La Torre Uno del nuevo World Trade Center en Nueva York, con sus 541 metros de altura, se yergue orgullosa sobre Manhattan. Desde mayo se coronó como el rascacielos más alto del mundo occidental.
Es un faro de la esperanza en esa silueta clásica, un símbolo de modernidad y un vistazo al futuro. Sin embargo, este flamante edificio tiene sus raíces en un mundo perdido en la noche de los tiempos. La Torre Uno, como todos los otros rascacielos de Nueva York, tiene sus cimientos en el pasado lejano.
Aunque los grandes edificios parecen dominar a Manhattan, realmente están agrupados en dos áreas: Downtown, el centro financiero de la ciudad, y Midtown, donde está el Empire State Building.
Para entender cómo esta silueta moderna llegó a ser lo que es y por qué los edificios están amontonados así, hay que mirar para abajo, o para arriba.
LA ROCA GRIS El catedrático Iain Stewart, geólogo de la Universidad de Plymouth, ha estado haciendo precisamente eso para la serie documental de la BBC Rise of the Continents, y encontró que acudiendo a la geología se encuentran las claves para entender como el pasado dicta la forma del Nueva York de hoy.
Los rascacielos neoyorquinos están construidos en dos grupos distintivos por una muy buena razón, que está enterrada debajo de cada uno de ellos, señala Stewart.
Bajo las concurridas calles de la isla, entre los cimientos de esos gigantes, Stewart buscó una aparentemente inocua roca gris, conocida como el esquisto de Manhattan.
Entender las condiciones bajo las cuales se formaron los minerales que componen esas rocas, particularmente a qué temperatura y profundidad ayuda a explicar la silueta de Manhattan y también a revelar la historia de América.
SUPERCONTINENTE Stewart estaba en pos de un mineral en particular: cianita, un bello espécimen azul, porque sabemos que sólo se forma en profundidades muy profundas y intensa presión.
La presencia de ese mineral revela que el esquisto de Manhattan fue comprimido bajo una presión increíblemente alta hace más de 300 millones de años.
El esquisto se formó cuando dos enormes masas terrestres se unieron para formar un supercontinente llamado Pangea.
Este continente gigante estaba hecho de toda la tierra del planeta y, en ese tiempo, el Nueva York actual habría estado muy cerca del centro.
Cuando las dos masas de tierra convergieron, las rocas que estaban en los márgenes se aplastaron como un acordeón, formando montañas.
Los minerales nos dan una indicación muy clara de que esas rocas se formaron en grandes profundidades en el fondo de una cordillera, le explica a la BBC Charles Merguerian, geólogo de la Universidad Hofstra de Nueva York.
Las antiguas montañas de Nueva York probablemente eran tan altas como el Himalaya: es increíble imaginarse montañas 15 veces más altas que el rascacielos más alto del Manhattan de hoy en día, dice Stewart.
FRAGMENTOS DEL PASADO Por estar debajo de una cordillera tan enorme, el esquisto de Manhattan es excepcionalmente duro.
El supercontinente que hace todo ese tiempo envolvió a Nueva York eventualmente se desintegró. 100.000 millones de años más tarde, las partes que componían Pangaea iniciaron sus arduos viajes para convertirse en los continentes que vemos ahora.
Tras la separación, fragmentos del desaparecido Pangaea quedaron rezagados, ahora encallados en la moderna metrópolis de Manhattan, como un esquisto muy duro.
Cuando uno camina por Central Park, ve niños jugando, parejas tomando el sol y familias haciendo picnics sobre las rocas que sobresalen en la superficie del parque.
Esas rocas son esquisto de Manhattan, parte del antiguo supercontinente, fragmentos de Pangaea que quedaron cuando el continente se quebró. Son apenas muestras de lo que está bajo la superficie en abundancia en Downtown y Midtown.
Y son esos fragmentos de roca muy dura los que proveen los cimientos perfectos para los edificios más altos de Nueva York.
BASES SÓLIDAS En los lugares en los que hay esquisto de Manhattan cerca de la superficie se puede construir alto.
En otras partes, la erosión se llevó los rastros del antiguo continente y el suelo no puede soportar tales rascacielos, así que los edificios son menos altos.
La geología es la que dicta la silueta de Nueva York, le dice Merguerian a la BBC.
La Torre Uno del World Trade Center es el ícono más reciente de la majestuosa silueta de Nueva York, una silueta que se convirtió en un símbolo del mundo moderno a pesar de que sus orígenes tienen sus raíces en un mundo que desapareció hace mucho, mucho tiempo.