CHICAGO. Irwin Weiner se sentía tan bien después de ser operado del corazón pocas semanas antes de cumplir los 90 años que al ser dado de alta del hospital hizo una escala camino de su casa para comer un emparedado de pastrami. Dorothy Lipkin bailó después que le insertaron una nueva cadera a los 91 años. Y a los 94, William Gandin maneja hasta el hospital para su tratamiento de cáncer.Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
El ex presidente estadounidense Jimmy Carter no es el único adulto mayor que se ha sometido a un tratamiento médico riguroso. La edad avanzada ya no es un impedimento automático para terapias agresivas, como las que atacan formas de cáncer, las de reemplazo de articulaciones o algunos trasplantes de órganos.
En muchos casos, el adulto mayor recibe el mismo tratamiento que se imparte a gente de la edad de sus nietos, aunque con objetivos muy diferentes.
“Muchos pacientes ancianos no desean necesariamente muchos años, sino calidad de vida”, explicó el Dr. Clifford Kavinsky, cardiólogo en el Centro Médico de la Universidad Rush (EE.UU.). “Quieren que el tiempo que les queda sea de alta calidad. No quieren depender de su familia ni terminar en un asilo”, agrega.
El tratamiento para Carter, de 91 años, incluyó cirugía, radiación y un nuevo medicamento para el cáncer -con menos efectos secundarios que la tradicional quimioterapia. Parece dar resultado, pues Carter anunció el 6 de diciembre que no presenta signos del melanoma que le detectaron en agosto.
La población nonagenaria casi se triplicó en las décadas recientes y se cree que esa tendencia continuará. Muchos enfrentan más de una enfermedad relacionada con la edad y no les conviene una terapia agresiva, que a menudo costosa. Pero muchos otros permanecen suficientemente robustos como para intentarla.
Lipkin, de 93 años, se sometió a reemplazo de cadera hace dos años en el área de Filadelfia. La artritis le dificultaba caminar. Había sido buena bailarina en su juventud y había tratado de mantenerse activa, de modo que su médico le recomendó la operación.
“De otro modo iba a estar en silla de ruedas el resto de mi vida”, afirmó. Poco después filmó un video en que baila para demostrar lo bien que convalece.
Durante el invierno vive en la Florida, camina por lo menos media hora diaria y lleva “una vida normal”.
Lipkin dijo que someterse a una operación grande a su edad debería ser una decisión individual.
Los médicos están de acuerdo. Algunos nonagenarios están en mejor estado que algunos sexagenarios, pero aclaran que hay que tener en cuenta otros factores.
En el Centro Oncológico MD Anderson, en Houston, los pacientes de mayor edad son evaluados por especialistas en geriatría para asegurarse de que puedan tolerar los tratamientos agresivos. Evalúan la salud física y mental, así como el apoyo familiar o social. “Creemos que el tratamiento del cáncer no debe estar limitado por la edad”, sentenció la Dra. Beatrice Edwards.
Fuente: AP