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Las Truchas, las nadadoras de aguas abiertas que combaten el estrés frente al mar de Lima | FOTOS

Con las piscinas cerradas, ocho amigas no sucumbieron al miedo y se adentraron en las aguas de la Costa Verde en junio del 2020. La práctica del deporte, revelan, las hace enfrentar mejor los desafíos y dolores de la pandemia . Hoy ya son 50.
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No hay ‘trucha deprimida’, cuenta Patricia Woyke (64), deportista de toda la vida y cabeza de ‘Las truchas’. Un día, el 5 de junio del 2020, después de la primera cuarentena, ella y otras siete amigas que se ejercitaban en una piscina bajaron la Costa Verde buscando el agua negada de las academias de natación. Todas tenían miedo, al principio no se alejaban de la orilla. Sin embargo, con cada brazada se dieron cuenta de que se llenaban de energía, y a la vez, de calma. “Esto a todas nos ha cambiado la vida y la manera en que afrontamos la pandemia. Entras al mar, sales y, así tengas el día más duro, pones el pecho”, relata la ex ciclista. (Foto: Ana Elisa Sotelo)
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"Las truchas" suman hoy 50 integrantes, todas mujeres. (Foto: Ana Elisa Sotelo)
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Ellas se reúnen algunos días de la semana y bracean de una playa a otra con suma pericia. Los sábados, que cuentan con mayor tiempo, realizan excursiones más largas. (Foto: Elías Alfageme)
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La natación de aguas abiertas es una disciplina que puede realizarse de forma recreativa o profesional, ya sea en el mar, en lagos o ríos, y de preferencia con compañía. Aquí una integrante de "Las truchas" se lanza al mar frente a la ciudad de Lima. (Foto: Elías Alfageme)
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En setiembre quisieron llegar a destinos más lejanos. “No podíamos adentrarnos sin protección, así que un día le pregunté a un pescador que siempre veíamos si nos podía acompañar los sábados en las travesías más demandantes. La idea era llevar agua, comida o recoger a alguien si fuera necesario. Él aceptó. Se llama Édgar Pandal, pero le decimos de cariño ‘Superman’, porque así se llama su bote”, dice Patricia.
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Con él se van desde Pescadores (Chorrillos) a la cueva de la Herradura, a la Chira, a la Rosa Náutica, a Peña Horadada, a la isla San Lorenzo. Son rutas entrañables contra las mareas, las malaguas, las preocupaciones y las tristezas. (Foto: Ana Elisa Sotelo)
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"Las truchas" pueden llegar a nadar hasta 12 kilómetros por jornada. (Foto: Elías Alfageme)
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Como la mayoría de nadadores de aguas abiertas, "Las truchas" consignan en su equipo un reloj con GPS y una boya que permite que se les vea y flotar, si es necesario. (Foto: Elías Alfageme)
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Los desafíos de la dinámica no son pocos: los nadadores deben enfrentarse a los movimientos de las corrientes, remolinos u oleajes y a diversas temperaturas. Implica un gran esfuerzo físico y mental pues se lucha contra el mismo espacio natural y las distancias. En nuestro país, la disciplina no había sido popular hasta la pandemia. Si bien en los últimos años ya se notaba un interés mayor por practicarla, ha sido con la clausura de las piscinas como medida de control para evitar contagios por el COVID-19 que esta viene pescando muchos seguidores. Así, hay quienes se lanzan al agua solos, en grupos que se han formado orgánicamente en las orillas o en escuelas. (Foto: Ana Elisa Sotelo)
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La psiquiatra y psicoanalista Jennifer Shaw pertenece también al grupo de ‘Las truchas’. Ella explica desde la medicina las propiedades curativas de nadar en el mar. “Las sales tienen un efecto beneficioso sobre el organismo. Puede ayudar en la cicatrización de heridas y en afecciones dermatológicas como el acné. Asimismo, la temperatura del océano nos ocasiona un impulso de energía. A eso hay que agregarle que a nivel físico mejora la coordinación. Dos tercios de todos los músculos del cuerpo se involucran cuando nadas”. Desde el punto de vista psicológico, agrega Shaw, nadar en aguas abiertas implica aplicar muchas técnicas de relajación. “Hay que aprender y concentrarse en la respiración, por ejemplo”. A su vez obliga a usar los principios de la meditación o el mindfulness. “Al nadar hay que estar pendiente del aquí y el ahora. Solo importa la siguiente brazada, no qué tendrás que hacer en el día u otros temas o problemas. Haces un paréntesis de todo el caos que puedas tener fuera. Eso es un enorme beneficio a nivel mental”.

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