Travis Bickle mirándose al espejo, retando a otro más allá de sí mismo: “Are you talking to me?”; Tony Montana, demencia, exceso y “Say hello to my little friend”, disparándole a todo y a todos; “What do you mean funny?, Funny how? How am I funny?” y Tommy DeVito convierte bruscamente en terror un momento antes jocoso entre sicarios y mafiosos. Robert De Niro, Al Pacino y Joe Pesci les pusieron rostro y voz en Taxi Driver (1976), Caracortada (1983) y Buenos muchachos (1990), películas que quedaron instaladas por mérito propio en la memoria de la cultura popular gracias, entre otras virtudes, a su particular enfoque de la violencia y a su acercamiento psicológico a personajes que representan distintos tipos de marginalidad y poder. Hace 50 años, cuando se hablaba de gánsteres, imaginaba a Lucky Luciano, Al Capone o Frank Costello. Hoy, las referencias son Pesci, Pacino o De Niro, otros tres italoamericanos que nos han hecho creer con intensa convicción que se dedican a lo mismo.
Todos, de algún modo y en tiempos diferentes, se convirtieron en arquetipos de un visceral estilo de actuación, un dejar de ser ellos para convertirse en otros hombres distintos y distantes. Unas veces violentos mafiosos, sanguinarios sicarios o desequilibrados narcotraficantes; otras, delincuentes arrepentidos, sombras crepusculares rumbo a su golpe final. 76, 79 y 76 años han tenido que cumplir, respectivamente, estos tres enormes actores para que un coetáneo suyo, Martin Scorsese (77 años), los reuniera como quien convoca a sus mejores hombres para la misión definitiva, una suerte de The Expendables del crimen.
Esa misión lleva el nombre de The Irishman, su largometraje número 25. Como el filme se narra a lo largo de varios años, en lugar de buscar actores más jóvenes para interpretar a los protagonistas, se recurrió a la tecnología, por lo que podremos verlos con varios años menos, un modo casual de recordarnos de donde vienen… y a dónde van.
A decir de los primeros comentarios, en este filme confluyen muchos de los referentes históricos del cine de gánsteres o del western más nostálgico, en una historia que no solo cuenta hechos, sino que explora emociones e infiernos interiores y que ya ha sido llamada “la mejor película sobre crimen de Scorsese desde Buenos muchachos”.
“Una monumental, elegíaca historia sobre la violencia, la traición, la memoria y la pérdida. [...] Enorme y sólida, y también sorprendente y extraordinariamente delicada”, ha dicho el crítico de The New York Times, A. O. Scott. Para Owen Gleiberman, de Variety, “es el filme que muchos queríamos de Scorsese [...]. Una visión del mundo criminal que se extiende con ecos de las anteriores películas de mafiosos del director, pero que también nos lleva a un lugar nuevo e intenso”. Marcelo Stiletano, periodista argentino del diario La Nación, ha llegado a escribir que The Irishman “es al cine de mafia y gánsteres lo que Los imperdonables (Clint Eastwood, 1992) fue para el western”.
-PACTO DE SANGRE-
Martin Scorsese dirigió su primer largometraje, Who’s that Knocking at my Door?, en 1967. Para aquel entonces, Joe Pesci apenas había tenido un par de apariciones en televisión. Sin embargo, su innato talento lo llevó conseguir un papel en el filme The Death Collector (1976). Sorprendió tanto a Scorsese y a Bobby De Niro, que ambos lo llamaron para proponerle actuar en El toro salvaje (1980). Gracias a este filme consiguió sus primeras nominaciones al Óscar y el Globo de Oro y obtuvo su primer Bafta. Cuando Scorsese comenzó a dirigir, aquel 1967, Bobby solo sumaba un par de cameos en su currículum, a los que agregaría pronto algunas colaboraciones con el también emergente Brian de Palma (Greetings, en 1968; o Hi, Mom!, en 1970) y una con Roger Corman (Bloody Mamma, 1970). Justamente fue De Palma quien los presentó, en una reunión navideña de 1972. Sintonizaron rápido y notaron que habían crecido en la misma época, en el mismo barrio, pero en diferentes calles. Menos de un año después De Niro y Scorsese harían su primera película juntos, reflejando en el cine mucho de aquello que vieron de chicos: Mean Streets.
Al Pacino, por su parte, aún no debutaba en el cine, pero ya gozaba de reconocimiento en los circuitos teatrales de Nueva York e incluso había ganado un premio Tony en 1969. Curiosamente, por esos días, él y De Niro cruzarían por primera vez sus caminos en las calles del East Village neoyorquino una tarde que ambos recuerdan aún. Al estaba con su novia de entonces y Robert pasaba raudo, pero el encuentro fue bastante amable para la fama que les depararía la historia del cine: no hubo balazos, persecuciones desesperadas o consecuencias sangrientas. “Pensé que llegaría lejos. Tenía carisma. Era obvio”, fue la impresión que tuvo el futuro Michael Corleone sobre el futuro Vito Corleone joven. Aquel no fue solo un cruce casual: fue la tarde en que se juntaron los dones y los dones (después de todo, esto era cosa de dones y de dones).
Poco después, Pacino debutaría en el cine con Me, Natalie (Fred Coe, 1968) y luego tendría su primer protagónico en The Panic in Needle Park (Jerry Schatzberg, 1971). En solo cuatro años más, películas como El Padrino (1972), Espantapájaros (1973), Serpico (1973), El Padrino II (1974) y Tarde de perros (1975) lo convertirían en una estrella mundialmente reconocida y respetada.
A pesar de que El Padrino II fue el primer filme en el que compartirían créditos, no compartieron escenas por una razón obvia: De Niro interpretaba al patriarca Vito Corleone, pero varios años antes de los hechos ocurridos en la primera película. Así, de la mano de Francis Ford Coppola, Bobby también encontró su lugar en el mundo.
20 años después, Pesci, De Niro y Pacino eran ya dueños de un Óscar –Bobby de dos–. Los dos últimos volverían a colaborar en el policial Heat (Michael Mann, 1995), donde por fin compartieron escenas, y en el thriller Righteous Kill (Jon Avnet, 2008). Aunque siempre es interesante verlos juntos, ambos filmes dejaron al público con la sensación de algo pendiente, un deseo no completamente satisfecho. Esa deuda espera, al fin, pagarse con The Irishman que es, aunque cueste creerlo, la primera colaboración entre Pacino y Scorsese. “La película completa nuestro círculo profesional”, han dicho ellos, hace unos días. //