Gastón Acurio, el chef peruano que es tan conocido en el mundo como el propio cebiche, cumple 50 años. Lo hace con nuevas lecciones aprendidas y una mayor sensibilidad frente a la vida, pero con la misma preocupación por contribuir desde su trinchera a lograr ese país que todos queremos. Habló con Somos sobre lo que pasa por su cabeza luego de medio siglo de vida.
¿Qué superpoder da cumplir 50 años, Gastón?La paciencia, el valor de la sencillez, la sensación de que todo se puede arreglar, de que nada es tan grave como parece, de que todo es un día a la vez, de que los momentos son más importantes que cualquier cosa y cualquier proyecto hay que disfrutarlo. No sé si es la edad, pero cosas simples que antes no te conmovían te conmueven mucho más...
De esas caídas que has tenido y que te han dejado lecciones, ¿hay alguna que no tenga que ver con la cocina? Es que yo he nacido para ser cocinero y quería ser cocinero desde muy chiquito; entonces, todos mis pensamientos giran alrededor de la cocina desde niño y hasta ahora. Si llego a una esquina y me para un semáforo, veo en él una copa de helado. Esa es mi manera de entender mi vida, a través de la cocina. Ahora, yo pensaba que la cocina era lo más importante en mi vida y en realidad no lo es. Lo más importante es tu familia, tus amigos, la amistad, el amor y buscar un equilibrio entre aquello que amas y aquello que es tu pasión.
A inicio de los 90, tu sueño era tener un pequeño restaurante. ¿Cuál es tu sueño ahora?El nuevo sueño es superar la contradicción que todavía existe entre una cocina que todo el mundo admira y un país con abundancia, pero al mismo tiempo con territorios donde todavía el 50 por ciento de nuestros niños tiene desnutrición crónica. Un país que se vende al mundo con una gran diversidad biológica, pero a la vez tiene territorios devastados por malas prácticas . Un país que habla con orgullo de la riqueza de su diversidad cultural y todavía de miles de sus campesinos que no encuentran en la cocina lo necesario para salir adelante. Mi objetivo es ser parte de la generación que hizo del Perú un país libre de hambre.
Lennon quería hacer una revolución desde su cama; tú, desde tu cocina. Uno voltea a ver lo que pasa con el Perú y no es suficiente haber logrado ser un país gastronómico.Nosotros, figurativamente hablando, nos hemos referido sobre nuestro ejército. El ejército de los abogados debe luchar por la justicia; el de los médicos, por la salud; el de los cocineros, por usar la cocina para llevar bienestar a su pueblo sin renunciar a sus proyectos, pero con un sentimiento colectivo. Somos conscientes de que tenemos una oportunidad grande, en nuestro territorio, para contruibuir a construir ese Perú que todos, en todas las actividades, queremos. Jamás vamos a pretender imaginar que la cocina salvará al Perú. Nunca lo hemos pensado. Lo que hemos hecho es intentar hacer todo lo que podemos hacer en la cocina para contribuir al desarrollo del Perú, y creo que hemos intentado estar a la altura desde nuesta actividad cultural para lograr cambios importantes en nuestro territorio. Que no hemos concluido, por supuesto que no. Aún hay 60 por ciento de informalidad, cientos de miles de campesinos que no se benefician con la cocina peruana, todavía hay cientos de miles de niños que tienen desnutrición crónica...
Te siguen preocupando los temas país y en tus redes sociales siempre marcas posición sobre ellos. ¿A ti te fastidia que se diga que “el Perú es un país de violadores”, como ha ocurrido con algunos varones?Yo sí creo que hay momentos en la vida en que los niveles son tan inaceptables que se tiene que pasar a momentos dramáticos, que hay que sacudir. Claramento lo que ha venido ocurriendo es inaceptable. Entonces, es comprensible que surjan este tipo de definiciones y me parece que lo he retuiteado porque muestra una realidad. Las estadísticas lo dicen: Lima está en el quinto lugar de las ciudades más peligrosas para las mujeres. Entonces, quien niega esa realidad está yendo en contra de la posibilidad de enfrentar este problema y derrotarlo para siempre. Claramente hay posiciones enfrentadas: una mirada conservadora y otra, que es la mirada que yo comparto.
Has compartido también la decisión de legalizar el uso medicinal del cannabis..Sí, la comparto absolutamente y sin ningún tipo de restricción. Si existen pruebas evidentes de que en algunos cuerpos causa efectos muy beneficiosos para ayudar a alivir el sufrimiento, el dolor, la enfermedad de alguien, no entiendo bajo qué criterio otras personas pueden oponerse. He intentado, pero no he logrado ninguna manera de entender de forma lógica y justa que se quiera limitar la posibilidad de que una persona consuma una sustancia que le ayude a mejorar su calidad de vida, y esto por algún tipo de creencia o por un asunto religioso. Aparentemente, no es una ley perfecta y ojalá se pueda mejorar, pero creo que ese el camino.
Gastón, ¿se puede llegar a ser feliz a los 50?Sí. En el sentido de estar en paz, sí. Evidentemente, hay una sensación de que todavía falta hacer cosas para que no se nos pase la vida y terminemos diciendo: “el Perú no salió adelante”; pero estoy en paz porque tengo la suerte de poder tener los recursos para hacer todos los sueños que se me ocurran. Quiero hacer un libro y viene una editorial y me dice: “sí, lo hacemos”; quiero hacer un programa y viene un canal a decirme: “sí, lo hacemos”; quiero hacer otro restaurante y vienen inversionistas para decime: “sí, lo hacemos”…
Eres un tipo con suerte...Soy un tipo recontra con suerte. Yo nací en San Isidro, eso es ser un niño con suerte en el Perú.