No existen redes sociales. No hay Instagram, Facebook o TikTok. La verdadera pelea se da en las calles y nadie está dispuesto a ceder o congraciarse a cambio de un like. El Perú parece temblar ante la sola idea de un cambio.
Alonso Alcedo ha hablado en televisión, a nivel nacional, y ha ofrecido como solución a la crisis política autotitularse “emperador” del Perú. ¡Tal como lo leen! No estamos discutiendo sobre un hombre cuerdo que anhela ser presidente o de otro cuyo liderazgo podría llevarlo, antes de que se diera cuenta, a los puestos más altos de la nación. No. De lo que estamos hablando es de un hombre que quiere llegar a Palacio de Gobierno respaldado por el pueblo y dispuesto a no salir de ahí si no es para confirmar con su presencia una orden letal. Alonso Alcedo está harto de la política, hastiado de los negociados y es cada vez más incrédulo ante los intentos de vacancia o juzgamiento de políticos infames. Alonso Alcedo quiere gobernar el Perú y que el pueblo lo acompañe desde el Cusco, atravesando a pie la patria, hasta abrir las puertas de la residencia gubernamental.
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Felizmente, Alcedo no tiene vida propia. “Escribí esta obra en medio de la pandemia. Era la historia de un tipo que empezaba a decir que iba a ser rey o dictador o algo por el estilo. Y lo decía muy en serio. Como autor lo tomé un poco a la broma y el personaje era como de comedia. Pero luego, escribiendo algunas escenas, de pronto me di cuenta de que esto no era ninguna comedia, sino, muy por el contrario, era una tragedia. Para que esto funcionara, el personaje tenía que hablar completamente en serio”, nos dice Fernando Luque, autor de La tragedia de Alonso Alcedo, primer emperador del Perú, sobre el proceso de componer un personaje semejante en medio de la permanente crisis política que vive el Perú.
En este, su segundo libro, el actor, director, dramaturgo y profesor de teatro ha tratado de pintar la realidad de la manera más verosímil posible. “Lamentablemente, la realidad de la política peruana es así. Abundan tipos que no están preparados para el mejor tipo de mando. Y, sin embargo, reciben una enorme cantidad de apoyo. Y a veces lo reciben porque, efectivamente, son el mal menor”, afirma.
ALUCINÉ QUE TENÍA PODER
El autor da vida a un hombre observador y prepotente que no necesita enarbolar quejas sobre un fraude imaginario para tomar el poder. Para construir a Alcedo —desafiante, iconoclasta y que aparenta nunca perder los papeles—, Luque ha tratado de seguir sus intuiciones. “Este personaje es como Saul Goodman. Sabe construir una realidad para que tú te la creas y apuestes por él. Es como un genio del mal que construye esa realidad, de tal manera que es la única que existe. Alcedo hace eso también. Un poco como hace el Quijote. En el Perú actual, Alcedo sería un cataclismo”.
No hay presidente del Perú. Tampoco hay Congreso, ni Tribunal Constitucional, ni Poder Judicial, ni periodismo que cuestione nada. Lo que para algunos políticos, de ambas veredas, sería el sueño húmedo del poder ilimitado, para los demócratas sería la peor pesadilla. Alonso Alcedo, sin embargo, acecha muy de cerca, esperando su oportunidad. “Si yo dirigiera la obra, Alcedo no sería un Antauro Humala”, intenta calmar Luque. “Es evidente que Alcedo no es un demócrata. Mi principal intención es presentarle al público una obra de arte, en todo el sentido de la palabra. Y hacer que se pueda hablar en el teatro de algo que nos constituye como nación”, afirma. //
El libro “La tragedia de Alonso Alcedo, primer emperador del Perú” está compuesto por cinco obras de teatro, cuyos personajes comparten una urgente necesidad de redención. será presentado por el director de teatro roberto ángeles el 27 de noviembre a las 5 p.m. en Book Vivant, san isidro.