Hace un par de semanas, el director de cine y líder del Grupo Chaski, Alejandro Legaspi, vio por primera vez dos de sus más importantes películas completamente restauradas. Se trataba de Gregorio (1984) y Juliana (1989), piezas icónicas de la cinematografía nacional. Él, de hecho, había asesorado durante el proceso de recuperación, a cargo de Guarango Cine y Video, por lo que su misión en las proyecciones era detectar si quedaban puntos que pulir a nivel técnico. “Fue como verlas de nuevo. No recordaba las imágenes con tan buena calidad. El asunto es que en cada caso, sin quererlo, me desenchufé del todo y me metí en las historias totalmente abstraído. Cuando me preguntaron después qué había que corregir les dije, sinceramente: ‘Pues no sé...’”, narra divertidamente en una de las salas del Centro Cultural de PUCP, en San Isidro. En una butaca atrás de él se sienta la actriz Rosa Isabel Morffino, la protagonista de Juliana, con quien tiene una amistad de 30 años. Estamos ahí reunidos para hablar de la relevancia y vigencia de ambas cintas, las cuales se proyectarán en máxima calidad durante la edición 23 del Festival de Cine de Lima. Hay otra noticia más para celebrar: el encuentro, uno de los más importantes de América Latina, rendirá también homenaje al Grupo Chaski.
Pero, antes, una historia más que peculiar: la recuperación de las cintas implicó una búsqueda casi detectivesca de los negativos originales de los filmes, perdidos los dos en algún laboratorio de Europa.
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HISTORIA DE UN RESCATEEste relato lo conoce bien el gestor principal de la tarea de restauración, el también realizador Tito Cabellos, de Guarango. El año pasado decidió postular al primer concurso de preservación audiovisual de la Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO), del Ministerio de Cultura, el cual ganó. Guarango fue fundada por Cabellos, Marino León –el actor protagonista de Gregorio– y Stefan Kaspar, también cabeza de Chasqui y productor de esta última película.
“Guarango cumplía 25 años y queríamos hacer algo para conmemorar la fecha. Coincidió lo de DAFO y en esa empresa nos embarcamos. Con esa osadía nos pusimos a buscar los negativos”, detalla Cabellos, acompañado también por parte del equipo de recuperación en San Isidro. “Kaspar falleció en el 2013 y él era el único que tenía contacto con el laboratorio europeo donde se revelaron las cintas. A esto se suma que los laboratorios han ido, cerrando ya que no se filma más con celuloide. Eso fue lo que pasó con el que guardaba los negativos de los filmes. Cerró, fue absorbido por otro y cuando ellos quisieron ponerse en contacto con Kaspar para devolver los originales, nunca más lo ubicaron”, cuenta. Como consecuencia, el material fue entregado a la cinemateca suiza.
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NO ES LO MISMO, PERO ES IGUAL“Estamos rescatando filmes no solo para placer del público que los conoce, sino también para que nuevas generaciones tengan la posibilidad de acercarse a ellas”, comenta Cabellos.
Con él coincide Legaspi. “Más allá de que hayan pasado más de 30 años del estreno de ambas cintas, más allá de que el país haya mejorado en varios aspectos, es cierto que mucha de la problemática continúa en el Perú. Estas siguen siendo vigentes tanto artística como temáticamente; tanto, que estamos pensando reestrenarlas en salas comerciales”, señala. Morffino asiente y afirma: “Juliana es una chica guerrera, luchadora, fuerte. Es un referente, precisamente, de discusiones tan actuales. Yo misma soy así. Imagínate que a mí me siguen escribiendo al Facebook muchas ‘Julianas’. Chicas que me cuentan que han limpiado nichos en cementerios, pero que han salido adelante, algunas viven fuera del país. Yo estoy muy orgullosa de esa experiencia. Creo que como todos”, finaliza. //
-MÁS DATOS-PARA VERLAS EN EL FESTIVAL DE CINE DE LIMAGregorio se proyectará el 14 de agosto en el Cineplanet Alcázar a las 8 pm. Juliana, en tanto, se exhibirá el 16 de agosto en la Sala Azul del CCPUCP, en San Isidro, a las 9:30 pm. Estarán allí Rosa Isabel Morffino, Alejandro Legaspi y el equipo de restauración de Guarango.
-LA OPINIÓN-Isaac León FríasLa trascendencia de las cintas y del Grupo ChaskiAmbas son películas significativas porque dan cuenta de esa Lima estudiada por José Matos Mar y Julio Cotler, con esa emergencia y desborde popular que tenía que ver con la migración (en el caso de Gregorio) y con la lumpenización de la ciudad (en el caso de Juliana). Son, pues, retratos valiosos y certeros de la capital de los años 80.
Ahora bien, no hay que dejar de valorar el trabajo del Grupo Chaski. Ellos son los primeros que en el Perú tienen una propuesta integral de comunicación, buscando distribuir las películas que hacían más allá de los circuitos convencionales, que en ese entonces eran sobre todo las salas de cine. Así, llevaban sus trabajos a comunidades al interior del país, a áreas marginales. Hacían un trabajo de difusión muy importante tratando siempre de sensibilizar al público en esta línea de cine social que ellos activaron casi en el límite documental. Gregorio, por ejemplo, empezó siendo casi un documental y terminó siendo un poco híbrido, se siente al transcurrir de la pieza una ficción superpuesta. En Juliana, que se hace cinco años después, en 1989, ya se nota más un guion mejor estructurado. En resumen, una labor valiosa la de ellos.