Científicos británicos lograron producir biocombustible con bacterias.
Modificando genéticamente la bacteria E. coli, investigadores de la Universidad de Exeter, en Inglaterra, crearon una cepa especial que puede generar un biocombustible casi idéntico al diésel convencional.
La producción está muy lejos todavía de ser comercial, pero según los científicos si el proceso se pudiera ampliar a gran escala podría convertirse en una alternativa ecológica a los combustibles fósiles.
Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista especializada de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
MINI FÁBRICAS Según la corresponsal de ciencia de la BBC, Rebecca Morelle, el equipo investigador describió estas bacterias genéticamente modificadas como mini fábricas de producción de combustible.
La bacteria E. coli forma parte de la flora intestinal de muchos mamíferos y naturalmente toma azúcar y lo convierte en grasa.
Lo que este equipo científico logró usando técnicas de biología sintética fue modificar los genes de una cepa de E. coli para que en lugar de grasa el azúcar se convierta en moléculas de combustible sintético.
Químicamente este biocombustible es muy parecido al diesel, lo cual sería una ventaja frente a la mayoría de variedades de biodiesel o bioetanol derivados de aceites vegetales que ya se generan, que no son totalmente compatibles con las máquinas que ya usamos y tienen que mezclarse con petróleo para poder funcionar.
El combustible producido por la bacteria E. coli modificada es distinto porque sí sería compatible con la infraestructura ya existente, según los autores de la investigación.
La idea es que los fabricantes de autos, los consumidores y los vendedores de combustible no notarían la diferencia: sería simplemente una parte más de la cadena de producción de combustible, le dijo a la BBC el profesor John Love, académico de biología sintética de la Universidad de Exeter.
Aún así, el día en que podamos llenar los tanques de nuestros vehículos con este biocombustible está lejos, puntualiza Morelle, ya que ahora mismo se requieren 100 litros de bacterias para producir apenas una cucharilla de combustible sintético.
Los científicos dicen que ahora están trabajando en hacer el proceso de producción más eficiente.
RETOS FUTUROS La demanda global de energía está creciendo y la idea de un combustible que pueda ser independiente tanto de las fluctuaciones internacionales del precio del petróleo como de la inestabilidad política es una posibilidad cada vez más atractiva, dijo Love.
La investigación para la creación de este combustible fue financiada por la compañía petrolera Shell y por el centro de investigación británico Biotechnology and Biological Sciences Research Council.
Según la corresponsal Rebecca Morelle, existe actualmente un impulso internacional para aumentar el uso de biocombustibles en todo el mundo.
La Unión Europea tiene por objetivo para 2020 que un 10% del combustible usado para el sector del transporte provenga de biocombustibles producidos a partir de cosechas, considerados una alternativa más ecológica que los combustibles fósiles.
Sin embargo, los críticos cuestionan su eficacia al argumentar que producir y procesar las cosechas necesarias para generar biocombustibles emite mucho dióxido de carbono en la atmósfera.
Según el consultor especialista en biocombustibles Geraint Evans, ese impacto ecológico en la producción de biocombustibles también tendría que ser estudiado en el caso de una potencial producción a partir de bacterias.
En referencia a los resultados del equipo de Exeter Evans dijo que abre el abanico de fuentes potenciales que se pueden usar para general diesel pero todavía hay que estudiar cuidadosamente su sostenibilidad.
No es una solución mágia pero sí otra herramienta en nuestra caja, le dijo a la BBC.