitudes entusiastas en los personajes. Every quiere dar a conocer su historia. Leena tiene un enamorado adolescente y quiere ser modelo. Phoenix a sus 4 años ya decidió que se identifica como niña. Pero hacia el final, todos ven obstáculos que ponen en juego su encuentro con su género. ¿Qué hubiera hecho si alguno desistía de contar su historia?
Cuando haces un documental por tanto tiempo, realmente tienes la esperanza de que tus personajes no vengan y te digan: “yo no quiero ser más parte de este documental”. Y tras llevar el filme por cinco años fue muy arriesgado. Es diferente a un reality show, porque estos niños realmente no quieren fama. Al contrario, ellos estaban reacios a estar frente a la cámara y un poco intimidados de que su historia iba a estar en el mundo, pero dieron un giro sabiendo que su relato podía ayudar a otra persona. Es algo que tenían en común todos y agradezco que hayan dado el salto entendiendo que su historia tendría un impacto. El documental se trata en gran parte de ganarse la confianza y creo que me la he ganado cada vez que filmaba con ellos. No podría olvidarlo. Ya han pasado siete meses y ellos siguen recibiendo mensajes de personas, desde la mejor parte, comentarios positivos que los empoderan. Pero, claro, a decir verdad, yo había empezado a filmar con cinco niños y luego de dos meses, más o menos, un niño decidió que no quería formar parte de la grabación. Así que, sí, dejamos a alguien en el inicio del proceso.
- El leitmotiv del documental, más que aceptar al niño o niña transgénero, parece dejar fluir a todos los niños con su identidad y a la vez no encasillarlos. ¿Es así, o en todo caso cómo explicas el argumento?
Mi esperanza es que la gente… (silencio) Muchas personas no han conocido, a pleno conocimiento, a alguien que sea transgénero y, cuando tú no conoces a alguien y no sabes nada de esa persona, creo que es una especie de transfobia extraña que vive y crece, porque la gente teme sin si quiera conocer. Una de las cosas que yo quise enseñar en el documental es que el público sienta que conoce a una persona transgénero. Y estos niños son tan desenvueltos e increíblemente divertidos de apreciar que son una excelente representación. Y pueden resolver la duda de quiénes podrían ser los niños y niñas transgénero. Además, filmar a cada uno por separado fue importante, porque no todos los procesos de gender journeys son iguales. Quiero que la gente entienda y vea que cada viaje transgénero es distinto. No es monolítico.
- ¿Cómo pasa este argumento sobre el campo de las niñas transgénero en específico, por ejemplo?
Conté una historia de 96 minutos de cuatro niños y niñas, y cuatro familias. No pude entrar en temas de interseccionalidad, lo cual realmente habría sido un factor importante. Ser transgénero es solo un nivel de discriminación, ser mujer es otro nivel de discriminación y luego, entrando al tema del personaje de Jay, ser mexicano… Por otro lado, si comparamos a Every con Leena: las dos son gender journeys completamente diferentes, que pueden explicar el género y su complejidad. Cada persona tiene su propia visión de lo que el género es. Para Leena ser mujer significa… bueno, su cabello tiene que ver con eso, está tan a la moda, es tan deslumbrante y, como dijiste, se relaciona con la imagen estereotipada de lo que es una mujer hermosa. Todas sus pasiones son la moda, el cabello y el maquillaje, y cosas que típicamente lo asociamos con la mujer. Pero, en Every, aunque todavía la podemos identificar como femenina, no hay una visión atractiva y de las pasiones de un estereotipo femenino. En realidad, a Every le importa poco estar a la moda. Ella está más con los videojuegos y en algunos deportes. Entonces el retrato de lo femenino es diferente con Every, pero ella sabe que es mujer. Y eso puede convertirse en algo muy confuso para las personas. Porque, se preguntarán los padres, si Every quería hacer todas estas cosas, ¿por qué no solo se identificó como un chico? Y ese es un punto clave: no se trata de eso. Se trata de lo que ella siente sobre su cuerpo y lo que siente dentro de ella misma, no de si a ella le gustan las muñecas o los carros.
- Para ti, ¿qué significa ser mujer?
