Altísima y poderosa llega Denisse Dibós (Lima, 1967) caminando por la pista de aterrizaje de la Base Aérea de Las Palmas. Lleva puesto un traje al estilo “Top Gun”. Denisse posa sobre sus tacones para la sesión de fotos de esta nota con la ligereza de una bailarina. Ninguno de nosotros puede dejar de mirarla. Su dominio escénico es indiscutible.
La actriz y productora teatral está promocionando el próximo musical que llevará al teatro con Preludio. “El principito”, clásico literario del francés Antoine de Saint-Exupéry, tendrá una próxima temporada en mayo, esta vez desde la perspectiva reflexiva del personaje del aviador: “Por eso estamos en la Fuerza Aérea del Perú, para conectar con ese adulto aviador que tiene sueños y vuela alto. Los adultos de hoy no saben reconocer a su niño interior”, afirma remarcando el objetivo de la obra.
Denisse la tiene clara. Como productora, sabe lo duro que es trabajar en cultura y mucho más montar una obra en el Perú, especialmente en tiempos de crisis como los que vivimos hoy: “Con la incertidumbre, la empresa privada se retrae, no invierte. Yo sigo apostando por hacer reflexionar a las empresas. Podemos encontrar fórmulas que no las ahorquen y puedan contribuir con montos que no sean representativos para ellos, y nos permitan llevar puestas en escena para tocar el corazón y llamar a la reflexión”. Justamente, en eso está.
Hoy por hoy, Denisse intenta darse tiempo para todo: es participante del ‘reality’ de cocina del momento “El gran chef”; también tiene un papel en la novela “Papá en apuros”; está produciendo “El principito” y dirige Preludio Asociación Cultural desde hace 27 años. En Instagram, además, la siguen casi 270 mil personas.
Entre todo el ajetreo de su día, siempre logra encontrar una pausa para respirar. Es la clave para sobrellevar su agenda, su vida. Así, Denisse nos cuenta que aprender a meditar con la guía de su maestro le ha ayudado a mejorar su energía y salud mental. También ha cambiado su alimentación y se siente lista para lo que venga. En este momento de renovada paz interior —con la misma fuerza que la caracteriza— charlamos con ella.
-¿Hay algún musical que todavía tienes pendiente traer al Perú? Uno que se lleve a escena de la misma manera y magnitud que los teatros de Broadway.
Tengo muchísimos. Hay un musical que quisimos presentar este año porque obtuvimos los derechos de representación de Broadway, “Querido Evan Hansen”, sobre salud mental, que le habla a los adolescentes, pero también a los padres y maestros. Está brillantemente escrito en clave de rock-pop. Lamentablemente, tuvimos que tomar una decisión triste para nosotros y postergarlo hasta ver que la situación mejore porque los costos eran elevados. Ese es un musical que sueño hacer pronto.
-Como productora, ¿qué obra ha sido el proyecto más costoso para ti? No solo en el sentido económico, sino también en el esfuerzo.
“Chicago” y “Cabaret” quizá han sido los íconos más grandes que ha tenido Preludio en todo el sentido. Tuvimos mayor apoyo de la empresa privada, lo que me permitió comprar derechos carísimos, poner una escenografía y vestuario nivel Broadway. Hasta ahora me emociona decirlo, no tenía nada que envidiarle a producciones de Argentina, México o el mismo Broadway. Era un montaje tan grande que implicaba muchísimo esfuerzo y ensayo, teníamos que estar a la altura.
-En 2018 pasaste por un cáncer. ¿Cómo lidiaste con la enfermedad mientras trabajabas en el protagónico de una novela?
Tuve la suerte de tener a mi lado a una hermana que había pasado por esto dos años atrás, su amor y contención fueron básicos. Además, mi hija me esperaba en casa con un abrazo después de la terapia y yo tenía que sonreírle y así levantarme los ánimos. Me había comprometido con “Te volveré a encontrar” y ellos me apoyaron. Entraba a las 6 a.m. —porque era protagonista con Alondra García Miró— y regresaba a casa a las 7 p.m. después de la radioterapia. Fue agotador, pero muy positivo. Hubo momentos en que no daba más por las luces —del set de grabación— y la radioterapia, sentía vahídos, descansaba unos 15 minutos y regresaba. Ese esfuerzo fue importante porque me ponía en el lado de la mujer empoderada y no de víctima.
