“Expatriadas” 1x03: Nicole Kidman ilumina el mejor episodio de la serie de Prime Video

Si alguien tenía alguna duda sobre el nivel que podía mostrar “Expatriadas” –la nueva serie dramática de Prime Video—a partir del episodio tres, luego de que se haya revelado no solo por culpa de quién, sino además cómo fue que se perdió el hijo de Margaret (Nicole Kidman), la protagonista de la historia, pues menuda sorpresa se llevará cuando repase los 60 minutos que tiene en frente.

Bajo la dirección de Lulu Wang, la propuesta audiovisual se centra a partir de ahora en todo lo que rodea el hecho trágico. Pero antes repasaremos un poco de qué trata esta serie que tiene a Kidman no solo como protagonista sino también como productora.

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“Expatriadas” (“Expats”, según su nombre original) tiene como protagonistas a tres mujeres vinculadas por un mismo hecho trágico. Margaret, la esposa americana de un alto ejecutivo que trabaja en Hong Kong, habita un condominio donde se ha hecho muy amiga de su vecina Hilary (Sarayu Blue). La primera tiene tres hijos y la segunda, aunque está casada con David (Jack Huston), atraviesa una crisis familiar que podría devenir en divorcio. Cuando el personaje que interpreta Kidman tiene una corazonada, decide que Mercy (Ji-young Yoo) –la tercera protagonista—puede ser una buena y nueva nana para sus hijos. Entonces, el día que decide ‘probarla’, esta se distrae con su celular y deja que su menor hijo, Gus (Connor James) se pierda en medio de un mercado colmado de gente.

La serie de Prime Video, basada en el libro súper ventas publicado por Janice YK Lee en 2016, no es solo la línea de tiempo entre que se pierde el niño Gus, comienza su búsqueda y todo fracasa para ir ‘dinamitando’ a aquellos interesados en su hallazgo. Hay en un segundo nivel de lectura, por decirlo de alguna forma, un retrato sobre la soledad y la insatisfacción que cada ser humano es capaz de sufrir en distintos momentos de su vida.

Aunque Mercy es la única de las tres protagonistas pobre en “Expatriadas”, la verdad es que todos los personajes de esta serie carecen de otras cosas muy distintas al ‘vil metal’. Margaret, por ejemplo, ni siquiera era feliz cuando tenía a sus tres hijos. Claro que las cosas no podrían considerarse en absoluto iguales en el momento previo que el posterior. Y la serie de Lulu Wang deja meridianamente claro cómo el personaje de Kidman va transformándose poco a poco, de una madre insatisfecha, a una persona ansiosa, pero, sobre todo, a un ser humano incapaz de superar el tremendo golpe que significa perder a un ser que salió de su vientre.

Aunque tampoco hubiera sido justo que “Expatriadas” sea solo la historia de una madre que sufre la pérdida de un hijo en un territorio tan caótico como Hong Kong. Por eso la serie basada en el libro de Janice YK Lee tiene también drama amoroso, relaciones tóxicas, y por si fuera poco el retrato de una joven sumergida en la oscura relación afectiva que tuvo desde siempre con su madre. Para todo esto hay personajes como Hilary y Mercy. La primera, vecina de Margaret que parece tenerlo todo menos la felicidad. Y la segunda, responsable del momento tenebroso en esta historia, pero, además, portadora de tantos silencios como revelaciones.

Desde el guion y bajo la dirección de Lulu Wang se ha optado por una serie no lineal. Pero fue en los dos primeros episodios, estrenados el 27 de enero pasado, donde vimos mucho más desorden, una forma quizás de exigir atención al televidente. Ya en este tercer capítulo tendremos, por ejemplo, a Margaret en una etapa distinta de ‘búsqueda’ de Gus. De la noche a la mañana empieza a sospechar que el raro vecino de su condominio, que falleció días atrás, podría tener una vinculación con la desaparición de su hijo. Porque “usualmente los responsables de estos hechos suelen estar cerca del área de movimiento de la víctima”.

Margaret en sí, alberga todos los temores que pueden haber nutrido nuestra cabeza leyendo novelas o viendo series criminales. En dicho propósito, el personaje interpretado por Nicole Kidman despliega una serie de mecanismos que tal vez solo la citada actriz de 56 años podría desarrollar con tanta brillantez. Como cuando interrumpe una cena entre amigos que encabeza Hilary para pedirle que le dé las llaves de la casa del vecino fallecido. Aunque inicialmente hay rechazo, Margaret finalmente –y casi a los gritos—le advierte a su vecina (¿y todavía amiga?) “que ella jamás sentirá lo mismo porque no es madre”. Terrible misil que explota el corazón de la mujer bajo la piel de Sarayu Blue.

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Podría dedicarse una sola reseña a lo mostrado en este episodio por Kidman. De lucir desnuda ‘descansando’ sobre una bañera del departamento que alquila a solas “para alejarse de todo”, hasta la forma en cómo tiembla mientras esculca en el departamento de su vecino muerto, pasando por la forma en cómo descubre –de un momento a otro—cómo ningún padre es completamente consciente de la fisionomía de sus hijos, por lo que “sí, vaya que fue un error desconocer que Gus tenía una cicatriz en el brazo” cuando los detectives le preguntaron sus características el día que desapareció. Entonces, lo ‘mejor’ es invadir el espacio de tus hijos y hacerles una sesión de fotos, casi forzándolos. Hasta que aparece su esposo Clarke (Brian Tee) para poner mesura.

Es precisamente este personaje el único que parecía sobrevivir desde lo emocional al huracán que significó la desaparición de su hijo Gus. El ejecutivo debe lidiar no solo con los problemas que le ocasiona su esposa, obsesionada con pistas para hallar a su bebe, sino además con sus propios tropiezos personales. Y para ello recurre a la vía más simple: pedirle consejo a un sacerdote. Por supuesto que lo ideal sería que Clarke tome mayor protagonismo en adelante, porque a primera vista queda algo relegado ante el peso y poder de quien interpreta a su esposa.

Finalmente, dos personajes también tienen cierto nivel de participación en lo que resulta el mejor de los tres episodios ya estrenados de “Expatriadas”: Mercy y David. La joven también tiene su momento de enfrentarse al destino cuando llama a su madre solo para confirmar que hay cosas que jamás cambiarán. Por su parte, el ejecutivo es protagonista de un diálogo revelador con su aún esposa Hilary. Ambos conforman un matrimonio cuya única claridad fue su fecha de vencimiento. Así pues, ella lo busca en su bar preferido para implorarle que “no la deje morir sola” porque “no tiene un plan B para su vida”. Él parece ceder. Hasta que de pronto surge un pequeño imprevisto que vuelve a romperlo todo. Cuando ella se molesta porque el barman la mira mal luego de que esta se queje porque le dieron una copa manchada con labial ajeno, lanza una frase demoledora:

“Me ofendería si este lugar no fuera un basurero”.