Nunca antes la foto de un hombre en calzoncillos costó tanto: 3.2 millones de dólares.
Era, en realidad, una imagen a todo color del momento justo en que estrellaba un volkswagen escarabajo y era, en realidad, más que un hombre: se trataba del Action Comic N°1, uno de los únicos 100 cómic subastados en Internet, un nombre que no tendría ningún sentido —ni habría marcado a una generación, y a otra— de no ser porque fue la primera aparición de Superman, el Hombre de Acero.
Digamos, la partida de nacimiento de un extraterrestre.
Según el New York Post, el tercer diario más antiguo de Estados Unidos, que reportó la nota, el comprador tardó dos horas en ganar la subasta en eBay, y aunque no se conoció el nombre hasta tiempo después, podría llamársele multimillonario, extravagante o, sencillamente, insuperable coleccionista. Era agosto del 2014, domingo. Como tres años antes el actor Nicolás Cage, que pagó también una cifra récord, esta vez el Action Comic N°1 estableció una nueva marca: 3′207,852 millones de dólares por esa portada del primer Superman, con sus zapatos y su calzoncillo rojo. Diez páginas en papel simple que costó 10 centavos de dólar y que, 76 años después, costaba esa cifra imposible.
Solo el delantero Jefferson Farfán podría darse ese lujo, con sus ahorros.
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ESTE ES EL COMIC CON EL PRIMER SUPERMAN:
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Algunos detalles sobre la aparición de Superman en Actión Comic N°1 que lo hacen único en el mundo:
—Todas las versiones recogidas para este reportaje coinciden en que es el primer superhéroe de la historia. Fue creado por el escritor estadounidense Jerry Siegel y el artista canadiense Joe Shuster en 1933. Se lo vendieron a Detective Comics, Inc. en 1938 por 130 dólares de la época. Ganga. Guarden todos sus dibujos.
—En 2012, la empresa ComicConnect.com, dedicada a la subasta de cómics por Internet, informó sobre una histórica venta on line: el cheque con el que DC pagó la historia de Superman a los jóvenes Siegel y Shuster. Stephen Fishler, uno de los propietarios de esta empresa, dijo en un comunicado: “Este cheque se ha convertido en el símbolo de un trato cuestionable, comparable a la venta por 24 dólares, en 1626, de la isla que luego sería Manhattan, o la del jugador de béisbol Babe Ruth por 100.000 dólares en 1919”. En 1978, la primera película de Superman —acaso la más querida, con Christopher Reeve, que hoy debería haber cumplido 69 años—, generó ganancias por más de 300 millones de dólares.
—Pese a su vejez —83 años ya—, Superman es el superhéroe más versionado de la historia. Ha “peleado” contra Alí, ha aparecido en dos episodios de Los Simpson, hizo un cameo en Marvel, volvió a inclinar la Torre de Pisa y tiene poderes que son, en suma, todos los poderes: vuela por encima de la atmósfera de la Tierra, de sus ojos salen los rayos caloríficos y con su aliento pueden congelar y/o apagar incendios. Pero acaso tiene un superpoder que es como ninguno: puede retroceder el tiempo.
Pero acaso su mayor valor, desde el lejano 1938 cuando apareció en comic es que sin él no habría Batman.
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Ángel Hugo Pilares es periodista, curioso, viajero y jefe de Gestión Digital de la web de El Comercio. Tiene la paciencia de un buho y la bondad de la Madre Teresa: nunca lo he visto enojado, sobrepasado o agotado por alguna crisis del trabajo. Solo cuando se le acaban los cigarrillos.
Creo que por eso, por ese combo de templanza e inteligencia, es uno de los fanáticos de Superman a los que siempre acudo cuando se trata de describir por qué, al cabo de ocho décadas, seguimos queriendo al hombre que tiene tres nombres pero es un solo (Kal-El, Clark Kent y Superman): “Tengo una teoría bien humana: a lo largo de la historia, hemos explicado la humanidad desde los dioses mitológicos, luego los héroes de las guerras. Ahora no; el mundo está contado, muchas veces, a partir de las vidas de ficción de los superhéroes. Sea porque tienen lo que soñamos o salvan lo que nosotros no, ellos tienen la vida que queremos. Superman es ideal para explicarlo: salva a su chica, salva al planeta, para un tren. Para la vida americana lo es aún más: nació en un pueblo pequeño y desde ese espíritu boy scout, es una buena noticia para el mundo”.
Ese hombre, Pilares, le regaló el primer libro de su vida a Mateo, mi hijo. Obviamente, un cómic de Superman que todas las noches hojeamos.
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Ochenta y tres años después, Superman todavía es noticia: según medios estadounidenses el actor Henry Cavill se habría reunido con Warner para su regreso en una nueva película. Adaptado a los tiempos de videojuegos, en los primeros días de la cuarentena mundial se filtró un arte conceptual que podría pertenecer al juego de Superman que pretendía realizar Rocksteady Studios, una empresa desarrolladora de videojuegos con sede en Londres, Inglaterra. En Lima, en los últimas años, también lo fue. Universal como ningún otro, Superman tenía una versión peruana que transitaba todos los días por la calle más peruana de todas, el Jirón de la Unión. Se llamaba Esteban Chávez Martínez y trabajaba como jalador de comercios vestido —no disfrazado— de Superman versión nacional. Según información de Peru21, Chávez Martínez padecía de glaucoma y en abril del año pasado falleció.
Pero quizá la respuesta a esta fidelidad por El Hombre de Acero tenga que ver con el lado más humano de alguien que, en los libretos, nunca falla: sabe usar lentes, sabe trabajar de lunes a viernes, sabe enamorarse. Y en ese trance, no olvidar que su misión es salvar al mundo.
Alguien debería tener ese gran superpoder en estos momentos.
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