Antes del auge de las plataformas de streaming, no había forma legal de ver anime recién lanzado en Japón, pues el proceso de licencias para televisión por cable y video podía demorar años. Como única (e ilegal) opción estaban los fansubs, grupos de traducción y subtitulado que compartían su adaptación gratuitamente en foros y redes P2P, que a su vez terminaban en redes de venta física (en Perú: El Hueco, Polvos Azules, etc.). En ese contexto surge la serie “Bleach”, adaptación del manga homónimo de Tite Kubo que se caracterizó por peleas de estilo cinemático, diálogos ingeniosos y la buena música de Shiro Sagisu (“Evangelion”).
Diez años después de la emisión de su último episodio, este anime regresa con la adaptación de su arco final, “La guerra sangrienta de los mil años”, que de momento ha lanzado solo un episodio, el cual, si bien requiere estar familiarizado con la historia previa, tiene todo lo que hizo de este anime un éxito en primer lugar, y también aquello que terminó por quitarle la gracia.
A continuación, SPOILERS de “Bleach: Thousand Year Blood War” episodio 1: “The Blood Warfare”.
Un enemigo desconocido embosca al shinigami Ichigo Kurosaki. Mientras tanto, la Sociedad de Almas recibe un ataque similar, donde el vicecapitán de la Primera División Chōjirō Sasakibe es mortalmente herido, ante la sorpresa del comandante Genryūsai Shigekuni Yamamoto. Los villanos son Wandereich, guerreros Quincy que han estado ocultos por mil años.
La crítica
Técnicamente, “Bleach” está mejor que nunca. Los hollows, monstruos clásicos desde el inicio de la historia, ahora están hechos en CGI, cuyo contraste con el resto de personajes les otorga un aura de otredad, haciéndolos inquietantes. Por el lado de la fotografía, la serie aprovecha la amplitud del formato panorámico y evita los simples planos y contraplanos, algo que viene del manga, pues el autor es un experto en componer viñetas y colocarlas para que comuniquen sea velocidad, impacto o lo que sea. Los colores algo saturados, casi siempre con alguna sombra de por medio, son herencia ya de la serie de animación original (en especial de los primeros arcos de historia).
En estructura, la serie bebe casi totalmente del manga, que pone a un par de shinigamis de escaso poder para mostrar, en comparativa, la fuerza de los protagonistas. Así reaparecen Ichigo Kurosaki, Uryuu Ishida, Sado Yasutora y Orihime Inoue; cuya dinámica se mantiene intacta a pesar de los años, con diálogos veloces, sacados de una comedia. “Bleach”, como manga típico de la revista Shonen Jump, equilibra misterio, acción y humor. En un momento tenemos a estos personajes bromeando y, al siguiente, al viejísimo, pero poderoso capitán Yamamoto, asegurar que no necesita guardias para protegerlo porque él solito puede hacer ese trabajo. Y no mucho después, aparece su vicecapitán, Sasakibe, empalado por el enemigo.
Como la serie de suspenso que también es, “Bleach” no revela los secretos de su nuevo villano, el barbón Yhwach, pero lo muestra como el típico adversario que no respeta a sus subordinados y, sin apenas moverse, es un peligro. Seguro que la serie le dará un pasado dramático, pero si todo continúa como en el manga, y como en episodios del anterior anime, en la práctica todo se reducirá a la fórmula clásica del shonen de combate: el protagonista pierde, entrena para hacerse más fuerte y supera al enemigo. Manido, pero efectivo. Habrá que ver si en los próximos episodios todo se mantiene como en el original o hay cambios.
Una nueva oportunidad para “Bleach”
En “Bleach” hay ideas que se oponen una con otra, e imágenes de impacto que aparecen con sorpresa. Tite Kubo siempre narró así, cuenta su historia de modo que al dar vuelta a la página, el espectador podía ver a un personaje ya sin brazo, o mortalmente herido por un movimiento veloz. En la forma, todo muy bonito. Pero tanta espectacularidad cinemática otorgó un ritmo lento a la historia, lo cual se reflejó en el anime. Mucha acción, escasa trama, escasos diálogos. El resultado fueron oleadas de episodios de relleno que cortaron el ritmo de la historia principal. De ahí que la serie haya terminado sin adaptar su arco de conclusión.
Pero defectos aparte, este fue un manga hecho en condiciones extre,as, como casi todo lo que sale de la Shonen Jump: autores que entregan un capítulo de manga a la semana, que en su mayoría también escriben el guion, que duermen poco o nada. Y si su trabajo se convierte en anime, tienen la obligación adicional de no retrasarse para no perjudicar a la industria que acaba de crearse en torno a su obra. No parece casualidad que el primer episodio se estrenara el 10 de octubre, Día Internacional de la Salud Mental.
Pero aunque se trate de una fórmula ya conocida, hay encanto en volver a donde uno fue feliz. El espectador ya sabe qué esperar, para bien y para mal, pues ambas cosas abundan en “Bleach”. Como una zampakuto bien afilada, la nostalgia es un arma poderosa.
“Bleach” está disponible en Estados Unidos por la plataforma Hulu. Según VIZ, que tiene los derechos del manga, llegará internacionalmente por Disney+. No obstante, la plataforma de streaming aún no la lanza por América Latina.
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