Nunca es bueno para una película que se hable más de sus detalles externos que de su guion o del desempeño de su elenco. Acaba de pasar con “Tu casa o la mía”, la nueva comedia romántica que protagonizan Reese Witherspoon y Ashton Kutcher en Netflix. Y es que, ni siquiera se había estrenado el filme dirigido por Aline Brosh McKenna y ya teníamos decenas de titulares cuestionando por qué durante la alfombra roja los actores posaron tan “separados” y con gesto adusto, cuando en un evento de ese tipo la norma indica que todo debe ser risas y abrazos.
Kutcher se ha esmerado en aclarar que no hay rencillas con Witherspoon. Para el actor de 45 años, los medios no se sienten nunca satisfechos. “Si la abrazaba, iban a decir que teníamos un romance. Si me ponía la mano en los bolsillos, dirían que estamos peleados. Vamos, ¡somos grandes amigos! Estuvimos tomándonos fotos 20 minutos. Si en todo ese tiempo alguno de ustedes no pone cara de incómodo, entonces es mejor que yo”, se quejó.
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Ahora, ¿si hoy todavía seguimos hablando sobre esa alfombra roja es porque estamos frente a una mala película? A continuación, comentaremos algunas de las razones que convierten a esta comedia romántica en, tal vez, la gran decepción de la temporada de San Valentín 2023.
En casi 110 minutos de duración, “Tu casa o la mía” nos presenta a Debbie (Reese Witherspoon) y Peter (Ashton Kutcher), dos viejos amigos que en el año 2003 (sí, así de denoscriptiva es la película) tuvieron una especie de ‘choque y fuga’. De ese encuentro, dos décadas después (2023) solo parece quedar la amistad. En esos veinte años transcurridos cada uno hizo su vida a kilómetros de distancia. Ella se convirtió en una madre de un adolescente (Jack/Wesley Kimmel) en Los Ángeles y él en un adinerado consultor que vive –de pareja en pareja—en un condominio en Nueva York.
Si algo busca dejar claro la propuesta de Aline Brosh McKenna es que Debbie y Peter se volvieron amigos inseparables. Entonces, ni ella ni él dejan de contarse absolutamente todo lo que les ocurre a diario. En esta inicial descripción de los personajes (y de su vínculo) dos abruptos sucesos nos anticipan cambios: él acaba de ser abandonado por una mujer que no soporta el todavía no ser ‘formalizada’, y ella se apresta a viajar a Nueva York para rendir una prueba de especialización profesional.
Sería difícil establecer un punto exacto desde el que los hechos en esta comedia romántica nos parecen ligeros. Él despierta con una mujer y a los dos minutos esta lo deja. Ella tiene lista una niñera para Jack y esta de pronto cancela por un tema personal. Entonces, el consultor se ofrece a viajar a Los Ángeles para cuidar al hijo de su amiga. Así pues, volteas a ver tu celular, y de pronto Peter ya está entrando a la casa de Debbie para hacer las veces de ‘niñero’ por siete días.
Otro detalle que salta rápidamente a la vista es la variedad de personajes secundarios que aportan poco o nada al filme. El más notorio es Zen (Steve Zahn), vecino de Debbie que hace las veces de ‘jardinero Zen’ en 2/3 de la película para recién en la última etapa revelar que se siente atraído por ella. La develación resulta absurda no solo porque todos ya hemos sido testigos de que Debbie lo mira como si fuera una planta más de su jardín, sino fundamentalmente porque no aporta nada si es que la intención era presentarnos un ‘obstáculo’ para la posible relación de ella con Peter. En sí, el perfil del personaje interpretado por Zahn parece más acorde a una comedia de Adam Sandler.
En la misma línea podemos encontrar a Minka (Zoe Chao), una exnovia de Peter que de la nada irrumpe semidesnuda en su casa mientras Debbie está alojada ahí y termina haciendo las veces de su consejera, aunque sin mucho éxito, claro. Luego está Theo Martin (Jesse Williams), un prestigioso editor de libros que parece 2% interesado en libros (“Mi asistenta leyó el manuscrito y me dijo que era bueno”) y 98% interesado en dormir con Debbie. Por otro lado, y tal vez en una situación distinta se encuentra Alicia (Tig Notaro), vieja amiga de Peter y Debbie que más que aconsejarlos, escucha y cada cierto tiempo lanza una perspicaz opinión. Sin tanto arreglo y color como pasó con los actores previamente descritos, este se sostiene por sí mismo.
Cuando líneas arriba hablamos del humor mencionamos al desteñido vecino Zen. Pero este no es para nada el único intento fallido por hacernos reír. Peter y Debbie corren muchas veces la misma suerte. El personaje interpretado por Kutcher parece a ratos una especie de Kelso (el joven que interpretaba en That 70′s Show), pero atado de manos y hablando en voz baja. Tal vez cuando interactúa con Jack vemos algunos de sus mejores momentos, pero pronto todo vuelve a la normalidad.
Del lado de Debbie el problema es más evidente. La esencia de su personaje, una mujer ordenada, estricta y sobre protectora de su único hijo, se va desvaneciendo conforme pasan los días y, entre coqueteos con el editor, clases a las que ni siquiera presta atención o exámenes para los que jamás estudió, se termina convirtiendo otro personaje, uno que más bien nos hace cuestionar si una ganadora del Oscar como Reese Witherspoon viene escogiendo correctamente sus proyectos.
Siguiendo lo absolutamente previsible, Peter y Jack logran una química formidable (aunque solo hay un abrazo en toda la cinta) durante siete días, Debbie se percata de que no siente nada por el apuesto editor, etc. En sí, (casi) todo en “Tu casa o la mía” sigue el camino de lo esperado. Estamos, pues, ante una propuesta plana que desperdicia su más preciado insumo: la capacidad de sus actores principales. Porque el Ashton Kutcher que vemos aquí no es ni la mitad del que vimos en “El efecto mariposa” o ni siquiera en “Jobs”, y la Reese Witherspoon que tenemos en pantalla está a kilómetros de la June Carter en “Johnny y June: pasión y locura” o al menos de la entrañable Elle Woods en “Legalmente rubia”, un ‘referente’ si es que la idea es llevar la comparación al nivel del cine comercial.
TU CASA O LA MÍA/ NETFLIX
Director: Aline Brosh McKenna
Elenco: Reese Witherspoon, Ashton Kutcher
Sinopsis: Los mejores amigos (y polos opuestos) Debbie y Peter intercambian casa por una semana, y lo que descubren sobre sus vidas podría abrirles las puertas al amor.
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