Miguel Valladares recuerda haber pasado varios días en cama por las épocas en que Asu mare, la comedia que había producido, rompía récords y se instalaba, en aquel 2013, como la cinta peruana más taquillera de todos los tiempos. No estaba enfermo: era solo una mezcla de abatimiento y la sensación de estar abrumado o no saber cómo reaccionar. “Obvio que también hubo mucha felicidad. Piensa que a mitad del rodaje nos quedamos sin dinero. Tuvimos que pedir ayuda a los familiares, hasta a los tíos. Nuestros cálculos más optimistas decían siempre que estábamos haciendo una película para unos 500 mil espectadores, era lo que creíamos”, anota al teléfono quien es gerente de Tondero, la empresa productora de la película. Cuando acabó su recorrido en salas peruanas, Asu mare pasó la valla de los 3 millones de asistentes. Su secuela del 2015 hizo incluso un poco más, algo más insólito aún para ser una segunda parte.El sitial de ambas en el ranking de lo más visto en Perú solo les fue arrebatado en abril de este año, con el estreno de Avengers: Infinity Wars, tanque de Hollywood de presupuesto sideral que ocupó la primera posición en el box office histórico nacional con impresionantes 3’317.000 espectadores.
Hasta los detractores del cine de Tondero, que sin duda los tiene –muchos en el circuito de la crítica de cine local–, reconocen que la saga de Asu mare marca un antes y un después en el cine nacional. Antes de Asu mare se estrenaban comercialmente en Lima solo un puñado de películas peruanas al año, y de un corte bastante distinto, más a gusto de los festivales de cine, que no son públicos mayoritarios. La apuesta de Tondero fue intentar hacer cine comercial, financiado desde la empresa privada y no desde el Estado. Así, este nacía no solo de la cabeza de un guionista, sino de un calibrado focus group.
EL SECRETO DE MI ÉXITOLa fórmula se probó funcional y más películas nacionales de características similares fueron apareciendo en los siguientes años, tratando de repetir el suceso, pero ninguna se ha acercado al nivel de popularidad de las Asu mare. “La tercera película peruana más vista, A los 40, por ejemplo, hizo la mitad de espectadores que Asu mare. Eso te da a entender que lo que pasa con esta saga solo se aplica a ella misma. Son como islas en el cine peruano que no se han repetido”, anota el analista de taquilla Maykoll Calderón. “Lo que pienso que nos dice esto es que hay un público peruano que quizá no frecuenta el cine pero solo va a las salas cuando se estrena una película de ‘Cachín’. Por ejemplo, familias que sacan a la mamá o la abuela”. Es de notar que las dos primeras se estrenaron en abril y tuvieron piernas largas en el mes de mayo, durante el Día de la Madre.
Factores que explican el éxito de estas cintas hay muchos. El antropólogo Raúl Castro es autor del estudio “En Asu mare todos somos estrellas: rituales de clase y distinción en el cine peruano” (2017), y en las conclusiones que dan cuenta del fenómeno resalta “el retrato emocional que encuentran de sí mismos” quienes van a ver la película. Como se sabe, tanto la primera como la segunda parte han contado en clave de comedia la autobiografía del actor Carlos Alcántara, quien tuvo una historia de ascenso, desde la estrechez de su cuna clasemediera del barrio de Mirones a la solvencia profesional y la realización personal.
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De acuerdo con el estudio de Castro, que contemplaba el registro de las reacciones de los espectadores en seis cines locales, las escenas que más los hicieron reír fueron justo aquellas en que se resaltan más la diferencias sociales entre los personajes de ‘Cachín’ (Carlos Alcántara) y Emilia Risso Patrón Prado de la Riva Agüero Miró Quesada y Osma Brescia (Emilia Drago), la dupla romántica. Su boda, por ejemplo, fue la que más puntaje obtuvo. La segunda escena que desató mayor hilaridad entre la concurrencia fue la del ritual de sacar visa en la embajada de los Estados Unidos, con todas las fantasías aspiracionales que tal hecho despertaba en la juventud de los años 90, en donde transcurre la trama. Se explota la nostalgia para lograr un factor de identificación con el espectador, que siente cercana la historia del protagonista.
¿LA TERCERA ES LA VENCIDA?Ninguna de las Asu mare ha tenido reseñas favorables por parte de los críticos de cine, que atacan la excesiva sencillez y la pulcritud publicitaria de su look, hasta su ideología subyacente de arribismo social, pero ello no ha cortado su empuje. Este año, el debate ‘fans vs. críticos’ estuvo más polarizado que nunca cuando dos películas que fueron demolidas por la crítica en su semana de estreno, como la fantasía de Marvel Venom o el biopic de Freddie Mercury, Rapsodia Bohemia, se adueñaban del box office mundial y conseguían buenos resultados en el llamado ‘boca a boca’. Con Asu mare, salvando las distancias, las cosas no han sido muy distintas. Toca ver qué ocurrirá en la tercera entrega, que estrena a nivel nacional este 22 de noviembre.
De esta se sabe que continúa con los enredos de la pareja ‘Cachín’ y Emilia, quienes se encuentran esperando la llegada de su primogénito. O es lo que parece: en un viaje a Miami, el protagonista descubre que quizá tuvo un hijo de un anterior compromiso, lo que deja la situación servida para una crisis romántica y otros enredos. Esta vez, la dirección no ha recaído en manos de Ricardo Maldonado, realizador de las anteriores entregas, sino en las del ecuatoriano Jorge Ulloa, el creador de la sintonizada comedia web El EnchufeTv. Valladares piensa que este le ha otorgado un aire distinto, una clave de comedia diferente que apela a un público juvenil.
¿Se podrá repetir el fenómeno Asu mare? A los niveles conocidos, es difícil. El analista Calderón sostiene que el mercado ha cambiado en los últimos años. Desde el 2016, ninguna película peruana ha pasado la barrera del millón de espectadores, lo que indicaría, si no una contracción del mercado, al menos una dispersión de la demanda ante la profusión de más películas peruanas que compiten por la atención. La última cinta de Tondero, Soltera codiciada, por ejemplo, consiguió llevar a 503 mil espectadores en salas.
En ese punto Valladares piensa que los productores peruanos se han malacostumbrado, de los tiempos en que no hacían mucha taquilla a aquellos en los que hacían un montón. “En España se sorprenden cuando les digo que una película de Tondero solo hizo 980 mil espectadores”, dice. Lo miran, piensan que está loco: cómo puede estar triste. //