A las 3:00 p.m. el sol pega fuerte en el distrito de San Luis. Caminar de la puerta 3 a la 1 de la Videna es un martirio. Ahí, en la avenida del Aire, no hay viento que sople. Nos mintieron. Tampoco sombras que sirvan de respiro sobre la vereda. Creo, fuera de bromas, que solo un camión cisterna y su potente chorro de agua nos pueden salvar. Pero hoy no me acompaña solo el bochorno. Eso es, en realidad, lo menos importante. Lo sé por los rostros de felicidad –y no de sofoco– que veo al lado. Estoy junto a la delegación peruana que irá a los Juegos Olímpicos Especiales de Abu Dabi 2019, un megaevento mundial donde participan atletas con discapacidades intelectuales. Nos dirigimos a la zona central de la Villa Deportiva. Ahí les harán fotos para esta edición de Somos. En total son cuatro equipos, 22 deportistas y cinco entrenadores. En atletismo, natación y gimnasia rítmica hay esperanzas de medalla. Pero en vóley hay confianza –y antecedentes– para creer que ganaremos el oro.
JAÉN, CUNA DE CAMPEONASLuz Rivera transita por el Centro Especial Corazón de Jesús como si fuera Natalia Málaga. No es que imite o quiera ser como la ex medallista olímpica, sino que la ven así. Ahí, en Jaén, provincia de Cajamarca, pasa la mayor parte del tiempo. Por las mañanas enseña a niños de primaria. Por las tardes es la entrenadora del equipo de vóley que ganó el oro en los Juegos Especiales Los Ángeles 2015. “Allá la mayor distracción es el vóley. Tienen que visitar Jaén. En cada cuadra verán una net y chicas de todas las edades compitiendo”, asegura la docente. Las 10 jugadoras que tiene a cargo también son de la zona y varias de ellas estuvieron en la competencia de hace cuatro años, en Estados Unidos. ¿Cómo hizo esta ciudad de 185 mil habitantes para ser una potencia mundial?
“Cuando ingresé al centro, solo había educación física. Ahí nos dimos cuenta de la energía que tenían los chicos. Eso fue por el 2002. El director y yo nos dimos cuenta de que se podía implementar talleres deportivos por las tardes y armamos diferentes equipos. El de vóley era el más fuerte y a alguien se le ocurrió que podíamos participar en los torneos de Lima que organiza Olimpiadas Especiales Perú. Establecimos contactos y se dio la ocasión. Viajamos, demostramos nuestro nivel y ahora Jaén es subsede de la institución. Todo gracias al vóley”, explica Rivera.
Al costado de la entrenadora está Roxana Herrera. Tiene 39 años y es una de las jugadoras más representativas y emotivas del equipo. “A veces quiero llorar de alegría por este viaje”, confiesa. “Ya olvidé desde cuando juego al vóley. Pero recuerdo que a mi mamá le gustaba mucho. Ahora, en la casa me han pedido que vuelva del viaje con varios regalos [risas]”, agrega.
UN GUERRERO VELOZSi le decían que corra de Tumbes a Lima, lo hacía. Tiene 22 años, pero es como esos niños que nunca se cansan. Héctor Henckell es la carta peruana de atletismo en las Olimpiadas Especiales 2019. Es experto en 200 y 400 metros, ganó dos medallas de oro en los Panamericanos del 2017 y está tan entusiasmado como su madre. Nadie ha luchado tanto como Carmen Lindao por hacer de su hijo –que sufre de retraso mental leve– un atleta con corazón de hierro. Desde que nació de forma prematura (seis meses) y pasó un mes dentro de una incubadora, hasta cuando –hace un año– el padre de Héctor falleció.
38 horas después, la delegación peruana está ahora en Abu Dabi. Medallas más, medallas menos, este equipo se merece el apoyo de todo el Perú. //