(Abre sus ojos y sonríe) Eso es muy interesante, nadie me lo había preguntado. Supongo que puedo responder diciendo que hacer esta película me ha hecho cuestionar si estoy segura de que soy una mujer, porque tú preguntas y aprendes sobre cuestiones de género. E imagino si habría sido apoyada de haber tenido un gender journey cuando era niña. Cuando era joven, ¿habría sido apoyada por mis padres y mi comunidad si hubiera tenido un viaje como ese? Y regresando a la pregunta. Sí, yo me identifico como mujer, y sí fui asignada también como una niña cuando nací, lo cual me hace cisgénero, pero… yo creo… que la definición de mujer para mí está evolucionando, ya que me encuentro en el viaje con estos niños. Es decir, si antes de realizar el documental tenía una concepción clara y corta sobre ser una mujer, ahora esta mirada se expande y está relacionada con muchos otros aspectos.
- La gente olvida que las personas transgénero, todas las que conocemos por la televisión o de forma directa, han sido niños o niñas en algún momento. ¿Qué tan difícil fue para los protagonistas lidiar con este tema ante la crítica?
Es tan, tan difícil. Ellos pueden ser rechazados y eso es muy difícil de atestiguarlo. Siendo madre de tres, pude relatar qué pasaba con las familias. Me sirvió para no juzgarlos y entender que es un gran reto, como para cualquier padre, pues los niños no vienen con un manual de instrucciones. Muchos padres no han tenido la experiencia de cuestionar su identidad de género y fue la primera vez para ellos. Puede haber muchos problemas cuando los padres se encuentran con cosas que no habían experimentado en sus vidas. Problemas con relaciones sociales y drogas en la escuela son cosas que un padre puede contar porque lo ha vivido, pero contar un encuentro con la identidad de género no es necesariamente algo que todos hayan experimentado. Entonces, es una lucha para ellos. Muchos estaban afligidos o confundidos, sabes… La única constante era que prevalecía el amor por sus hijos.
- La película transcurre durante el tiempo de transición de Barack Obama a Donald Trump, ¿cuán difícil fue para el equipo y los personajes vivir ese cambio de Gobierno?
Hubo muchísimos cambios entre 2017 y 2018. Solo para dar contexto. Una de las razones por las que yo empecé a filmar fue porque, durante la Administración Obama hubo progreso en términos de igualdad de género y legislación al respecto, y cuidado de la salud para las personas trans. Fue increíble. Creíamos: el mundo ya está, ya está listo, listo para aprender más sobre los encuentros de identidad. Pero, después de un año y medio de empezar a filmar, tuvimos un estallido. Trump fue elegido y empezó a actuar como dijo que lo haría. Todo se volvió tremendamente aterrador. Se propusieron legislaciones donde era ilegal para doctores prescribir los bloqueadores hormonales o cualquier cosa que fuera atención médica de género para niños. Puedes ver en la película que Jay estaba considerando entrar al Ejército y luego dijo: “no puedo hacerlo ahora mismo”. Vivir en un país que no lo reconocerá y defender así ese país sería una locura. Hay temor para las personas transgénero en general, pero es increíble, realmente aterrador cuando eres un niño y todo es confuso. Y luego están los padres realmente asustados por lo que podría ser tu futuro. He escuchado a padres pensar en llevarse a sus hijos a vivir a otro país. Tan solo la idea de no tener la atención médica que necesitaba era devastadora para estos niños y la familia. Afortunadamente a los niños del documental no les pasó mucho, porque no todos tomaban hormonas secundarias, pero si lo hubieran hecho no se sentirían confiados con su cuerpo y con lo que ellos quieren. Este problema solo fue relevante para Jay y Lenna, porque Every y Phoenix eran más jóvenes y su transición es más social. Cada encuentro de identidad es distinto. En su caso, era más de su aspecto y cómo se les ve el cabello, etc. Pero los adolescentes estuvieron bien, porque en Kansas no se cambiaron las leyes como en otros estados. Fue especialmente difícil para la madre de Jay pagar la testosterona y los bloqueadores hormonales. Era muy estresante para ella, por lo que tenía que pedir dinero prestado. Fueron tantas las cosas que sucedieron y todavía hay mucho trabajo que se tiene que hacer en el país para progresar en este tema.
LA FICHA:
Sinopsis: Filmado durante más de cinco años en la ciudad de Kansas, este documental sigue a cuatro niños transgénero, a partir de los 4, 9, 12 y 15 años, mientras se acercan o pasan por la adolescencia. La película explora cómo las familias luchan, se transforman y, a veces, encuentran un propósito inesperado en sus identidades como familias transgénero.
Género: documental, películas LGBTQ+
Director: Sharon Liese
Año: 2020.
Disponible en: HBO Max.
Duración: 1 hora y 36 minutos.
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