Llega casi una hora tarde al departamento sanisidrino donde vive su novia Cassandra Sánchez De Lamadrid. Un retrato de la célebre hacedora de reinas de belleza, Jessica Newton, pintado por el artista brasileño Romero Britto, revela que esta, quien vendría a ser su suegra, también reside ahí. El lugar, pues, ha sido fijado como punto de encuentro para la conversación y las fotos. Deyvis Orosco sale del ascensor que da directo a la sala apurado y con frío. Se disculpa insistentemente. Está hiper, mega, archiproducido. Pulcro. Saco, polo, jeans, zapatillas. Cadena, sortija y esclava de oro. Un reloj que fácilmente podría pesar un ladrillo. “Estuve en una reunión de trabajo con gente de Ecuador y no he podido salir antes, lo siento de verdad”, dice, y uno le cree como quien lo hace con el primo correcto y bien educado de la familia. Pide, por favor, un té para despertarse. Dormir poco es un hábito suyo, pero los últimos días han sido duros. Luego se pone a disposición de nuestro fotógrafo sin chistar. Sonríe, conoce sus ángulos, aunque dice que no.
El ‘Bomboncito de la Cumbia’, como también lo conoce todo el Perú, se relaja al iniciar la charla. El apelativo, dicho sea de paso, lo heredó de su padre. Era así como le decían al querido líder del grupo Néctar, Jhonny Orosco, fallecido en un accidente de tránsito junto a otras 12 personas en Argentina. Era mayo del 2007. Aquella tragedia entristeció hondamente al país y, a la vez, originó que más ojos y oídos se posaran con genuino cariño sobre la cumbia nacional. Dina Páucar fue quien bautizó así a papá Jhonny, de ahí que el sobrenombre solo se conociera originalmente en el círculo del género. Conforme Deyvis fuera forjando su propio camino en la música, terminaría asumiéndolo. Aclara él, honrándolo. Doce años después del infortunio que le cambiara la vida, el chico que tenía todo en contra, y por el que nadie daba un sol, según sus propias palabras, es hoy un cantante muy popular y un exitoso empresario. Tal es su historia, que le pidieron que escribiera un libro. “Lo que fui, lo que soy” (Planeta) se presenta el 28 de julio en la Feria del Libro.
“Me pareció que podía contar aspectos poco conocidos de mi vida, que son más que los que la gente puede creer. El camino que me ha traído hasta aquí ha sido arduo. Comencé orgullosamente siendo el hijo de Jhonny Orosco, pero en los últimos años he cumplido mi primera meta, consolidar la marca Deyvis Orosco. El libro comparte relatos que no hallarán en entrevistas pasadas: son historias que solo se conocían en familia o que yo viví en la intimidad”, narra el multifacético chico de 32 años, quien el año pasado dictó una charla TEDxLima denominada “Ama tus raíces y el éxito llegará solo”.
-
TEMPORADA ALTA“Los últimos años han sido los mejores de mi carrera y este 2019 está siendo espectacular. El libro es uno de los proyectos más importantes, pero se vienen más sorpresas en octubre. Tomo esta entrevista con Somos, la primera, como un signo de que mi trabajo va consolidándose. De que todo va a seguir yendo bien”, cuenta. Deyvis no quiere dar detalles de lo que ocurrirá en tres meses, pero adelanta que tiene que ver con su siguiente paso profesional: la internacionalización definitiva de su propuesta musical.
Recalca la palabra ‘definitiva’ porque él ya ha cantado muchas veces en países como Ecuador, Colombia y Brasil. Su trabajo es conocido –el tema No te creas tan importante fue un hit en toda Sudamérica–, llena estadios donde se presenta, “pero todavía en sectores populares, a los que tengo mucho cariño. Soy ambicioso y quiero más”.
Asimismo, deja leer entre líneas que el plan contempla fusionar la cumbia de sus amores con otros géneros musicales, probablemente urbanos, para así llegar a todos los públicos. Por lo pronto se presentará en un concierto, mano a mano, con Carlos Vives, Natti Natasha y Silvestre Dangond, entre otros, en el Jockey Club, el 19 de octubre.
Sobre los proyectos en la actuación señala: “Hice TV el año pasado. Estuve en Torbellino y fui jurado de Los cuatro finalistas, pero hay una serie con un rol protagónico en ciernes. Ya hay hasta guion, lo que falta es tiempo. Vamos a ver cómo nos organizamos”.
HAGO, LUEGO SUEÑODeyvis nació en el Rímac, en 1986. Su padre y su madre, Eva Atanacio, tenían solo 16 años cuando, sorteando toques de queda, le dieron la bienvenida a su primogénito. Él se criaría en la tercera zona de Collique, en su Comas del alma. Mamá sería quien le inculcaría los valores y esta idea casi obsesiva de ir derecho en la vida. Como agradecimiento, él se ha ocupado de ella desde que Jhonny no está, así como de su hermano Piero, hoy de 18 años. “Quiere estudiar cine fuera. Eso es lo que me ha pedido y es lo que le voy a dar”.
Atendiendo siempre a la familia, no descuida el trabajo. Verlo liderar el Grupo Néctar Internacional es solo la punta del iceberg. Deyvis tiene productoras de eventos musicales en otros países. Así, ha armado conciertos para Carlos Vives, Marco Antonio Solís y Romeo Santos, entre otros. “Esto no es tan conocido porque yo soy de hablar poco y hacer mucho. Yo no sueño, hago. Quiero dejar un legado. Cuando no esté, quisiera que se siga hablando de mí y por eso tengo metas más altas. Que se acuerden del chico que tuvo todo en contra y salió adelante”. Ambiciones grandes que salen de la boca de alguien que pareciera tener la humildad de quien, en verdad, no se cree tan importante. Para él, solo buenos vientos. //