JORGE MALPARTIDA TABUCHI El Comercio Arequipa
Aunque ha dedicado los últimos 25 años de su vida a recorrer los campos de batalla de la Guerra del Pacífico en busca de armas, municiones y otros artículos que utilizaron las tropas de los ejércitos de Perú, Chile y Bolivia, el explorador César Pérez Zúñiga no se considera un belicista ni un patriota antichileno. “En una guerra no gana nadie, se bombardean hospitales y mueren civiles. Las heridas de la guerra aún quedan, pero creo que la mejor forma de sanarlas es conociendo la verdadera historia de lo que pasó”, indicó.
Por esta razón, este policía retirado ha montado en la ciudad de Arequipa, por primera vez, el “Museo Policial-Militar, Paleontológico y Espacial”, que busca narrar a los visitantes, a partir de los objetos, cómo vivían las personas durante el conflicto bélico que se desarrolló entre los años 1879 y 1883. Son más de 500 piezas entre fusiles, revólveres, sables, bayonetas, uniformes, cubiertos, vajillas, monedas y otros utensilios de uso militar y civil que se exhibirán hasta el 18 de mayo en el segundo piso del Portal de la Municipalidad 110.
El bisabuelo de César Pérez, Pedro Pablo Pérez Campbell, formó parte del batallón Cepita durante la campaña del sur. Fue herido en Tarapacá, pero sobrevivió para contarles a sus descendientes sus experiencias y legarle sus objetos de guerra. El 60% de las piezas que se exhiben son herencia del ex combatiente, el resto son producto de los recorridos de César Pérez por los desiertos utilizando un detector de metales y otras herramientas de búsqueda.
DIFERENCIAS EN EL ARMAMENTO En el primer tramo de la exhibición se muestra las diferencias tecnológicas entre el armamento de cada uno de los ejércitos. Por ejemplo, durante sus exploraciones en 2007 en el campo donde se desarrolló la batalla del Alto de la Alianza (1880), Pérez encontró los fusiles franceses Minnie, utilizados por el ejército peruano durante la Guerra del Pacífico.
Estas armas datan de 1835 (la época de la Guerra de la Confederación Peruano-Boliviana) y son una prueba de las carencias que tuvo Perú para comprar armamento nuevo. Estos fusiles disparan una bala por minuto ya que requieren ser recargadas con una polvorera y una baqueta para realizar el tiro. Mientras que los fusiles utilizados por el ejército chileno eran los Comblain, de última tecnología en esa época (su fabricación data de 1876) que podían realizar hasta 10 disparos por minuto dándole una gran ventaja sobre el enemigo durante las escaramuzas. Además, utilizaban proyectiles con cabezas cónicas, los cuales eran mucho más letales que las balas redondas que expulsaban los rifles peruanos.
También las herraduras de los caballos, encontradas en las pampas tacneñas y moqueguanas, dan muestra del poderío bélico de cada bando. Mientras que las piezas de hierro que se clavaban en los cascos de las bestias de la infantería chilena medían casi 20 centímetros de diámetro, las de Perú y Bolivia solo llegaban a los 10 y 8 centímetros, respectivamente.
VIDA EN LOS CAMPAMENTOS Durante sus exploraciones el año pasado en el Morro Solar y los campos de las batallas de San Juan y Miraflores en Lima (1881), César Pérez encontró objetos que describen como fue la vida de los soldados en los campamentos que participaron de los combates que dejaron 12 mil muertos, sumando las bajas en ambos bandos.
Se exhibe un plato de porcelana de fabricación chilena, en donde posiblemente un oficial comió luego de tomar el morro y cubiertos de cobre y gamelas que fueron dejadas en la arena para aligerar el paso de las tropas por el desierto. Otros objetos que fueron rescatadas luego de 132 años: una biblia, una pepa de palta y un fragmento de pan seco.
OBJETOS DE USO CIVIL Otra sección de la exhibición son las prendas de vestir que utilizaban los ejércitos durante las largas caminatas. Pueden observarse frazadas de lana de alpaca y calzoncillos largos tipo pijamas hechos de algodón y lino. Debido a la carencia de agua estas ropas permanecían sucias por muchas semanas generando gran incomodidad entre las tropas.
Pueden observarse además, botas de cuero chilenas fabricadas en Inglaterra para combatir en el desierto. Tenían cuello alto para que la arena no ingresara dentro del zapato. En cambio, las tropas peruanos usaron en algunos casos zapatos de mujer cuyas puntas fueron cortadas para que pudieran ser calzados por los varones.
También se han rescatado objetos de uso civil, posiblemente pertenecientes a los familiares que llevaban apoyo logístico y provisiones a los militares, como máquinas de costura, pedazos de lampas, planchas a kerosene, botellas de medicinas, teteras, ollas, candelabros y hasta una trampa para cazar animales silvestres.
César Pérez planea que esta muestra educativa recorra otras provincias de Arequipa y regiones como Moquegua, Tacna, Cusco y Puno para fomentar la identidad cultural y la memoria histórica de los jóvenes en especial. “Hace unas semanas, cuando pegaba unos afiches para publicitar la muestra cerca de una universidad privada, le pregunté a un grupo de estudiantes quién fue el héroe del Combate de Angamos. Solo una chica me respondió: ¡Me dijo que era Simón Bolívar! ¿Dime si eso no es preocupante?”, cuenta el explorador para demostrar lo mucho que aún falta por hacer.
INGRESO LIBRE La muestra de objetos de la Guerra del Pacífico es organizada por la Municipalidad Provincial de Arequipa (MPA), entidad que ha cedido desde el 10 de abril una sala del museo municipal para instalar los objetos históricos. El ingreso es libre de 7:45 a.m. a 3:30 p.m.