ESCRIBEN: Ana Núñez y Gabriela MachucaUn hogar para los hermanitos enfermosComo cada 24 de diciembre desde hace diez años, Ricardo Pun recibirá la Navidad rodeado de sus seres queridos y de los pequeños de la Casa Inspira. Ellos son su familia ampliada, la que eligió y no le fue impuesta por la sangre, la que cuida y protege todos los días, y por la que es capaz de convertirse en un héroe sin capa, pero con los más humanos superpoderes. Fundada por Pun –o ‘Doki’, como le dicen los chiquitines–, la casa recibe a niños de todo el Perú (y a sus padres) que llegan hasta Lima para iniciar su dura batalla contra el cáncer. él y sus voluntarios les dan cama, comida y cariño.
Antes de Inspira, la labor social no había sido ajena a la vida del médico. Siendo un adolescente estudiante del colegio María Reyna, llegó en varias oportunidades a zonas como Pamplona o la Tablada de Lurín para hacer lo que se necesitara: enseñar a leer a niños, bañarlos, hacerlos reír un poquito. Poco después, el joven Ricardo organizaría grandes colectas y, como estudiante de medicina, fue integrante de la Primera Brigada de Transplantes de Órganos de Jalisco (México). Y claro, también pisó una compañía de bomberos.
El propósito del doctor es que ningún niño pierda la batalla contra el cáncer porque su familia no tiene dónde quedarse en Lima. Hasta la fecha, 900 familias han pasado por la Casa Inspira. Las camas han sido utilizadas ya 49 mil veces. Su gran labor, de hecho, le valió ser elegido Héroe del Año por la cadena internacional CNN, en un concurso mundial en el que participaron representantes de 194 países. El premio, ha dicho, será destinado a construir una segunda Casa Inspira, más grande, donde haya más pequeños a los que dar amor (si puedes ayudar, llama al 983958953).
Calor y bienestar para las familias puneñasJoaquín de la Piedra trabajó en Puno durante 20 años. Conoce como pocos en la capital la realidad de este hermoso y golpeado departamento del sur del país. Hace una década decidió coger el toro por las astas y hacer algo concreto para llevar bienestar a las familias rurales que allí padecen serias dificultades económicas. Para ello se asoció con Laura Fantozzi y Ximena Figueroa. Juntos crearon Kusimayo, una asociación sin fines de lucro que labora duro para conseguir tal objetivo.
“Tenemos cuatro programas andando: el primero es de desayunos diarios y se llama Miles de Sueños. Ahorita se benefician de él 463 niños en 26 comunidades. Este no solo consisten en alimentarlos saludablemente por las mañanas, sino también en proveerles útiles y rudimentos de aseo. Con esto queremos pelear contra la anemia y la desnutrición, que en Puno alcanzan cifras alarmantes”, detalla De la Piedra. El segundo programa, explica Laura, consiste en llevar a sus casas tres tecnologías que ha desarrollado la Pontificia Universidad Católica del Perú para dar solución al problema del inclemente frío sin que se afecte su salud. Estas son: la pared caliente, el aislamiento térmico y la cocina mejorada. De esta manera ya han equipado, desde el 2013, 843 viviendas. “El tercer programa se llama Puno Productivo y busca aplicar tecnologías mediante las cuales los predios de los campesinos cuenten con agua todo el año, un invernadero, un huerto a campo abierto, pastos combinados y abonos orgánicos”, complementa ella. Y el cuarto frente de ayuda, finalmente, labora en un asilo con 16 abuelitos. ¿Quiere apuntalar el esfuerzo de Kusimayo? Se pueden realizar donaciones monetarias, de insumos para alimentación o aseo, o de útiles escolares; lo que buenamente se pueda. Más informacion en kusimayo@gmail.com.