En su muro de Facebook, el Dr. Ken Takahashi lleva un polo negro y los pelos largos y revueltos, como un vocalista de banda de metal. Es el estampado sobre su prenda lo que da más luces de su vocación: “¿Qué queremos? Ciencia basada en evidencia”, se llega a leer. Desde su oficina en Jesús María, Takahashi, el nuevo presidente ejecutivo del Senamhi –apenas un mes y medio en el cargo–, se vale de una analogía futbolística propia de un divulgador científico para explicar los riesgos de la predicción climática, ciencia no siempre comprendida por el peatón impaciente. “Es como apostar. Uno puede decir que ahora, con Paolo Guerrero, tenemos más probabilidades de que el Perú gane, pero eso no significa que vaya a ocurrir de todas maneras”.
Con el clima pasaría lo mismo. Los expertos analizan sesudamente las variables y hacen sus predicciones con tres y hasta cuatro meses de anticipación. Más allá de ese periodo, hay mucha incertidumbre. Pero igual, a veces queda la puerta abierta para que una variable no prevista aparezca en el horizonte, cual nubarrón en un día de playa, para cambiarles los cálculos.
Para los próximos tres meses, el Senamhi anticipa un verano bastante más frío que el de los últimos dos años, en los que la presencia de dos fenómenos de El Niño consecutivos alteró el clima del país con su acostumbrado incremento de las temperaturas del mar y las lluvias intensas, en especial en algunas zonas de la costa norte. Este año se habló de El Niño costero, un evento climático muy poco estudiado por la comunidad internacional, que hizo que el agua se calentara de forma abrupta por la disminución de los vientos que empujan la corriente de Humboldt de sur a norte. En dos o tres semanas, la temperatura se elevó hasta 10 grados frente a La Libertad. Algo parecido ocurrió en 1925, según investigación de Takahashi y un equipo de historiadores y expertos del clima.
Para el 2018 no se prevé que ocurra algo así, pero sí es probable que tengamos su contraparte. Le llaman La Niña y suele presentarse durante el invierno. Es la cara opuesta, el lado oscuro del fenómeno de El Niño, pues se caracteriza por temperaturas más bien frías en las aguas del océano Pacífico, que bañan nuestras costas hasta la línea ecuatorial. En esos casos los valores de temperatura que se registran son por debajo de la media normal. En esta temporada invernal hemos estado en una situación con características de La Niña. “Si La Niña prosigue hasta el verano del próximo año, esto podría hacer que las lluvias en la parte de la sierra y la selva peruana sean mayores que la media, con las naturales variaciones regionales”, precisa Takahashi, físico con un PhD en Ciencias Atmosféricas por la Universidad de Washington y ex director de Ciencias de la Atmósfera e Hidrósfera en el Instituto Geofísico del Perú (IGP).
Lluvias de veranoUna mirada rápida al mapa de anomalías que nos prepara el Senamhi, que muestra las distintas temperaturas del océano Pacífico registradas durante la Navidad, nos hace ver que el mar peruano está frío. Da frío solo de mirar el diagrama en cuestión. Se ven manchitas de distintas tonalidades de azul, que se diferencian de otras latitudes, donde la presencia de zonas rojas indica la existencia de aguas más calientes.
El mar está frío ahora, se siente en la ciudad. La actual estación se percibe como de primavera/verano antes que de verano mismo. Hay días que incluso amanecen nublados, para ser fin de año. “Que este hecho persista hasta el verano del 2019 es incierto. Lo más probable es que las temperaturas en la costa se mantengan por debajo de lo normal, no necesariamente como una Niña, pero sí más frías. Comparado con los últimos veranos que han sido afectados por El Niño, este se sentirá más fresco, de hecho”.
Un verano frío no significa que tengamos que sacar la chalina y el gorro para ir al trabajo, pues de lo que se habla son de promedios y no de episodios aislados. Si el mar está frío, es probable que se generen neblinas temprano, hasta las diez u once de la mañana. Si se presentan lluvias en la zona de la sierra central, esto puede hacer que vengan nubes desde el este, como ya se están viendo, indica el experto. Las condiciones de nubosidad hacen que se sienta más frío.
Los huaicos en la costa que vimos este año que termina, si bien no se descartan, son posibles porque el verano es la temporada natural de lluvias, con El Niño o La Niña o sin ellos. Si se extendiese La Niña al verano, no obstante, haría que la costa se mantenga fría y ello haría más improbable que llueva en la cuenca costeña. Que no sirva esto para bajar la guardia: la prevención es la única forma de mitigar los posibles desastres.
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