-¿Ese enfoque empoderado es el que das a tu vida en general?
Los seres humanos caemos en la cantaleta de la victimización, he caído también, pero es terrible y no quiero que eso domine mi vida para nada. No importan las circunstancias en las que estés, siempre hay una razón para sonreír y agradecer. Caer en el discurso de la víctima no le hace daño a nadie más que a ti. Soy tan sensible como cualquiera, me caigo, lloro. Pero salgo y me levanto con un poquito más de fuerza.
Fuiste mamá después de los 40 años. ¿Qué te llevó a tomar esa decisión, en un momento en el que todavía no había la apertura que existe hoy sobre este tema?
Mi sueño era tener algo grande como Preludio, desarrollar un género artístico y hacer algo importante en mi país. Se me fue pasando la vida y tuve como 15 “hijos” musicales, cada producción era una gestación más. Eran mis hijos, pero no biológicos hasta que un día me di cuenta de que tenía más de 40 años y que se me estaba pasando la edad para ser madre biológica. Congelé mis óvulos y tuve la bendición de conocer al padre de mi hija. Paloma fue concebida ‘in vitro’ porque queríamos tener la tranquilidad de traer a un hijo sano al mundo sin correr ningún riesgo. Ella lo sabe. Cuando le contamos se emocionó mucho porque le dijimos que no había criatura creada con más amor y deseo que ella.
-Debe tener sus ventajas ser mamá ya grande.
Muchas ventajas. Tienes una mejor perspectiva de la vida, más empatía porque ya has vivido, más experiencia para aconsejar. Con mi hija tenemos conversaciones profundas y de temas que jamás conversé con mi mamá. En nuestra época había una gran cantidad de temas tabú que no se conversaban con los hijos y menos con las mujeres. Lo único que me da ternurita es cuando me dice que somos grandes y no vamos a durarle toda la vida. Le digo que todo lo que duremos va a ser fantástico.
-Creciste en una época donde era un imperativo casarse de blanco. ¿Es algo que forma parte de tus planes? Sinceramente no. Además me he casado tantas veces en la ficción de blanco y me parecía un espanto, no porque no sea bonito, sino porque es pesado e incómodo. Nunca he tenido esas ilusiones a lo princesa, no es algo que me ha quitado el sueño.
-En “Papá en apuros” estás interpretando el papel de abuela y suegra del protagonista. No a muchas actrices les gustan esos roles. ¿Tienes algún conflicto con el paso del tiempo?
La vejez, crecer, madurar le va a llegar a todas las mujeres y a todos los hombres. Es la ley de la naturaleza, no se puede ser Dorian Gray, uno tiene que aceptar los años con madurez y darles la bienvenida. Tratar de evitarlo es absurdo y hasta ridículo. No quiero decir que no te cuides, soy una persona que se cuida muchísimo y quiero verme y sentirme bien. Sé que mi cuerpo no es el mismo, que mi cara no es la misma, tengo arrugas, manchas, porque es parte de la edad. En mi época no existía el bloqueador solar, es lo que es, no voy a salir tapada o “jalarme” la cara y transformarla. Me siento mejor ahora de lo que me sentía hace 20 años, más segura y más feliz. //
*Agradecemos a la Fuerza Aérea del Perú por prestar sus instalaciones.
-Desde pequeña, Denisse Dibós tuvo una predisposición innata hacia el arte. Llevó clases de pintura con maestros como Ella Krebs y Bill Caro, pero fue la música la vocación que más desarrolló. Estudió piano y dirección musical en Estados Unidos; incluso le ofrecieron una beca para un doctorado, pero una lesión en la mano le impidió continuar con este instrumento, aunque no ha dejado de tocar.
-Su primera obra la produjo y dirigió hace 30 años. Tenía 26 y acababa de regresar de EE.UU. Se realizó en su colegio, el Santa Úrsula, y fue un musical de Disney. Para financiarlo, consiguió auspicios de las empresas de padres de familia a cambio de publicidad. Sin proponérselo, estaba trazando su futuro en la producción.
-“El principito” llegará al teatro Segura del 17 de mayo al 9 de junio. La dramaturgia y dirección general es de K’intu Galiano; la letra y música de canciones son de Julie Freundt; y los arreglos y dirección musical están a cargo de César Vega. Entradas en Teleticket.
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