Los entrenadores peruanos también sueñan con el extranjero. No es un anhelo exclusivo del ‘9’ o un back promesa. También organizan sus comandos de acuerdo a los rigores de hoy. También preguntan por opciones a sus agentes. Se llamen Mosquera, Chemo, Uribe o Juan Reynoso –y aunque lo nieguen–; también miran Fox y chequean ESPN.
Le pasó a Comizzo, a Bengoechea y a Reynoso, por citar a los últimos campeones: los títulos locales prueban los límites a los que está sometido un entrenador en el medio: aquí, ante Comerciantes, Aurich o la ‘U’, basta preparar un plantel con inteligencia –generosos soldados y dos buenos generales–, convencerlos de una idea para jugar de local y otra de visita, y garantizar con el preparador físico niveles de agresividad y potencia por encima del promedio –no mucho, poco nomás– para salir campeón nacional. Ese es su mérito, su bisagra. Más o menos intensos, débiles ante la lírica o pragmáticos, sus equipos llegaron campeones a diciembre. Pero afuera es otra cosa: los que aquí corren, allá gatean.
De ellos, el caso Reynoso es el que más polariza. Su partida al extranjero para dirigir a Puebla, en la primera división mexicana, el que más entusiasma. Quizá pierda todas las encuestas de popularidad, pero hay otros números que lo respaldan: en tres años con Melgar, Reynoso lo puso en tres finales, ganó un título nacional y dos torneos cortos. Su influencia en Arequipa ha sido futbolística, pero también sociológica: antes de él –y después del ‘Chivo’ Neyra– Melgar había dejado de existir en el mapa peruano, es decir, era un equipo de media tabla, bajo presupuesto y estadios vacíos. No era noticia ni para los arequipeños. Encima, el conocido en el cable era Cienciano, el rival regional del Cusco, el campeón que acabó con River y Boca y que, pese a malgastar sus millones en ganancias, tenía otra fama, distinto respeto y sí jugaba finales.
El técnico peruano más ganador de los últimos diez años -década dominada por argentinos y uruguayos, básicamente- se va a México. El club que lo convenció, Puebla, lo ha definido como muy pocos en el Perú, medio experto en la mezquindad: “Un ganador, conocedor del fútbol mexicano. Diez años de trayectoria, líder, un técnico con carácter”. Es a partir de esa valla que Juan Reynoso vuelve a México, esta vez como técnico principal, con 49 años y toda la experiencia local posible, a un medio donde ya probó su valía como jugador y donde su nombre hoy es una marca. Para otros sería una aventura hacer algunos buenos partidos, ganar otros pocos. Para Reynoso es una obligación.