Un reptil muy raro, con protuberancias en su cara, deambuló el vasto y apartado desierto hace unos 260 millones de años.
El descubrimiento de estos nuevos fósiles en el norte de Níger, África, fue descrito en la publicación científica Vertebrate Paleontology.
La peculiar criatura pertenece al nuevo género de los pareiasáuridos criaturas comedoras de plantas que florecieron durante el período Pérmico.
Al espécimen, del tamaño de una vaca, se lo llamó bunostegos, lo que significa techo lleno protuberancias.
Durante el período Pérmico, la Tierra estaba dominada por un sólo continente, llamado Pangea.
La vida vegetal y animal se dispersó por todo su territorio, tal y como se documenta con fósiles de especies idénticas encontradas en múltiples continentes modernos.
Pero la nueva investigación hecha por un equipo internacional sustenta la idea de que había un desierto aislado en medio de Pangea con animales particulares.
LAS MÁS GRANDES La mayoría de los pareisáuridos tenían protuberancias óseas en sus cráneos. Sin embargo, el bunestegos tenía las más grandes, nunca antes vistas, en este grupo común hace unos 266 a 252 millones de años.
Es probable que estas protuberancias fueran cuernos cubiertos de piel, como los que tienen las jirafas modernas en sus cabezas.
No lo podemos asegurar, pero es muy posible que las protuberancias óseas del cráneo de los pareiasáuridos no tuvieran una función protectora, le dijo a la BBC Linda Tsuji, de la Universidad de Washington en Seattle, Estados Unidos.
Ellos varían notablemente en tamaño y forma, con algunas especies que no tienen protuberancias prominentes. Es por eso que pienso que eran puramente ornamentales. Probablemente sirvieron para el reconocimiento inter-específico (entre especies) o intra-especifico (dentro de especies).
La doctora Tsuji y sus colegas realizaron un análisis que mostraba que los bunostegos estaban más relacionados a unos pareiasáuridos más antiguos y primitivos.
Esto los llevó a concluir que su linaje genealógico estuvo aislado durante millones de años.
CORRAL CLIMÁTICO Las condiciones climatológicas pudieron haber conspirado para acorralar a los bunostegos, junto con muchos otros reptiles, anfibios y plantas, y mantenerlos en la zona céntrica y árida del super continente.
Nuestro trabajo apoya la teoría de que Pangea central estuvo climatológicamente aislada, permitiendo que persistiera hasta la última parte del Pérmico ejemplares de una fauna única, señaló Christian Sidor, coautor del ensayo.
Esto sorprendió a los científicos, porque en zonas fuera de la región central muestras fósiles que evidencian un intercambio regular de la fauna.
Los datos geológicos muestran que Pangea central era extremadamente seco, desalentando a algunos animales a cruzarlo, mientras que mantenía a aquellos que vivían dentro alejados de la idea de salir.
El largo período de aislamiento bajo estas condiciones le dio al linaje de los bunostegos tiempo para evolucionar en su forma única.
Mucho de lo que fue Pangea Central permanece inexplorada por paleontólogos.
Es importante continuar investigando en estas áreas poco conocidas, recalcó Tsuji.
El estudio de fósiles de lugares como el norte de Níger ofrece un panorama más completo del ecosistema durante la era Pérmico.