Muchos padres observan cómo sus hijos adolescentes se quedan pegados a sus consolas de videojuegos y pantallas de computador, preocupados por su futuro. Pero las madres de Henrique Dubrugras y Pedro Franceschi ya no se preocupan por eso.Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Los dos adolescentes brasileños solían pasar cerca de un tercio del día frente a las pantallas, pero para ellos eso resultó productivo. Y si bien hay un montón de empresarios de internet que comienzan bastante jóvenes, su historia se destaca.
Con 19 años cuentan con un exitoso emprendimiento, Pagar.me, que emplea a 30 personas, factura anualmente varios millones de dólares y se ganaron becas de la Universidad de Stanford.
Programadores amateur
Cuando Henrique tenía 12 años, era un gran seguidor del juego Ragnarok. Como sus padres no estaban dispuestos a pagar por la versión Premium, Henrique comenzó a programarla él mismo. “Yo solía hacer mis propios servidores, así que no tuve que pagar por la versión original”, cuenta.
Posteriormente se las ingenió para lograr ganar dinero con sus habilidades. Al principio sus padres estaban un poco asustados, creyendo que estaba apostando en línea. Pedro Franceschi, cofundador de Pagar.me, comenzó aún más joven, jugando con el software desde los 9 años. “Los dos empezamos a programar como una forma de lograr cosas que queríamos”, dice.
Pedro quería usar el nuevo ciberasistente de Apple, Siri, pero este sólo hablaba inglés. A la edad de 15, se las había arreglado para hacer que Siri hablara portugués. Cuando tenían 16 y 17, los dos adolescentes se conocieron por Twitter.
A diferencia de la típica charla de adolescentes sobre música o fútbol, en su primer encuentro debatieron sobre los méritos de los diferentes programas de edición de texto para programación.
Pronto se dieron cuenta de que sus ambiciones y sueños eran más parecidos que diferentes. “Fue entonces cuando comenzó nuestra amistad. Pedro comenzó a usar mi editor de texto. Gané la discusión y gané un socio”, dice Henrqiue.
En esa época Henrique vivía en Sao Paulo, pero Pedro estaba a más de 400 kilómetros de distancia, en Río de Janeiro, así que inicialmente la asociación desarrolló en línea.
Henrique Dubrugras (a la derecha) y Pedro Franceschi planean manejar el negocio desde California, donde estudiarán en Stanford University. (BBC)
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Invítame a salir
Por esa época también se enfrentaban a los mismos problemas que históricamente han afectado a los adolescentes durante generaciones. “¿Qué pasa si invito a una compañera de clase a salir y ella dice que no? Va a ser difícil incómodo seguirla viendo todos los días después de eso”, dice Henrqiue, explicando el viejo dilema.
Asistió a una hackathon y a su equipo se le ocurrió una aplicación basada en Facebook: AskMeOut (InvítameASalir). Como Tinder, la plataforma le dio a los jóvenes románticos la oportunidad de mostrar interés en alguien y ver si es correspondido, sin arriesgar el rechazo cara a cara. El equipo de Henrique ganó el primer premio y 50.000 reales (unos US$ 13.200).
Pero Henrique se dio cuenta de que los hombres y las mujeres (¿o niños y niñas?) estaban usando la aplicación de distintas maneras: mientras las mujeres eran más exigentes, los hombres la utilizaban para hacer clic a cuanta fémina se le apareciera en la lista.
Su solución fue cobrarles a los usuarios masculinos. Y al tener que pagar cada “me gusta”, estos se hicieron más selectivos.
AskMeOut fue un éxito, pero Henrique quería un mejor sistema de pago para ella.
Por suerte fue entonces cuando conoció a Pedro. Hicieron una lluvia de ideas y en ese momento Pagar.me comenzó a evolucionar.
Hoy Pagar.me maneja pagos por valores que alcanzan millones de reales al año, ha ganado una serie de premios y atrajo 1 millón de reales de inversionistas extranjeros (unos US$264.000).
Cerca de 30 personas trabajan en el equipo de Dubrugras y Franceschi. (BBC)
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Adolescentes “normales”
En resumen, la plataforma ofrece una forma barata y sencilla para que los clientes paguen por productos en línea, que combina el bajo costo de un servicio de terceros como PayPal con la simplicidad de pagar directamente en el sitio del proveedor sin tener que conectarse a otro sistema.
Pagar.me cobra una comisión de 1,5% en cada compra más un impuesto de medio real. Los clientes también pagan una comisión a los socios de pagar.me que oscila entre 3% y 5%.
“La gente no creía que pudiéramos crear un producto tan innovador”, dice Henrique.
El joven admite que no habría sido posible sin el equipo adecuado, o el apoyo de mentores y de sus familias.
Las 30 personas que trabajan en Pagar.me tienen entre 16 y 45 años. Sin embargo, según los fundadores, su relativa juventud no ha afectado a su relación con el personal.
“Creemos que los buenos líderes son los que logran sus objetivos, junto con su equipo. No es una cuestión de género, calificaciones o edad”, dice Henrique.
“Dirigir una empresa es un camino lleno de obstáculos, pero tenemos la suerte de que en los momentos difíciles hemos sido guiados por personas a las que admiramos. Esto nos ahorró un montón de tiempo durante la evolución de la compañía”, añade.
A pesar de la magnitud de su éxito, Henrique no se siente tan diferente a los de su edad.
“En realidad, todavía somos adolescentes. Nos gusta jugar videojuegos y salir con amigos. Creo que es cada vez más común que las personas persigan sus ambiciones en su juventud. Somos sólo dos personas comunes y corrientes con un negocio”.