Riqueza armónica. Melodía elegante. Fineza de la pluma. Todo lo dicho son cualidades que han convertido a las canciones de Chabuca Granda (1920-1983) en elaboradísimos objetos de veneración, sensación que comparten tanto sus pares, los músicos, como los simples oyentes. Su sentido de justicia con la palabra también se veía reflejado en esa forma tan suya de perfilar los personajes de sus composiciones, como si se tratase de una acuarelista, que con pocos trazos ahonda en contornos originales de la experiencia humana. A las canciones de Chabuca no les sobraba ni les faltaba una coma, un adjetivo o un verbo. Y uno siente que conoce a la gente de la que canta con apenas una oída.
Las canciones de Chabuca hablaban de personas. Peruanos y peruanas que ella conoció y a los que quiso tributar del modo que mejor sabía. A su padre le escribió Fina estampa (“un lucero que sonriera bajo un sombrero”); al criador de caballos de paso, José Antonio de Lavalle, le compuso José Antonio, que no es una canción de despecho, como se sugiere alegremente a veces. Y desde luego está el personaje de Victoria Angulo, su amiga, cuyo gracioso andar (“por la vereda que se estremece al ritmo de sus caderas”) quedaría plasmado para siempre en La flor de la canela.
De pie sobre el Puente de los Suspiros, en Barranco –otro escenario esculpido en la imaginación de los peruanos por la poesía de Chabuca–, los actores Sergio Galliani y Jimena Lindo le explican a Somos su aventura más próxima: encarnar a algunos de los personajes de la autora de Cardo y ceniza en un próximo show musical de dos fechas titulado A Chabuca en vivo, que se realizará en el Gran Teatro Nacional.
El espectáculo contará con las presentaciones musicales de artistas nacionales como Julie Freundt, Larissa Sánchez, Javier Lazo y Jorge Pardo; e internacionales como Kevin Johansen, Pedro Guerra, Juan Carlos Baglietto y Soledad Pastoruti, por mencionar solo a algunos. Al mismo tiempo, la cereza es que incluirá monólogos, a manera de interludios, dirigidos por el dramaturgo Carlos Galiano, en los que el espectador podrá conocer más sobre quiénes fueron las personas que inspiraron las canciones de Granda.
La actriz Jimena Lindo tomó como un halago la invitación que se le hizo para que forme parte de este proyecto, liderado por Mabela Martínez, responsable del show y coproductora de los dos discos tributo a la compositora que fueron el punto de partida del espectáculo en vivo.
“Vamos a interpretar a varios personajes que entran en escena a manera de preámbulo antes de algunos temas. A mí me tocará interpretar a Victoria Angulo, a Violeta Parra [por la canción Cardo y ceniza], a la madre de Javier Heraud [por Silencio para ser cantado o La camisa] y a la mamá de Chabuca, entre otras. Y son textos hermosos, en serio. Están tan bien escritos que uno como actor casi no tiene que hacer nada. A uno como actor solo le queda agradecer en estos casos”.
Desde España, el escritor Fernando Iwasaki, autor de los referidos monólogos y amante de la obra de Chabuca, confiesa que su trabajo consistió en desmenuzar las canciones y los personajes para ofrecer una mirada alternativa y romper ciertos estereotipos. “Por ejemplo, si una canción es alegre, ¿significa que el personaje que la encarnaba era feliz? Personajes como los que inspiraron José Antonio o La flor de la canela fueron homenajeados con aquellas canciones porque Chabuca deseaba recordarlos así, pero sus vidas fueron más complejas y me propuse explorar los pliegues de aquellas complejidades”, anota. El esfuerzo final, anota Iwasaki, fue ir más allá de las canciones e investigar en la “trastienda de las letras” para poder dar voz a estos personajes, con la justicia y la necesaria altura poética que una empresa así demanda. //