Uno nunca se cansa del Cusco. Siempre hay algo nuevo que ver. Aunque sea en una calle por la que hemos pasado decenas de veces, invariablemente encontramos, en un resquicio, arquitectónico o humano, una desconcertante sorpresa. Y si salimos a los extramuros de la ciudad, los misterios a develar son infinitos, como en el cuento “El Aleph” de Borges.
Esa mañana, azul e inesperadamente lluviosa, la sorpresa llamó a mi puerta en forma de mujer. “Despierta, Caníbal [así me llaman], hoy es día de fiesta, ponte tus mejores galas”. Casi sin darme cuenta ya iba rumbo a Chinchaypujio, donde celebraban a la Virgen Asunta. Todo era color, movimiento y algarabía y los que más disfrutaban eran los niños, como toda festividad que se respete. Ya en la plaza vi a los danzantes del Qhapac Qolla hacer una impresionante pirámide humana.
La efervescencia tradicional cautivó nuestras retinas hasta que decidimos dar un paso para retroceder unos cuantos siglos. Después de atravesar frondosos bosques de eucalipto arribamos al pie de Collmay, un complejo arqueológico inca imperial construido sobre un espolón de roca volcánica. Posee puertas trapezoidales que te conducen a misteriosas aberturas. Allí los incas reunían su refinada arquitectura con un entorno geológico inalterado, dando lugar a cuevas aparentemente sagradas, donde lo humano y lo natural convergían en una fe superior.
De vuelta al pueblo, visitamos la casa de Isabel Chimpu Ocllo, en cuyo muro exterior se luce una enorme piedra inca cubierta de follaje, que los pobladores aseguran tiene doce ángulos como la del Cusco. Pero el verdadero tesoro reside en que aquí se crio Gómez Suárez de Figueroa, que después se hiciera conocido como el Inca Garcilaso de la Vega, hijo de Isabel y de un capitán extremeño, el primer mestizo cultural de América que destacó como literato. Mi capacidad de asombro se había agotado, era hora de regresar. //
SEPA MÁSPara llegar se debe tomar carro en la plaza Santiago (Cusco), que por S/ 3 te lleva a Izcuchaca. De Izcuchaca a Chinchaypujio la movilidad cuesta S/ 7. Tiempo: 2 horas y media.
El plato típico es la merienda, elaborado con cuy, queso, tarwi, quinua, mote, papa y rocoto.
Guía: Néstor Ramos (T. 91064-6477)