En un país tan grande como Estados Unidos, lo que pasa con los Boston Red Sox no es solo una distante victoria o tragedia nacional. Su victoria por 4-1 en la Serie Mundial de Béisbol sobre los Dodgers implica íntimamente a una ciudad entera que tiene una relación simbiótica y simbólica con SU equipo (nunca mejor dicho, en mayúsculas). El reciente ganador de la Serie Mundial es quizás, uno de los equipos más queridos de Estados Unidos y su presencia se ha visto en todos lados. Estos son algunos de los aportes que los Medias Rojas hicieron al imaginario popular norteamericano.
La leyenda de George Herman Ruth Jr. no se empezó a escribir en los Yankees, sino varios años antes. 'Babe' fue uno de los ocho hijos de un matrimonio pobre en el que solo él y su hermana Mamie sobrevivieron a la infancia. También fue un gigante criado en un orfanato que con su 1.88 pasaría a la posteridad como uno de los mejores bateadores de home runs en la historia, aunque también era un lanzador temible. Cuando tenía 20 años fue reclutado por los Orioles de Baltimore, su ciudad natal, equipo que luego fue comprado por los Red Sox. Su venta a los Yankees fue concretada en un arreglo que el dueño de los Medias Rojas, un empresario teatral, hizo con el de los de New York. Incluía no solo 125.000 dólares de la época como paga al club, sino también otros 300.000 para que el mandamás de Boston los invirtiera en hacer obras en Broadway.
Fue justo esta venta la que desató la que quizás es la maldición más célebre de la prehistoria del béisbol. En esa época de leyendas muchos atribuyeron a la infamia del traspaso de Ruth un hechizo: los Boston Red Sox no ganaron una serie mundial desde 1918. Recién en el año 2004 el equipo de Boston se hizo del triunfo otra vez.
De ahí viene una de las frases más celebres de una de las series de culto de inicios de este siglo. En 'Lost', aquella desconcertante obra producida por J.J.Abrams que se lanzó en 2004, había un dicho que aplicaba a aquellas situaciones en las que había algo realmente imposible: “Eso va a pasar cuando los Red Sox ganen la Serie Mundial”. De hecho, eran tan incrédulos sobre el tema que hay una escena memorable:
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En el cine también hemos visto algunos guiños al equipo de Fenway Park. Hay una comedia romántica con Drew Barrimore y Jimmy Fallon que tiene como tema la obsesión de un hombre por su equipo. Sin embargo, si hablamos de obsesos por los Red Sox, podemos citar mejor al sargento Donnie Donowitz, el 'Oso Judío' de Bastardos sin Gloria. En el filme de Tarantino, Donowitz ejecuta nazis con un bate de béisbol. El 'Oso Judío' es nativo de Boston y, luego de ejecutar a un oficial alemán, clama como si fuera un niño: “¡El maldito Teddy Williams la voló del estadio! ¡Home run! ¡Todo el público está de pie aplaudiendo al maldito! !Teddy bateó un home run que llegó hasta la calle Lansdowne!”.
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La referencia a Teddy Williams no es gratuita y está cimentada en una historia ilustre: Williams, apodado “The Kid”, era un jardinero izquierdo que jugó toda su vida por los Red Sox e interrumpió su romance con SU equipo solo para cumplir su servicio militar durante la II Guerra Mundial y la Guerra de Corea. Con un promedio de .400 se discute si es que es el mejor bateador de la historia. Polémico aún en aquella era, por llevarse mal con los periodistas y por no saludar al público cuando anotaba un home run, acabó sus días en una cámara de criogenia en Arizona, a la espera de que pueda ser resucitado.
Los Red Sox viven de resucitar, justamente, su historia. Su canción de batalla, titulada “Tessie”, es en realidad el amoroso tema de un musical de 1902. Este fue utilizado por los hinchas más revoltosos de los Boston Americans, el equipo que luego se conocería como los Red Sox. Los “Royal Rooters”, como se llamaba esa primera barrabrava del béisbol, usaron una versión reescrita de la canción para burlarse de los Pittsburgh Pirates en la serie mundial de 1903, la primera de todas. Uno de los Piratas acabó por atribuir el triunfo con remontada de los Americans a “esa maldita canción”.
“Tessie” se convirtió así en un canto de guerra que fue cayendo poco a poco en el desuso hasta el año 2004, cuando un grupo de punk bostoniano decidió actualizar la tonada y darle un significado más profundo para relatar la historia no solo del club o de la canción. También cuenta quiénes fueron los “Royal Rooters” y Michael T. McGreevy (conocido como “Nuf Ced”), el dueño de un bar llamado “Tercera base”, donde todos se reunían.
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