En 2008, un usuario japonés de The Cryptography Mailing List que se hacía llamar Satoshi Nakamoto compartió la idea de un sistema para generar un activo digital que no existiese en formato físico, una moneda descentralizada e independiente que no tuviera que rendirle cuentas a los bancos, gobiernos u otras entidades financieras para su regulación o emisión. Este concepto terminaría convirtiéndose en una realidad y adoptaría el nombre Bitcoin, siendo así la primera criptomoneda en popularizarse.
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Las criptomonedas surgen como una alternativa en medio de la crisis financiera que se vivía en Estados Unidos y varias partes del mundo en la época en la que se idearon. Estas divisas funcionan mediante la cadena de bloques o blockchain, un sistema en el que se registran todas las operaciones realizadas con las unidades de una criptomoneda desde su creación. Para existir, este libro contable gigante opera a través de una red de nodos, poderosas computadoras que se encuentran en diversas partes del planeta, usando la tecnología Peer-to-Peer, la misma que utilizan programas como uTorrent o Ares.
Estas máquinas trabajan sin descanso para resolver complejas operaciones matemáticas que permiten validar todas las transacciones realizadas con criptomonedas. Cuando lo hacen, reciben una cantidad de estos activos como recompensa y es así como se van emitiendo más unidades. A este proceso se le conoce como minería de criptomonedas, una actividad vital para el funcionamiento de las divisas más populares del mercado como son Bitcoin, Binance Coin y Ethereum, pero que ha sido criticada por activistas ya que impacta negativamente en el medio ambiente por su alto consumo de energía eléctrica y consecuente emisión de carbono.
Gracias al sistema que usan para funcionar, es prácticamente imposible que un hacker pueda modificar la red a su antojo ya que todas las operaciones se validan mediante una votación. Sin embargo, la razón por la que muchas eminencias del mundo financiero y tecnológico tienen en la mira a las criptomonedas es por su volatilidad. El valor de estas divisas es otorgado por el mismo mercado y su ley de oferta y demanda, por lo que su precio puede subir y bajar exorbitantemente varias veces durante el día ya que no hay una entidad reguladora que las respalde.
Si bien este es el principal argumento de sus detractores, lo cierto es que las criptomonedas comienzan a ser aceptadas por más empresas y agentes varios en el mundo con el pasar del tiempo. Divisas como el Bitcoin ya son aceptadas como forma de pago por BBVA, PayPal y MasterCard por lo que, sumado a los proyectos financieros que involucran a estos activos digitales en países como El Salvador, es un hecho que el futuro que le espera a este mercado es prometedor mientras la inversión se realice con sumo cuidado y con la información necesaria para tomar una decisión correcta.
Con un valor de decenas de miles de dólares en la actualidad, las criptomonedas se han convertido en la bendición de personas que necesitan enviar dinero a otras partes del mundo rápidamente, pero también en un dolor de cabeza para diversos gobiernos como China, que ya han emprendido medidas para limitar las operaciones que se hagan con estas divisas en su territorio.
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