Una fatídica noche de marzo del 2022, se desató una pelea en un peligroso barrio del Callao. El enfrentamiento se saldó con al menos un herido de bala. Mientras la violencia se apoderaba de aquella calle chalaca, al otro lado de la ciudad, un equipo de rugby amateur se encontraba entrenando.
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“Si no hubiésemos estado juntos en esa fecha, quizás yo habría participado de la pelea y, quién sabe, tal vez también me llevaba un disparo”, narró algunos meses después de dicho acontecimiento un miembro de aquel equipo de jóvenes deportistas en una reunión.
Ahí se encontraba Nicolás Zevallos, entrenador y rugbier desde hace casi un cuarto de siglo. Para Zevallos, ese momento lo cambió todo: a partir de ahí, decidió crear un proyecto que pudiese ayudar a más chicos en estado vulnerable a empoderarse a través del rugby.
Lo bautizó Nuestra Zona.
“Está demostrado que el deporte es una excelente herramienta para ayudar a que los chicos no se involucren en actitudes delictivas”, comenta Zevallos desde el gramado del estadio Adelfo Magallanes, ubicado en San Miguel, mientras una treintena de niñas, niños y jóvenes corren para agarrar un palo de hockey y una ovalada.
En efecto, el deporte en general y el rugby en particular han sido el núcleo de diferentes programas de este tipo. Es famoso, por ejemplo, el caso de Los Espartanos, un equipo que surgió en un penal de máxima seguridad de Argentina en 2009. En 2015 fueron protagonistas de un documental y su caso ha inspirado a que se imite la buena acción en otros países.
En el ámbito local tuvimos el ejemplo de Rugby para Todos, un proyecto de la Federación Peruana de Rugby (FPR) y la empresa Lima Expresa en San Martín de Porres, Rímac y el Cercado de Lima.
Nuestra Zona es una iniciativa particular que opera con la ayuda de patrocinadores, además cubren ciertos gastos a través de convenios. Entre ellos, el uso de un estadio con la municipalidad de San Miguel, entrenadores e implementos.
TODAS LAS MANOS POSIBLES
Nicolás encontró en Ángela Gutiérrez, una antigua compañera de equipo, a su primera aliada. “La sociedad necesita un cambio y creo que se puede dar a través de un medio que no ha sido explotado como merece: el deporte”, asegura Ángela.
Los próximos en sumarse fueron su equipo de rugby, Alumni, y el heptacampeón nacional, OMA Hockey, a quienes le siguieron las federaciones de cada deporte.
"La sociedad necesita un cambio y creo que se puede dar a través de un medio que no ha sido explotado como merece: el deporte".
“A nosotros nos interesa alcanzar a adolescentes con pocas oportunidades y dárselas. Quién sabe, quizás esos chicos con un poco de incentivo y curiosidad pueden terminar representando al país”, comenta Carlos Morales, entrenador y presidente de OMA hockey.
La experiencia profesional le había demostrado a Nicolás que la Policía Nacional del Perú era especialista en estos programas, así que tocó sus puertas. Las comisarías de Surco, San Miguel y Maranga se apuntaron.
“Lo más importante es que los muchachos ocupan su tiempo libre y se alejan de las malas prácticas”, dice el comandante Paolo Farías, comisario de Maranga, cuya hija practica hockey.
"Quizás esos chicos, con un poco de incentivo y curiosidad, pueden terminar representando al país".
“Venimos coordinando para que esto sea un ejemplo para los demás distritos y el resto del Perú”, agrega el comisario de San Miguel, Luis Cóndor, quien terminó animándose a enviar a sus hijos para que prueben si les gustaba el rugby.
En el camino se han sumado más aliados. Hoy, el proyecto funciona como una operación articulada entre algunos clubes, la policía y la municipalidad de San Miguel.
“Primero llevamos el deporte a tu barrio y si te enganchaste te traemos al estadio Magallanes para que puedas seguir practicándolo”, detalla Jim Vásquez, subgerente de Deportes y Recreación del municipio.
Sentado en las gradas, al final del entrenamiento, Nicolás explica que liderar esto es como vivir haciendo malabares.
Con su proyecto en marcha y un número creciente de participantes, Zevallos confirma una regla inquebrantable en el deporte: la unión siempre hace la fuerza.
Hasta la fecha, unos 150 niños, niñas y adolescentes participaron de los talleres que ofrece Nuestra Zona.
Para el 2023, planean trabajar con 100 niños de centros educativos y de programas preventivos de las comisarías en Cercado de Lima, Surco, San Juan de Lurigancho y San Miguel.
Los entrenamientos son los lunes y miércoles, de 8 a 10 p.m., en el estadio Magallanes. Más detalles en sus redes sociales.
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