Dos equipos científicos han obtenido el mapa tridimensional más completo hasta la fecha del corazón de la Vía Láctea, un desconocido y poco comprendido conglomerado de 10.000 millones de estrellas a unos 27.000 años luz de la Tierra.
Uno de los principales hallazgos de este doble estudio es la confirmación, como preveían algunos modelos, de que el bulbo de la Vía Láctea, dependiendo del ángulo, tiene forma de cacahuete (maní) o de X, explicó en un comunicado el Observatorio Austral Europeo (ESO), situado en La Silla (Chile).
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Los astrónomos creen que hace miles de millones de años la Vía Láctea era tan solo un disco de estrellas que formó una barra plana hasta que su interior colapsó, generando esa forma tridimensional en forma de cacahuete que revelan estas observaciones.
El bulbo de la Vía Láctea, una de las zonas más importantes y más masiva de la galaxia, es una región del espacio poco conocida porque se encuentra oscurecida por densas nubes de gas y polvo.
Las estrellas que hemos observado parecen estar moviéndose a lo largo de los brazos del bulbo en forma de X, ya que sus órbitas van de arriba a abajo y fuera del plano de la Vía Láctea. ¡Todo encaja perfectamente con las predicciones de los últimos modelos!, destaca el chileno Sergio Vásquez, líder de uno de los equipos.
El grupo de científicos de Vásquez, doctorando de la Universidad Católica de Santiago de Chile, se dedicó a comparar imágenes del telescopio MPG/ESO obtenidas con once años de diferencia.
Así pudieron medir los pequeños desplazamientos de las estrellas del bulbo y, combinando estos resultados con sus movimientos con respecto a la Tierra, calcularon la trayectoria en tres dimensiones de más de 400 estrellas.
Es la primera vez que se obtiene un número tan grande de velocidades en tres dimensiones para estrellas individuales de ambos lados del bulbo, afirma Vásquez.
El otro equipo de astrónomos, del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (MPE) en Garching (Alemania), recurrió a un sondeo del Telescopio VISTA situado en el Observatorio Paranal del ESO en Chile para identificar y situar con mucha precisión 22 millones de estrellas rojas gigantes.
Christopher Wegg, autor principal de este estudio, explicó que a partir de esta distribución estelar se puede trazar un mapa tridimensional del bulbo galáctico.
Descubrimos que la zona interior de nuestra galaxia tiene forma de cáscara de cacahuete si la miramos desde un lado, y si la mirásemos desde arriba tendría una forma de barra muy alargada, añade Ortwin Gerhard, coautor de este estudio.