'Carlao’ no puede recordar una sola cobertura extraordinaria de Trome en los 18 años que este cumplirá de existencia el 20 de junio. Eso es demasiada vida diaria. Es ser deliberadamente injusto para discriminar una alucinante historia de otra. Pero el director del periódico, quien en ese cargo también alcanza la mayoría de edad, lo intenta. “La tragedia del grupo Néctar en Argentina. Eso fue trabajo de días, hubo enviados especiales a Buenos Aires, otro equipo en Lima. El impacto en nuestros lectores fue enorme, era el asunto sobre el cual todo el interés se concentró por mucho tiempo, lo que demandó bastante esfuerzo... En los últimos tiempos, tendría que decir que la muerte de Alan García”, esgrime impecablemente en jeans, camisa lila y ataviado de su característica bufanda. Estamos en su oficina en el centro de Lima.
La redacción del diario más vendido del Perú no es tan grande, pero es cálida. Familiar. Puede tener que ver el hecho de que allí ocurra algo sui generis en periodismo: los editores principales son casi los mismos que arrancaron con el proyecto, en el 2001. Carlos Espinoza Olcay ‘Carlao’, para empezar, quien subió a bordo en octubre de aquel año y quien es uno de los principales artífices del fenómeno en que se ha convertido la publicación, la cual agotó, por cierto, el tiraje del millón de ejemplares el 3 de junio. Hay que decir que aquello ya había ocurrido por primera vez el 22 de octubre del 2018.
La visión, hecha hoy realidad, era la siguiente según el periodista: “El grupo El Comercio vio que había un mercado desatendido en los sectores C y D a inicios del nuevo siglo. La prensa chicha había desvirtuado entonces lo que se entendía por prensa popular. La idea era que fuera un diario que pudiera ingresar al hogar con un lenguaje que no fuera grotesco ni con violencia extrema o mujeres desnudas”. Los primeros meses, sin embargo, el periódico no tomaba vuelo; incluso se rumoreaba un inminente cierre. Fue ahí cuando ingresa ‘Carlao’. “Hablé con Bernardo Roca Rey y le pedí traer profesionales con experiencia en prensa popular”. Así, ‘jaló’ a algunos de los más duchos del oficio, entre ellos al ‘Búho’, el columnista más leído del país; Carlos Solís, editor de deportes; y Carla Chévez, editora de espectáculos. Los tres en sus puestos a la fecha. A partir de ahí todo empezó a caminar.
“Yo diría que el éxito de Trome se debe a una suma de factores. En principio, priorizamos los temas de mujeres. Eso nos dio cercanía al hogar porque, como se sabe, son ellas quienes dirigen las casas en nuestro país. También tenemos promociones, concursos. No se puede negar que esto también concita el interés de la gente. Pero todo eso debe sostenerse ultimadamente en la información. Si esta no es real, si está mal contada, todo se cae. Así pongas premios de 10 mil dólares. Yo les digo a mis redactores que prefiero que no me traigan nada a que traigan mentiras”, detalla Espinoza.
PURO DUCHO Carla Chévez es otra de las firmas más emblemáticas del diario. Esta semana ha estado full organizando sesiones de fotos con artistas por el aniversario 18. Los contactos registrados en su teléfono podrían fácilmente ser de los más envidiados, pues se ha dedicado al periodismo de espectáculos local por décadas. “Ya quisiera tener todos los números... aunque sí guardo el de la gran mayoría”, cuenta en unos minutos robados. Antes de llegar a Trome, ella pasó por Ídolo, Ojo, Ajá, el canal 7, el 4 y el 13.
“Creo que la farándula es un tema esencial para Trome, pero no diría que es lo más importante. Trome es un conjunto de muchas fuerzas. En todo caso, lo que puedo decir es que en el tiempo lo que nunca ha decaído es el interés por la vida de los artistas top: Gisela Valcárcel, Magaly Medina. En los últimos tiempos, los chicos reality. Y quieren saber sobre ellos porque legítimamente los consideran parte de su familia”, puntualiza la editora.
A la experiencia de Chévez en la hechura de Trome se une, asimismo, la del reportero gráfico de madrugada José Caja, también miembro fundador del equipo. De los 34 años que tiene como periodista, 18 los ha invertido en Trome y, de ellos, 13 al registro noticioso entre las 10 de la noche y las 7 de la mañana. De hecho, hemos interrumpido su hora de sueño, por la tarde, para que nos cuente su historia y para que forme parte del retrato grupal que abre este artículo.
Acostumbrado a la tragedia, que con frecuencia irrumpe en las madrugadas, mientras todos duermen, ‘Cajita’ no recuerda cobertura más difícil que la del incendio de Mesa Redonda, en diciembre del 2001. “Era sábado, mi día libre, cuando escuché detonaciones extrañas. Yo vivo cerca del lugar y subí al techo para ver. Al toque quise regresar al diario y recoger mi equipo fotográfico. Mi mamá incluso no me quería dejar salir porque pensaba que era peligroso. Y lo era. Casi pierdo la vida, pero los bomberos evitaron que me cayeran escombros encima. Yo fui tercamente, porque es mi vocación. Informar, estar ahí, eso es lo que hago. Y me encanta”, narra. Por los corredores de la redacción, todos le pasan la voz afectuosamente.
OÍDO A LA GENTEEl director, ‘Carlao’, tiene razón. El corazón del periódico son sus periodistas, que tienen a su público en la cabeza: la clase media que busca el progreso y mejorar su calidad de vida. “En estos 18 años, Trome ha evolucionado con la sociedad. Hay cosas que la gente hoy ya no acepta, cosas que ya no importan tanto. Hay mucha más conciencia en relación a la problemática de la violencia contra la mujer, por ejemplo. Hay más interés por lo social e incluso por lo político. Nosotros hemos tenido portadas por el caso Lava Jato”, comenta Espinoza. Y aunque reconoce que en el camino algunas veces se pecó de excesos, también se aplicó la política de la rectificación pública.
“Tenemos muy claro que ser el diario más leído del Perú es una gran responsabilidad. Por eso, los domingos, Trome es casi un revista familiar. Buscamos historias de éxito, ponemos información utilitaria. Todo eso termina siendo muy apreciado por la gente”, finaliza el director. Y eso se evidencia en cifras: unos 650 mil ejemplares se venden a diario a nivel nacional. El País, de España, hace lo propio con 130 mil; Clarín, de Argentina, con 200 mil; y El Universal, de México, con 90 mil. Con eso, nosotros también apagamos el televisor. //