Por una vez, a Oliver Kaplan, un chico de 22 años que vive en Manchester, Inglaterra, no tener mucho dinero en el banco le vino bien. Utilizar una de sus aplicaciones de viaje favoritas pudo haberle costado muy caro.
Kaplan terminó de trabajar y, como suele hacer, arregló para encontrarse con unos amigos en un pub a tomar unas cervezas. Usuario habitual de Uber, el servicio de transporte, pidió un auto para que lo llevara de Buxton Inn al Witchwood, un pub distante del otro a 6,5 kilómetros, en las afueras de Manchester.
El auto llegó y se subió. Kaplan viajó esos 15 minutos con un destino cervecero sabiendo que, tal como le informaba la app, el viaje le saldría unas diez libras. Impecable.
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Terminado el viaje Kaplan llegó a destino, se tomó sus cervezas con sus amigos, volvió a su casa, y se fue a dormir. A la mañana siguiente se despertó -dice- con resaca, y el malestar no mejoró luego de ver un mail de Uber donde le informaba que había intentado debitar 35.000 libras (más de US$38.000) de su cuenta para pagar el viaje, que Kaplan no tenía los fondos suficientes, y que por favor resolviera el tema.
“Fue un viaje de 15 minutos como mucho, y la app decía que la tarifa sería entre 10 y 11 libras, cobradas a mi tarjeta de crédito. Pero cuando me desperté con resaca al día siguiente, lo que menos esperaba era un cobro por más de 35.000 libras”, le dijo Kaplan al Manchester Evening News.
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Kaplan se contactó con el servicio de ayuda de la app, buscando una solución: claramente se trataba de un error. Al principio, la persona de Uber que lo atendió tampoco entendía qué pasaba, hasta que después de analizar el caso se dieron cuenta que por algún motivo la aplicación había tomado como destino a Australia, y no Manchester.
Uber corrigió el error y le cobró lo esperable (algo más de 10 libras), y pidió las disculpas del caso. No queda claro, no obstante, por qué la app admitió un viaje claramente imposible (aunque hubiera querido, el chofer no podía llevar a Kaplan en auto a Australia, a 17.000 kilómetros de distancia) y cómo tampoco registró que ese viaje no se había realizado completo, ya que a los 15 minutos de iniciado el conductor debió consignar que había dejado a Kaplan a punto de tomarse lo que pudo haber sido la cerveza más cara de su vida.
GDA / La Nación / Argentina
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