El futbolista peruano Jhoel Herrera (38) fue víctima de un infame episodio de racismo en un estadio peruano en diciembre del 2015. El hecho provocó tal indignación que se generó en reacción una cadena de solidaridad hacia el volante. Hasta los miembros del equipo rival, el Melgar de Arequipa, se disculparon con él en el partido de vuelta y usaron polos con lemas alusivos a lo ocurrido en señal de apoyo. Por el Día Internacional de la Eliminación del Racismo y la Discriminación Racial, Herrera recuerda algunos de esos ataques y otros más recientes, que tienen como objetivo a su menor hijo.
¿Qué fue lo que sucedió ese tarde del 2015? Desde que tengo recuerdo he sido discriminado por mi color de piel. Pero ese día fue muy doloroso. Fui a una jugada normal, un choque a un compañero, algo que es parte del fútbol, pero a la gente no le agradó esa jugada. Su reacción fue hacer sonidos alusivos a un simio o un mono, dirigidos hacia mi, fue muy triste, muy doloroso. En ese momento, lo único que hice fue empezar a besar mi brazo, mi piel, porque yo me siento muy orgulloso de mi color, de mis raíces, y se hizo todo un tema. Nada justificaba que una parte del público reaccione de esa forma.
¿Qué ocurrió después? Después de eso, las muestras de apoyo que recibí fueron increíbles. Los arequipeños me hicieron saber que ese sentimiento no era compartido por ellos, me dijeron que sintieron vergüenza. Al siguiente partido de vuelta, los del Melgar, encabezados por el “Cachete” Zuñiga, tuvieron la gentileza de traer unos polos con lemas en apoyo a mi. Se tomaron fotos conmigo. Todo muy bien. Me acuerdo que el club Melgar también sacó un comunicado diciendo que estaban en contra de lo que había ocurrido.
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¿Hubo alguna sanción por lo que pasó ese día?Me parece que sí hubo una sanción al Melgar, un cierre de tribuna, pero aclaro que eso no tuvo nada que ver conmigo. Yo no pedí que se castigara al club y no recibí un sol de nada. Eso no era lo que quería. Lo que me gustó es que mucha gente se levantó contra eso y eso es bueno. La gente cada vez más está levantando su voz de protesta por las personas que son discriminadas, por su color de piel, por religión, por su opción sexual, por su nacionalidad que ahora lo ves con mucha frecuencia.
Lo que ocurrió, ¿te llevó a reflexionar o a replantearte algunas cosas?Me incentivó a ya no dejar pasar estas cosas. Algo que tenemos que hacer es no dejar pasar las agresiones racistas, porque cuando los dejamos pasar le estamos diciendo a las personas que discriminan que está bien y no es así. El racismo en mi caso no solo lo he vivido yo, lo han vivido mis hijos. Cuando la cosa llega a los hijos es mucho más doloroso, porque yo lo puedo manejar, pero con los hijos es mucho más fuerte.
¿Qué fue lo que ocurrió con tu hijo? Pasó el año pasado. Él normalmente es bien alegre, y de pronto su actitud cambió. Tuvo además un bajón en su rendimiento académico así que hablamos con él y nos dijo que lo molestaban en el colegio. Lloró y yo estaba furioso. Saqué un tuit que fue muy rebotado, porque así era mi indignación. Gracias a Dios me apoyaron muchas personas, de todos lados, el Ministerio de Cultura, hasta actores de la televisión. Me acuerdo mucho que Paul Martin habló con mi hijo, y le mandó unos videos de apoyo que agradecí mucho.
¿Qué pasos se puede dar para terminar con el racismo y la discriminación en el Perú?Tienen que identificar a las personas que discriminan, por ejemplo, en el estadio o en el colegio, y empezar a dar la sanción que corresponde. Y tener una buena ley. En Brasil esas cosas ya no se toleran. Incluso en un partido, vimos como un futbolista se fue de la cancha para traer a la policía a que detengan a un futbolista rival que lo había insultado. Años atrás, se creía que una broma racista era solo una broma, pero ya vemos que no es así. A mi de pequeño me dolió mucho el racismo, me inhibió mucho a nivel escolar, porque la discriminación era un tema de todos los días. Yo me acostumbré y no es la idea que alguien se acostumbre a una agresión y menos un niño, al niño tenemos que protegerlo.