Es difícil definir la historia de Anna Sorokin en una sola palabra, porque es de aquellos casos que cuesta creer que realmente ocurrieron. “Fascinante” es la palabra que usó Shonda Rhimes cuando anunció que adquirió los derechos de su adaptación para una serie de Netflix. Y “fascinante” también es una palabra que se le viene a la mente a Julia Garner, la actriz que la interpreta en dicha producción, al recordar la primera vez que supo del personaje. “¡Cómo no podrías encontrarla fascinante! Cuando leí el artículo sobre lo que hizo, supe que algún día le harían una serie o una película, pero en un millón de años me hubiera imaginado que me llamarían a mí para el papel porque no luzco para nada como ella”, explica la actriz cuando nos responde una videollamada por Zoom para hablar sobre este proyecto.
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Efectivamente, Julia Garner no se ve como Anna Sorokin, pero basta con que empiece a explicar cómo logró dominar su peculiar acento, para que el personaje se asome. Más allá de la caracterización física, que implicó una infinidad de pelucas, diseños de alta costura y prótesis dentales, la actriz está convencida de que la forma de hablar de Sorokin dice mucho de su historia.
“Una vez que logré su acento, sentí que eso me ayudó a acercarme y a entenderla más. Anna es una chica que convencía a la gente de que era alemana, y la gente le creía, pero en realidad nació en Rusia. Después aprende inglés, pero como una británica, luego vive en Nueva York y eso hace que también suene más americanizada”, explica la actriz, mientras describe la ruta que siguió el personaje que pasó de ser parte de las élites de las grandes ciudades del mundo a una prisión entre Queens y el Bronx.
Las apariencias engañan
Anna Sorokin nació en 1991 en Rusia, pero en 2007, al cumplir 16, se mudó con su familia a Alemania. Su talento para los idiomas, la hacía confundirse con los locales, un don del que luego sacaría provecho. Su padre era camionero, pero cuando, tras terminar la escuela, consiguió prácticas en una revista de modas en Francia, empezó a probar diferentes versiones sobre su origen. Para cuando decidió mudarse a Nueva York, quienes la conocían tenían diferentes respuestas sobre la ocupación de su padre: un diplomático ruso, un titán de la industria petrolera, el CEO de una empresa de paneleres solares. Todos coincidían en algo: al cumplir 25 años, ella heredaría 67 millones de dólares. Pero ella ya no era Anna Sorokin, sino Anna Delvey.
Fue con ese nombre que, entre noviembre del 2016 y agosto del 2017, Sorokin consiguió que bancos y personajes de la élite estadounidense no solo le prestaran elevadas cifras de dinero, sino que también, sin ninguna coacción de por medio, le costearan estadías en hoteles de lujo, cenas en restaurantes top y pasajes a destinos exclusivos. Cuando la descubrieron y se presentaron los primeros cargos en su contra, se determinó que se había apropiado ilícitamente de 275 mil dólares, pero el reportaje que haría famoso su caso estimaría que la cifra en realidad fue, por mucho, más elevada.
“Para mí fue muy importante interpretar al personaje como alguien encantador, porque creo que así es como consiguió lo que quería. Ella resultaba agradable, lo que de muchas formas también asusta, porque te das cuenta que es un súper poder”, afirma Garner, quien, en la serie va mostrando las diferentes facetas de Anna Delvey, pero desde la óptica de una periodista: Vivian Kent (Anna Chlumsky), personaje ficticio inspirado en Jessica Pressler, la reportera que entrevistó a la ya por ese entonces encarcelada Sorokin y convirtió su historia en una de las más leídas de la prensa estadounidense en 2018.
Se dice de mí
Tras cumplir 3 años de condena, en 2021, Sorokin fue puesta en libertad. Pero sus planes de rehacer su vida con los 300 mil dólares que habría ganado por vender los derechos de su historia a Shondaland (la compañía de Shonda Rhimes), se vieron frustrados porque fue enviada nuevamente a prisión por haber violado las leyes de migración y permanecer en los Estados Unidos con una visa vencida. Desde su nueva celda, Sorokin escribió un artículo publicado en “Insider” en el que dijo que, cuando la contactaron para hacer su serie, se imaginó que para el estreno ya sería una mujer libre y con una nueva vida, pero que se empieza a sentir condenada a nunca poder volver a comenzar.
Uno de los objetivos de Garner con su interpretación es tratar de liberar a Sorokin de la “caricatura” que se ha creado de ella. “Como actor, para mí es muy importante nunca juzgar a tus personajes. Porque incluso cuando alguien ha hecho algo malo, siempre hay una intención detrás. La gente ya ha hecho como una caricatura de ella, pero creo que hay mucho más detrás. Yo no creo que tengan que estar de acuerdo o en contra de Anna, pero al mismo tiempo quiero humanizarla, y ya tú puedes tomarlo o dejarlo”, sentencia.
El dato
Julia Garner grabó la serie “Inventando a Anna” mientras filmaba la temporada final de “Ozark”, serie que le ha valido dos premios Emmy por su interpretación de Ruth Langmore. “Hacer ambos trabajos a la vez fue una locura, fue salvaje, una de las cosas más difíciles que he hecho”, dijo la actriz, que debió jugar con diferentes acentos para cada producción. “Voy a hablar de lenguas, porque es la forma en la que hablamos: Anna y Ruth mueven sus lenguas de formas completamente diferentes. La lengua de Anna es más plana, mientras que la de Ruth como que va en círculos. Yo iba y venía con sus acentos. Dejaba a Anna, volvía a Ruth... Además, ambas con escenas muy intensas, así que ya imaginarán la locura que fue”, contó.
Más información
“Inventando a Anna”, compuesta por 9 episodios, se estrenará el 11 de febrero en Netflix.