Desde que fundaron el estudio 51-1 Arquitectos, César Becerra, Fernando Puente Arnao y Manuel de Rivero siempre tuvieron la inquietud de trabajar en proyectos que transformen positivamente las ciudades. No les interesaba hacer elefantes de concreto, fríos y distantes, como muchas veces se ve en nuestras urbes, sino todo lo contrario: crear espacios públicos que se integrasen a su comunidad.
Esa filosofía la plasmaron cuando en el 2010 ganaron el concurso internacional para su primer gran proyecto: la expansión del Museo de Arte Moderno de Medellín. Y es la misma que pusieron en práctica cuando, diez años después, recibieron una de las misiones más trascendentales de sus carreras, luego de que su propuesta fuera escogida entre miles: diseñar un imponente centro cultural en el emirato de Sharjah, considerada la capital cultural de los Emiratos Árabes Unidos.
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La tarea encomendada por la Sharjah Art Foundation no era sencilla. Tenían que restaurar una antigua fábrica de hielo de 20 mil metros cuadrados, ubicada al lado de una reserva de manglares, respetando su estructura original. “La idea era poner esta fábrica en valor, no tirarla abajo”, nos cuentan los arquitectos.
Durante la intervención, además de las restricciones propias de la pandemia, tuvieron que lidiar con otro factor determinante: el clima. “Una cosa es levantar una edificación en Lima. Pero otra, muy distinta, es hacerlo en un lugar donde el sol es abrasador. Por esa razón, los espacios fueron pensados en función a las condiciones climatológicas, para que se sientan dinámicos y frescos a la vez”, explican.
Tras dos años y medio de obras, el proyecto por fin pudo concretarse. Hoy en día, la remozada edificación cuenta con ambientes de uso social e interactivo. Por ejemplo, se implementaron salas para albergar exposiciones temporales y obras de arte de gran formato. Asimismo, frente a la fábrica, se restauró un pabellón de 200 metros cuadrados que se adapta como un gran taller para los artistas.
Hacia el lado del arroyo, se diseñó un volumen adicional para residencias, un quiosco de información, baños, stands, zona de conciertos, y plataformas para acoger eventos. En la parte trasera, se construyó un restaurante elevado que enmarca la vista de los manglares. “Una de las claves del proyecto es que ha aprovechado el entorno natural para que los espacios puedan disfrutar de una vista inmejorable”.
Este centro cultural abrió sus puertas al público el pasado 8 de febrero, como sede principal de la decimoquinta edición de la Bienal de Sharjah, un evento que reúne a más de 150 artistas y colectivos de más de 70 países. Tras el buen recibimiento de su propuesta, el estudio peruano trabaja ahora en un nuevo proyecto: el Parque Nacional de Sharjah, una de las obras públicas más ambiciosas de este país. Una prueba más de que el Perú también exporta arquitectura de calidad. //
El nombre del estudio 51-1 Arquitectos hace referencia al prefijo y código internacional para llamadas al Perú desde el extranjero. “Nuestro sueño siempre fue hacer cosas fuera”, comentan. Como arquitectos, primero desarrollaron una serie de proyectos inmobiliarios, como casas y edificios. Luego fueron contratados por algunos de los cocineros más respetados del medio para el diseño de sus restaurantes: Gastón Acurio, Mitsuharu Tsumura, James Berckemeyer, entre otros. “Tres cabezas piensan mejor que una”, concluyen.